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Carta a Eunice Castro, de Yo


Montevideo, jueves 18 de Junio de 2009.
Querida Eunice:

Estuve pensando mucho en vos y en mí. Es decir en los dos. La última vez que escribí de ti en este semanario (y fíjate que te hablo con la fineza de un rochense, o la misma fineza de Puglia), te confesé mi amor. Te pedí una oportunidad. Si, fue en este mismo semanario cuya tapa mostró el jueves Cristian Font en Bien Despiertos. Había que aclarar que Lacalle no habló bien de Tabaré en materia política, sino en materia humana, pero no fue para ayudar un poco más al candidato blanco como muchos piensan.
Volviendo a vos y a mí, te pido una nueva oportunidad. Una oportunidad tal como le dieron en Canal 12 a Maxi de la Cruz para demostrar que puede dejar de hacerse el pendejo, y de repetir tantas muecas como palabras que pronuncia. Claro que, por más traje, corbata y seriedad que quiera demostrar, todavía habla como un nene de quince años cuando masca un chicle en el recreo. Pero la idea es que él puede conducir un programa solito, porque a vos no te cuento como conductora.
Esto último es porque para mi contás como mujer, mi querida Eunice. Así como Núbel cuenta como meteorólogo; Jorge Traverso como periodista y los de la Iglesia Dios es Amor, dónde todos hablan como exiliados brasileros en pedo luego de tomar guaraná, como chantas.
Para estar cerca de vos me anoté en el “Casting de la Tele” en su versión Uruguay. Bueno es que se aclare que es la “edición” uruguaya, así como hay una edición platino de los libros de Cátedra. Esto es para que no nos confundamos con los argentinos, no sea cosa que nuestra televisión, y en particular Canal 12, parezca una repetidora de algún canal del país vecino. Tengo novia, pero igual me la juego por vos. Ella no se parece en nada a esa Eunice que quiero con mi alma. Mi novia sabe hacer coincidir en tiempo y número al verbo con el sujeto cada vez que habla. Eso es algo que vos tan maravillosa y graciosamente aún no podés coordinar y más me hace enamorar.
Pensé en deshacerme de ella y hacerme famoso a la misma vez. Primero lo iba a hacer tal como vos hiciste para sacarte de encima a tu ex esposo, lo que te sirvió para saltar al estrellato.
Procuraría que se enamorara de Humberto de Vargas, pero después de escucharlo anunciar la telenovela “Lo que queremos las mujeres”, dudé un poco de su sentido común para aceptar anunciar con esa voz de macho recio y decidido, una frase tan femenina. Bueno, era casi igual como cuando él se ponía a chillar en sus programas de ayuda social.
Más tarde pensé en que Rafael Villanueva se levantara a mi novia y así yo quedaba libre para vos. Pero no sé cómo hacer
para darle un poco de gracia a ese muchacho y que mi novia se enamore de él. Entonces dije, “zas”, me anoto en “El Casting de la Tele” (“edición Uruguay”), y me acerco a Eunice. También me haría famoso y desde Mercedes, la Tía Yeya diría “que plato mi sobrino”. Pero dado el gran nivel del jurado, con un “humorista” ex murguero que sólo es recordado por un personaje, un director de teatro marketinero y una cantante buena, pero ilustre desconocida, pensaba que bien podría fritar tortas fritas y era lo mismo. Me presenté con mi mayor habilidad: la de hacer hablar a mi ombligo apretando mi panza. No son pedos, no pienses mal. Me dijeron que sería peligroso para la continuidad de Maxi como conductor y me sugirieron que llevara mi ombligo a Canal 4, donde podría hacerle la voz en off a la de “Guía Show”.
Luego pensé en imitar a Maxi y a vos en la conducción del programa, ya que sería un toque
humorístico y a ustedes les encantaría. Entonces escribí un libreto que sería algo así. Primero aparecería yo haciendo de Maxi, hablando medio entreverado y rápido, igual que cuando conducía el club de las “Tortugas Ninjas”. Luego te imitaría a vos y me ganaría los aplausos. “Hola, yo Eunice conducir con Maxi programa éste, donde podés famoso ser”, exagerando apenas un poco la conducción de tus primeros dos programasDespués iba a comentar algo bien ridículo, como que el premio era un televisor “James”, una estufa a kerosén y una caldera de teflón. Lo de “James” era lo mejor. Luego, seguro seguro,
pasaré a ser tan famoso tal como dicen ustedes a cada participante de su “Excelente” programa. Ese es seguro el sueño de todo ser humano. El uruguayo medio sólo piensa en tres cosas: el mate, entender como funciona el boleto de dos horas con la tarjeta y en triunfar en nuestra gran e iluminada televisión nacional.
Quisiera, ahora que Martín adelgazó lo suficiente como para colgar muchas fotos suyas en el “Facebook”, invitarte por este medio a salir una noche a pasear. Miraremos vidrieras y te prometo que te llevaré bien lejos de una biblioteca.

Publicado en el Semanario Voces Número 214 (jueves 18 de junio de 2009) en mi columna "Esa Caja Boba que nos trata como Idiotas". Foto portada de la revista "Sábado Show". Fuente www.elcanal.com

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