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“La Cocina del Show” y la comida que nos comemos

ESA CAJA BOBA QUE NOS TRATA COMO IDIOTAS



Por Matías Rótulo

Marcelo Tinelli fue siempre un trasgresor que rompió los moldes de una televisión acartonada, opaca y aburrida. Hoy reafirma la ruptura dándonos nada. Y con “nada” estamos seguros que la audiencia uruguaya es feliz.

¿Qué hacía el conductor de un programa argentino en Uruguay, en la fiesta de lanzamiento de la programación de Canal 12? No hacía nada. Nada nuevo, como la fiesta de lanzamiento de la programación de Canal 12. Un par de gerentes que dicen que se preocupan del público, algunas de sus estrellas comiendo cosa ricas, y yo desde mi casa mirando nada. Una nada traducida en algunas novedades y películas anunciadas a todo color y para la mayor audiencia, con una locución rimbombante y musicalizada con espectacularidad. Si utilizáramos esas técnicas para entretener, educar, y colaborar con la cultura, tal vez no sea necesario ver programas como “Esa boca es mía”, pues la gente se motivaría para encontrar respuestas en otros lugares, y no en la filosofía popular y griterío generado por un grupo de panelistas iluminados con los focos de un estudio de televisión. El conductor que estaba en la fiesta de “La Tele” era Mariano Iúdica: obsecuentes a Marcelo Tinelli, movilero de ‘’Este es el Show”, y conductor de “La Cocina del Show”. Ambos programas se dedican a resaltar las virtudes de Tinelli como persona, conductor, productor, patrón, Dios, empresario, locutor, machista, sexista, amo y señor de la pantalla chica, goma, cabezón, y ejemplo a seguir por unos cuantos conductores televisivos uruguayos que intentan imitar esa forma tan graciosa de comunicar. Canal 12 invitó a Iúdica por ser una de las caras visibles de su programación. Iúdica es un actor (de cámaras ocultas y otras cosas sin relevancia), devenido en movilero que nos muestra el detrás de cámara de cualquier cosa que se haga con cámaras (como nuestro Rafael Villanueva pero a tiempo completo), que no tiene empacho de explicar el funcionamiento de la televisión que tanto conoce, cosa de no agarrar desprevenido al televidente, y así evitar reclamos. Con esto nos anuncia que no se trata más que de un negocio, donde los que ganan son ellos y los que pierden son los que están mirando. Conduce los sábados por la tarde, un programa que lo que nos dice de una forma muy directa es que tenemos de ver “Bailando por un sueño”. El programa trata de eso. Mientras el concurso de baile se emite, “La Cocina del Show” es un riñón del ciclo conducido por Tinelli, cuando no está el concurso durante el verano, también se habla de Bailando por un Sueño y sus personajes, para que no nos olvidemos de los infelices que somos mientras nadie baila un ratito en el medio de peleas que rozan el más feroz canibalismo televisivo.

Nada para cocinar

Canal 12 invitó a Iúdica para recordarnos que la televisora tiene un programa al aire, los sábados de tarde, comprado a la productora de Tinelli “Ideas del Sur”, y para hacernos ver, al traerlo de paseo por aquí, que existe un programa de televisión que es considerado una de las apuestas fuertes de Canal 12. Parece un trabalenguas pero menos se entiende el por qué de la existencia de La Cocina del Show. En la fiesta también estaba la compañera de conducción de Iúdica, Sofía Zámolo, y hasta el productor del programa “Peter”: otro invento de retroalimentación de Tinelli que ya no sólo nos dice que esto es un negocio y nos hace partícipes de ese negocio sin ganar un peso pero mostrándonos la interna de la producción de los programas de televisión, sino que también nos afirma que la televisión ya no necesita estrellas, sino productores atrevidos que se animen a revolcarse detrás de una chica, preferentemente modelo, y que preferentemente sea concursante de Bailando por un Sueño. Es como si yo hablara en esta columna únicamente de temas internos: de los armadores de esta página, del operario de la impresora, y del director del Semanario para alcahuetearlo un poco, como hacen los empleados de Marcelo con Marcelo. De hecho, no me vale la pena alcahuetear al director del Semanario Voces porque no tiene la plata de Marcelo, ni la fama, y en vez de tener unas cuantas modelos al lado de él trabaja con Daniel Feldman y Hoenir Sarthou que en lo particular no me despiertan ningunas ganas de conquistarlos. Dicho esto de la interna, tengo que explicar de qué se trata La Cocina del Show. Se trata de hacer un programa con nada. Un programa que dura cuatro horas. Invitan un famoso, o dos, o diez, o gente que no es famosa, la hacen desfilar, y se ponen a bailar al aire durante diez minutos como si estuvieran en un boliche. Un sábado de diciembre cronometré el tiempo del baile y fueron 8:05 minutos, antes que alguien abriera la boca para decir algo. Lo próximo que se dijo luego del baile fue el anuncio de unos fideos que la “señora debe comprar porque son riquísimas”. Hace pocas semanas agregaron una especie de telenovela donde el protagonista es el productor y algunas estrellas de Bailando por un Sueño. Pero lo que importa de la telenovela no es la telenovela, sino ver cómo se hizo la telenovela, mostrar los errores, y reírse de eso. La última gran novedad, es que a partir de este mes, las invitadas (no sin antes de desfilar, mover las caderas, inventarle algún romance, y aprovechar para que se peleen con alguien), deben dejar una bombacha, que será puesta dentro de una copa, que a su vez estará en una vitrina. El sábado pasado, tras eso, cuatro niñas de seis años vestidas de caperucita hicieron un baile muy cómico acorde a su edad. Hasta que en un momento se dieron vuelta, comenzó a sonar un reggaetón, se sacaron la capa roja cuál striptease, y comenzaron a hacer el “perreo” con trajecitos que bien podrían vestir cualquiera de las chicas que dejan su bombacha en una taza como premio. Esa es “La Cocina del Show”. Esa inversión de Canal 12 que nos invita a cocinarnos nuestro cerebro cada sábado, pensando, pensando, pensando, en nada.


Publicado en el Semanario Voces el jueves 14 de abril de 2011

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