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Un manicomio en pleno 18 de Julio


Por Matías Rótulo (Publicado el 16 de abril en La República)


La situación, según las autoridades, se repite en varias zonas de la ciudad. En la zona de la Facultad de Derecho, las madrugadas se vuelven hostiles, aunque según aseguran los vecinos, “ellos, están en la suya” y molestan porque “ensucian o gritan y nada más”. LA REPÚBLICA comprobó esta situación y dio cuenta a las autoridades correspondientes que ahora procurarán hacer un seguimiento. Más de una decena de personas deambulan en la zona, sin responder a preguntas, solas o en grupos de a dos, sucias, y a veces sin percatarse que están en el medio de la principal avenida en las desoladas madrugadas. El gobierno prepara políticas para atender a personas en situación de calle, que consumen drogas y que además tienen problemas psiquiátricos.

El asfalto comienza a perder las pisadas de la gente y las ruedas de autos y ómnibus que transitan frenéticamente cada día por 18 de Julio y las calles que la van trozando. La tarde comienza a dibujar en el techo de la avenida las luces que se encienden mientras los comercios empiezan a cerrar. La Universidad inicia el proceso de vaciamiento hasta el otro día. Pero en 18 de Julio otra historia comienza a escribirse. Parecen en su mundo, con la mirada perdida, sucios, flacos, a veces gritan y bailan en el medio de la avenida. Corren, gritan, se enojan y se tiran al piso en posición fetal, se arrancan los pelos y siguen caminando. Uno cantaba “Lei it be” e insultaba a Paul McCartey “Paul, no vengas Paul”, reclamaba de inmediato, tras el insulto que no reproduciremos.

Encerrados
No muestran la droga, pero los dedos quemados revela que la pasta base pasó por sus gargantas, ahorcándolos hasta perder la conciencia.
El Secretario General de la Junta Nacional de Drogas Julio Calzada, adelantó a LA REPÚBLICA que se está trabajando de manera interinstitucional para atender a las personas que consumen drogas pero que además tienen alguna patología psiquiátrica. A las autoridades nacionales les preocupa las consecuencias que trae aparejado el consumo abusivo de drogas, entre ellas  las consecuencias a nivel mental de los adictos. La pasta base de cocaína provoca una rápida adicción y genera graves consecuencias en el sistema nervioso. Se consigue a bajo precio y está constituida de potentes químicos que afectan la salud del consumidor. En la zona “no sabemos quién la vende, porque tampoco sabemos de dónde vienen ellos, los locos” explicó Leopoldo, guardia de seguridad de la zona.

Situación crítica
Están libres, pero encerrados en su propia situación. Intentamos hablar con uno de ellos, pero se puso a llorar. “Son siempre así, no le pegan a nadie, no roban, no por lo menos acá, pero están en la vuelta, caminan y caminan sin parar” explicó un portero de Tristán Narvaja. Los “locos de 18”, tal como algunos los llaman, caminan dando vueltas a la manzana, tal vez en respuesta a una medida compartida por la Intendencia de Montevideo: “los levantamos, no los sacamos de un lugar para que se metan en otro, al contrario, tratamos de que puedan ser atendidos por el Mides” explicó Graciela Garín Directora de políticas sociales de la Intendencia de Montevideo. La idea es “llevarlos a un refugio para que comiencen otro proceso, el de una rehabilitación, de la inserción social y laboral” añadió. El problema se extiende también al resto del centro para profundizarse en la Ciudad Vieja, según datos proporcionados por fuentes del Ministerio de Desarrollo Social. Garín dijo que “vemos con preocupación en la Ciudad Vieja la situación de mucha gente que están en situación de calle, que son adictos y que tienen problemas psiquiátricos”.

Historias complicadas
En los alrededores a la Facultad de Derecho, los días de semana pasan pocos autos. Los boliches abiertos sobre Eduardo Acevedo permanecen hasta altas horas, ajenos a un mundo puertas afuera. Sobre las tres de la mañana la historia se repite todos los días de semana. Los gritos suenan como desesperados. Un grupo de jóvenes cruza corriendo 18 de Julio y baila en el medio de la calle. “Están drogados, miralos, no pueden más, todos los días a las mismas horas empieza el espectáculo, un triste espectáculo” explica Leopoldo, guardia contratado por algunos vecinos para vigilar la zona. Va con una linterna y un palo recorriendo 18 de Julio toda la  noche. Su teléfono “siempre está listo para llamar a la policía”. De todas formas, más que gritos y una especie de juego constante no pasa.
Un patrullero atraviesa Eduardo Acevedo y 18 y se queda ahí, detenido, mirando la situación. Cuatro personas se mueven de la escalera de la Universidad donde estaban sentados, quietos, mirando perdidos a los autos que pasaban. “No hacen nada, están pasados, vienen acá y se quedan” explicó uno de los oficiales.
El alcalde Varela dijo a este matutino que se investigará la situación y tratará de hacer gestiones en prevención del problema. Explicó que las denuncias realizadas dan cuenta de personas que se asientan detrás del edificio de la Facultad de Derecho. “Teníamos el problema que en la parte de atrás al edificio se utilizaba de baño público”. De hecho, una de las quejas que fueron tomadas por LA REPÚBLICA para iniciar la investigación surgió de los propios funcionarios de la Facultad de Derecho. “Hemos puesto luces, conjuntamente con la Facultad en la parte de atrás para evitar que la gente se quede allí” explicó Varela.

Taxis no andan
En las madrugadas es difícil encontrar un taxi en la zona de la Facultad de Derecho. “No quiero ir por ahí, andan en la calle, no hay un patrullero, se te tiran encima del coche”, explicó Lorenzo Pérez, taxista que a menudo realiza parada en la Ciudad Vieja. Los días de semana, que es cuando más personas están en esta situación, casi no hay taxímetros “porque es una locura”. Según Leopoldo “los fines de semana (yo libro los martes de noche), hay más gente y ellos no aparecen” explicó refiriéndose a los jóvenes que deambulan el centro.

“Acá no vienen”
Pero en las noches se mueven para evitar las brigadas del Mides, y de la IM. En el callejón de Emilio Frugoni, entre la Universidad y la Biblioteca Nacional, un grupo de jóvenes se juntan a cantar en tono de murga. A veces llenan un redoblante y cantan. “Hemos hecho un esfuerzo importante para mejorar la iluminación y ahí se juntan jóvenes a cantar y realizan espectáculos” dijo el alcalde del Municipio B Carlos Varela. Uno de los jóvenes que se junta allí en las noches explicó que “los he visto, andan como zombis, acá no vienen, es una lástima, tal vez podríamos ayudarlos. 

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