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Fito Páez: el amor después de veinte años


Por Matías Rótulo (Publicado el 5 de mayo de 2012 en La República, suplemento "Urbano")
Este año se cumplen dos décadas de la publicación del disco “El amor después del amor” de Fito Páez. El rosarino promete una gira por toda Latinoamérica haciendo aquellas canciones que forman parte de uno de los discos más escuchados del continente.
Fito Páez
Serán los tiempos de la primavera. Fito Páez hará renacer uno de sus discos más exitosos en una gira que tiene a Montevideo en la agenda. Rodolfo Páez anunció que sigue ensayando para su nueva gira. Para la gira de “El amor después del amor”, veinte años después.
En el año 1992, el artista volvió de Francia tras publicar un disco que para él fue una sorpresa por el éxito que tuvo y la recepción de sus canciones. Ese disco se llamó “Tercer Mundo” del año 1990. Era el comienzo de su relación con Warner Music y el fin con EMI. De inmediato grabó un nuevo álbum, que coincidió con el final de la relación amorosa que Páez tuvo con Fabiana Cantilo y la que comenzó con la actriz Cecilia Roth. Con Cantilo “tuvimos una relación muy conflictiva”, dijo Paéz en 1999 en una entrevista para MTV. Cantilo vivió los comienzos de Páez al lado de Charly García (Cantilo era la corista de García y Páez el tecladista), la grabación del disco “La la la” con Luis Alberto Spinetta (1986), y el ascendente éxito del rosarino. Pero también vivió de cerca el asesinato de la abuela y la tía de Páez en Rosario en el año 1986, crimen donde también murió la empleada de las señoras, embarazada de siete meses. De allí, Páez vivió momentos de alcoholismo y drogas, mientras componía el oscuro disco “Ciudad de pobres corazones” (1987), reflejo del horrendo crimen. 
Tras la ruptura con Cantilo apareció “Tercer Mundo” y allí la canción “Fue amor” que reza “cada vez que pienso en vos, fue amor, fue amor…”. Por eso en 1992 aparece “El amor después del amor” que es tanto “Cecilia después de Fabiana”, pero también el “antes después del ahora”. Un ahora que traía nuevos tiempos para el músico.
Revisando
El amor después del amor 1992
¿Por qué Fito Páez revisa un disco que cumple veinte años y no aquellos que ya los cumplieron (“Ey!, “Giros”, “Ciudad de pobres corazones”, etc.? ¿Por qué no revisa el disco ahora celebrado por sus dos décadas, cuando cumpla treinta o veintiocho años? “El amor después del amor” es un disco funcional a varios intereses. El de la crítica que acusa a Páez de haber hecho un excelente disco pero de volverse a partir de ahí un bicho comercial. A la misma crítica que lo acusa hoy de no vender discos.
Así como se atraviesa el tiempo, cuando el tiempo nos encuentra al borde del presente, el disco El amor después del amor se cruza de una forma u otra por la vida de cada uno de quienes venimos escuchando el rock argentino, sea donde sea que este nos haya atrapado el oído. Estamos en el 2012 y escuchar de principio a fin aquella obra nos deja cierta nostalgia; la nostalgia del descubrimiento. Veinte años después sigue siendo una experiencia reservada a otras cuestiones.
Allá, en el 92, las canciones se iban dando (en mi caso en la preadolescencia, cuando le robaba discos a mi hermano para escucharlos en la soledad de mi casa), como una vertiginosa experiencia que comenzaba con el golpe por tres veces de los platillos que daban inicio a la canción que le da nombre al disco y terminaba bien arriba, con una canción que por ser cierre del programa de Marcelo Tinelli tantos años, por haber sido repetida hasta el cansancio en radio y por el propio Fito Páez; “A rodar mi vida”, parece ajena a la totalidad de la obra.
Eran épocas de descubrir que “Tumbas de la Gloria” tenía una de las melodías más perfectas del tango, del rock, con la explosión justa tras un crescendo que inspiraba a gritar “un tango al mango reboleando la cabeza como un loco de aquí para allá, de aquí para allá”. Otra canción que a pesar del desgaste sigue teniendo una impronta exquisita.
Es que es un disco de elevaciones y caídas, de gestos de delicadeza artística y sublimes expresiones. Luis Alberto Spinetta le prestó a Páez su voz para perfeccionar “Pétalo de sal”, que ya en el tema cinco del disco, el rock le daba paso a violines, celos, piano, y guitarra para demostrar la renovación del tango, más desolado y triste, más apasionado que nunca.
Mercedes Sosa en “Detrás del Muro de los Lamentos”, parece evocar la más triste historia de amor entre el hombre y la humanidad. Volviendo al principio, el disco trae la canción de apertura “El amor después del amor”, Cecilia después de Fabiana en la vida de Fito, en las revistas de chimentos, pero también un mensaje de que no todo está terminado. Luego, como contaminándose una de otras, sin espacio para el respiro llegaba “Dos días en la vida”, y ahí estaba el Páez narrador, el cineasta, y el creador que intertextualizó su canción con el film “Thelma y Louis”. Yendo al final ¿Cuál es el final de un disco que se sigue vendiendo hasta el día de hoy? Una obra que parece no detenerse en el tiempo y tener una vigencia estética única. En cuanta encuesta sobre discos de rock argentino, no falta nunca El amor después del amor. Un disco que condena a su autor a no poder superar su propia obra, porque después del amor ¿puede haber más amor?

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