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Pisando la historia

Fuente de la foto; Telam

Por Matías Rótulo


                        Se cumplió un nuevo aniversario de la tragedia de Cromañón en Buenos Aires. Hubo 194 fallecidos en el recital de Callejeros el 30 de diciembre de 2004.

¿Qué hemos aprendido? ¿Uruguay ha tomado el ejemplo para cuidar que los eventos públicos y privados que impliquen la presencia masiva de personas no se convierta en una bomba de tiempo?

¿Hemos comprendido los riesgos a los cuales nos enfrentamos cuando vamos espectáculos públicos que muchas veces carecen de las medidas de seguridad necesarias?

Las bengalas y fuegos de artificio dejan a decenas de personas heridas en Uruguay y algunos fallecidos en fin de año.

En el Estadio, acá y allá ocurre lo mismo.

Sin embargo se sigue permitiendo que (más en estas épocas), se venda a diestra y siniestra este tipo de artefactos, venta realizada por menores de edad a menores de edad en la puerta de los grandes supermercados, a la vista de todos.

Tuvimos Cromagñón cada vez que hubo un herido en un evento deportivo, muchos de ellos no tenían nada que ver con las trifulcas.

Tuvimos Cromagñón cuando Soledad fue asesinada en su balcón, mientras se peleaban hinchas de basketbol. 

Tuvimos Cromagñón, no iguales al trágico porteño, pero sí manifestados en pequeñas escenas sociales que sumados, son varios Cromagñón juntos. 

¿Hemos comprendido que tenemos muchos Cromañón en Uruguay y en Argentina (por el número de 194 fallecidos) cada día cuando se muere la gente víctima de la violencia doméstica, social, incidentes de tránsito, enfermedades prevenibles y demás?

Hay que pisar bien fuerte la historia para decir nunca más un Cromañón acá y allá.



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