Ir al contenido principal

Entre el Pacha del MPP y Horacio del CSI ¿A quién prefiere?

ESA CAJA BOBA QUE NOS TRATA COMO IDIOTAS


Pacha Sánchez, sos más insignificante que el Cilindro. Si hubieras hecho que “implosionara” alguno de la oposición… Pero no. Preferiste decir esa especie de ecuación que todavía no entendí: “para que la oposición no pida lo imposible. Ni para que el oficialismo prometa lo que no puede”.

Por Matías Rótulo (Publicado en Voces 462)




Ahí cambié la tele y lo puse a Horacio Caine, el de CSI Miami, ese que pone su cabecita colorada de costado, y le lanza a su arrestado mientras le apunta con el arma: “yo sé que no demuestras miedo, pero conmigo lo tendrás” y uff, a mi tía Yeya, -la de Palmitas- le suda la “Horaciera” (sostén rojo comprado en honor a la cabellera de Horacio). Pacha: ni te cuento a qué prenda le puso “la pachera” desde que te vio en tv.
Es todo un mérito que la Televisión Nacional del Uruguay (TNU) emitiera tu discurso, porque a Lucía la ignoraron. Fue como en una de esas películas estadounidenses en la cual el personaje sigue a un gran boxeador, va a verlo a una pelea, y en el momento del K.O. se le cae una gran bolsa de palomitas de Pop y al agacharse se pierde el golpe letal. Eso le pasó a Ana María Mizrahi cuando les pidió a dos politólogos que hicieran un comentario final sobre el nuevo Parlamento para después emitir la sesión de la Asamblea General. Pero mientras hablaba Caetano se estaba terminando la sesión. Cuando fueron en vivo a la Cámara, Lucía se ponía de pie para irse. ¿Cuánto vimos de la sesión? Nada.
Por eso Pacha, tenés que hacer más dinámica la cosa para que la televisión se interese por los legisladores. Fijate lo que pasó con Lacalle Pou y Juan José Domínguez (del MPP como vos) hace algunos años. Nadie va a recordar tu frase complicada, pero la de “Oligarca Puto” es un clásico.  
Pacha, si le mordieras el cuello al diputado José Yurramendi en el área chica, la cosa se pondría entretenida. A Suárez le fue bien. ¿Quién es Andrés Yurramendi? No sé, lo descubrí recién en la página del Parlamento. Si hubiéramos visto la sesión del 15 de febrero tal vez lo conoceríamos.
De pronto apareciste vos Pacha, hablando ahí adelante, agradeciendo los elogios de tus opositores y afines. Pero ¿Qué dijeron de vos? ¿Cocinás bien? ¿Hacés buenos chistes? ¿Destapás botellas con los dientes? ¿Sos honesto? No lo sabemos, la televisión lo omitió. Lo único que se dijo fue que Fernando Amado hizo calentar a Pedro de nuevo por deseare larga vida al MPP y al Frente Amplio. ¿Y vos Pacha? Dale querido, hacé calentar a alguno con frases irónicas. Hubieras dicho: “viva la presente unidad del Partido Socialista” o “sé que Wilson vive en todos los nacionalistas”.
La asunción de los legisladores fue la cuarta noticia del titular de un informativo de televisión abierta (después de un partido de fútbol), se mencionó el nombre de algunos legisladores de manera equivocada, y nos perdimos las promesas de los senadores. Un periodista de la televisión pública dijo que el hecho de importancia del día era el discurso del Presidente de Diputados y que lo otro “era simple protocolo”. Listo, decretado. Lo mismo pasa con Tinelli: lo importante es la tela que se interpone entre la parte íntima y el espectador (como la pachera de mi Tía Yeya).
Este domingo se transmitirá la asunción del Presidente y el Vice. Porque eso sí es importante. Así lo determinan los medios televisivos. A la gente no le interesa ver a sus representantes, ya que la televisión se hace de acuerdo al “interés del público”. Nuestra elección democrática en las urnas no se refleja en la pantalla. Nos hacen ignorar a los parlamentarios porque somos presidencialistas a fuerza de lo que en la televisión quieren. Aunque también somos tinellistas, rialistas, Mirthalegrandistas, Carballistas y Pachistas. Pacha: entrás en este círculo de privilegio. Si un día la pionera de la televisión Cristina Morán deja de escribir en Voces, espero que ocupés su lugar: te lo ganaste el 15 de febrero.

Comentarios

Lo + leída de la semana

El aceite de bebé con olor a caca

El recital de teatro (reflexión desde la estupidez)