que nunca supimos, y los que saben
saben que el diablo se olvidó de nosotros.
Que era un obrero de cal y tierra
de los batallones que cantan, brindan,
pisan fuerte el paso en marcha,
mientras Marcha se pregunta
¿Quién empuñará la pluma?
Que el diablo se olvidó de nosotros
que no hubo lágrimas en el entierro
que las pocas flores que tuvimos,
las donó un pobre sapo negro
que hizo nido en los cabellos
mojados, sangrientos,
un festín para el invierno.
que el diablo se olvidó de nosotros
por tragar saliva con sangre,
en el banquete de honores
se atoró con la uña afilada
que le arrancó de cuajo
la voz para anunciarnos
que se había olvidado de nosotros.
Se rió el diablo todo enchastrado,
dio un golpe a la mesa
saltaron vasos, platos
cuchillos y una mortaja
que ahí fue cuando el diablo
se olvidó de todos nosotros,
se retiró cansado, orgásmico
y chupándose la cola
olvidándose en la mesa
la orden escrita del general
de hacernos olvidar de la memoria.
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Matías Rótulo.