Ir al contenido principal

Entre caníbales y la mejor actuación de Natalia Oreiro


Figueredo (el bueno) sigue relatando fútbol con desgano. Uberti continúa viajando a copas de fútbol con “posición de comentarista”, pero nunca se la juega a comentar nada.  Los partidos de fútbol en Uruguay terminan en líos. Todo sigue igual… menos Natalia. 


Por Matías Rótulo
De ser la paseadora de perros que iba tranquilamente caminando entre muchachos, todo gracias a OB. De ser una cantante cuya mayor cualidad fue la de pegarnos la melodía de Anda. De ser la actriz que interpretó en dos telenovelas diferentes a un mismo personaje femenino con rasgos masculinos. De ser una artista bastante mediocre que tuvo la cualidad preferida de los uruguayos para destacar a cualquier ser en este planeta, -es decir-, el haber nacido en Uruguay y ser famosa en el exterior. De ser la mala actriz, pasó a ser la actriz mala haciendo un buen papel: el papel de una mala. Todo gracias a “Entre caníbales”.
Oreiro interpreta a Ariana, una mujer que veinte años antes (del presente narrado en la historia) fue violada por un grupo de muchachos ligados al poder en una municipalidad argentina. La historia no tiene nada de extraordinario en sus peripecias, pero pone de manifiesto las relaciones entre poder e impunidad, e impunidad y justicia. Es la persecución del bueno al malo, con un bueno convertido en un ser inescrupuloso. Ariana es una heroína invertida a los ojos de una tradición de héroes que defienden el mal, apoyando a la Justicia. El problema es que Ariana es la Justicia o ella asume serlo. Ariana, apoyada por un juez jubilado deseoso de eliminar a los malos porque también tiene que vengarse de ellos, y que es la mente maestra detrás de los delitos que se cometen con el fin de concretar la justicia, tiene códigos de honor, porque es el propio honor de los personajes lo que se defiende. Los políticos involucrados, además de ser violadores son corruptos en su función, pero eso casi no se cuestiona (por el momento). Prima el bien individual sobre el bien colectivo.
La telenovela manifiesta las fallas de la Justicia, y la necesidad de equilibrar la balanza castigando a los malos. Pero los malos son los que terminan siendo castigados por sujetos peores que ellos.
Además, se toca el punto sensible de la sonoridad, siendo la música de Gustavo Cerati la ambientación musical de la tira diaria con su canción “Entre caníbales” compuesto para el disco Canción Animal (Soda Stereo). 
La prolija filmación al estilo cinematográfico, llevada adelante por Juan José Campanella, cuenta con las buenas actuaciones del esposo de Pampita, de uno que trabajó con Darín en varias películas y de otro que hizo de Jesús (llamarlos así es una estrategia para no darles relevancia a ellos, pues lo que quiero destacar en esta nota es a nuestra compatriota). Lo mismo ocurrirá si comento “La mañana en casa” donde está María Inés Obaldía, junto al ex notero que no tiene mucho que decir salvo lo de ser solidario; el murguero que tiene menos para decir que el notero pero es del grupo cool de comunicadores “jóvenes”; el actor que hace los papeles femeninos de viejas y maestras todos iguales; y  la señora que limpia ollas con vinagre y papel manteca.
Pero cuando tenemos a nuestra Natalia como protagonista de una súper-gran-ultra-producción, hay aspectos que conspiran para que ella sea la que se luzca como merece.
Algunas situaciones como el incendio intencional de una comisaría casi sin policías, con personajes entrando y saliendo entre el fuego, generan un problema de verosimilitud. Esos personajes terminaron con una leve tos y nada más. En ese mismo incendio se dio el asesinato  del comisario que fue encerrado en una celda. El asesino fue el ex juez que fue rescatado por el intendente, pero antes, el ex juez rescató a Ariana, y Ariana antes rescató a un cura y además Ariana rescató a su patrón. ¿No será demasiado? Todos estos hechos conspiran contra la excelente producción, convirtiendo a una anunciada “gran serie”, solamente en una muestra de buena calidad en imagen, música y escenografía pero poco más.

Los libretos son una construcción casi perfecta de diálogos donde siempre los personajes se retrucan a otros con inteligencia, ironía y sutileza, lo que hace poco creíbles las situaciones, ya que son armadas para el lucimiento del escritor, y no del personaje en sí.
¡Por suerte está Natalia! Antes de “Entre caníbales”, ella se había proclamado como una estrella que solamente podía triunfar en eventos solidarios y en Rusia, ya que ahí no pueden relacionar sus malas canciones, afinación y actuación con su idioma. ¡Nosotros entendemos lo que dice y lo que expresa! Entonces llega esta telenovela, pero le ponen una cantidad de actores secundarios que son  llamativamente malos. Eso nos genera dos ideas: o los ponen para resaltar a Nati, aunque Nati en este caso no lo necesita, o los eligió Nati a imagen y semejanza de sus actuaciones pasadas.








Comentarios

Lo + leída de la semana

Santiago Soto: director del INJU “El Uruguay está lleno de viejos… y la política también”

"La túnica en el perchero" en el Semanario Voces