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Mostrando entradas de enero, 2016

23 de enero - Luis Alberto Spinetta

Entonces es como dar amor

Nena te traigo esta canción que descubrí  en el deslinde y esta pena ya pasó oh no la lluvia desnuda marabunta  sin lugar para quedarse que otra cosa queda ahora más que aquella  larga espera entonces es como dar amor y la distancia no me llegará  ahora cansado de esperarte en un andén en Acassuso son las once  ya no hay sol oh oh por favor entonces es como dar amor y la distancia  no me llegará  (Luis Alberto Spinetta - Spinetta Jade)   A sí como su disco recopilación Elija y gane, la letra de “Entonces es como dar amor” aparenta un proyecto lúdico con el lector / oyente. Sería algo así como “complete la historia y gane”. La espera del amor, el amor correspondido, la pena por la no correspondencia, y la soledad se curan con música. ¿Cuáles son los males aquellos que afectan a la voz poética? No se conoce a priori, pero sí se asegura que todo se salva solo con una fórmula: Entonces es como dar amor. Dar amor es lo mismo que traer una canción descubi

El genocidio armenio desde Uruguay

Entrevista a los profesores de historia Andrés Serralta y Marcelo Desena autores del libro Genocidio Armenio 1915 – 1923 (Ediciones de la Plaza) tras una investigación que comenzaron en el año 2011 .  Por Matías Rótulo   En el libro se investiga uno de los hechos históricos más polémicos y dolorosos de la historia mundial. Reconocido por Uruguay, negado por Turquía y con preguntas que todavía quedan sin contestar, los autores abordan cómo se trató este tema en la prensa uruguaya de la época y reivindican la necesidad de discutir estos temas en las aulas de la educación uruguaya y proponen combatir el negacionismo. ¿Qué tan vigente está el tema del Genocidio Armenio en la sociedad uruguaya? Andrés Serralta -  Las actividades de conmemoración dejaron de ser hechos comunitarios porque la sociedad uruguaya los tomó como eventos que debían involucrar a la representación de todo el cuerpo social. Es evidencia patente de ello, cuando cada año, especialmente cada

Víctor Hugo Inmorales

L os hombres tristes se desesperan, eyaculan y lloran. Apenados, tocan su rostro en el espejo, murmuran un gol de media cancha y se festejan a ellos mismos como los autores de la hazaña.  Afrontar la tristeza es como ser un burócrata porque de hecho los burócratas son los hombres tristes, esos que miran el expediente con el amor paternal hacía un hijo por ver crecer. Besan el café con embriago de tortura matinal. Le pegan al monitor de la computadora como si un golpe acomodara esa imagen que se saltea los cánones del buen gusto de la imagen de un archivo de texto saturado de datos y cuentas. Torturado de signos, y epacios.  Un hombre triste es el que  muere sin saber por qué nació. Saber por qué uno se muere, o morir sabiéndose un futuro muerto, es una bendición.  Un hombre triste es no haber leído nunca a Borges. Un hombre triste eyacula y se limpia la boca. Come y se sacude el pene. Defeca y se aplasta un grano en la cara.  Un hombre triste es el uruguayo medio: siempre