Un cuento inspirado en la infancia del autor, pero en tiempo real. Aparecen los personajes que en épocas de fiestas tradicionales, desatan toda su ira, alegría y tristeza. Por Matías Rótulo E s verdad. Ayer fue 1 de enero, o eso parece. Es verdad, ya pasó el año 2008. Ahora nos vamos a emborrachar y a festejar y a declararle nuestro amor a la primita de 18 años que se puso muy fuerte, pero no le vamos a decir eso. Le vamos a decir que la amamos, mientras en nuestro estado etílico la abrazamos con discreción. También le vamos a decir que lo amamos a nuestro abuelo, a quien queremos internar porque ya no puede hacer caca solo, pero no podemos, cobra una buena jubilación. Pero son las fiestas, y la familia debe estar unida, toda junta, antes de que termine uno en el Clínicas apuñalado por el hermano, y otros dos presos por correr a la madre. Es verdad, la Navidad nos pone sensible. Lloramos abrazados de una columna pidiendole perdón a no se quien, por haberle roba
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