ESA CAJA BOBA QUE NOS TRATA COMO IDIOTAS
El mundo es real, lleno de
miserias,
lleno de ilusiones. No hay una
verdad,
voy de los castillos a los
callejones.
“Música para camaleones” Fito Páez
Trataré
de disfrazar esta crítica para no parecer tan alcahuete. “Camaleones” (Canal
10) me gusta, es un buen programa de televisión, con una buena producción,
buena conducción, buena musicalización, buena iluminación… Tirando adjetivos tales como “buen” y “buena”
(por cuatro veces) me acabo de poner en la piel de los panelistas limitados en
adjetivos que participan en “Verano Perfecto” y “Algo Contigo” (los miro como
todo el mundo, pero me disfrazo de crítico para no parecer tan mediocre).
Por Matías Rótulo (en Semanario Voces 460)
No me gusta disfrazarme
desde que en jardinera hice de pato en un baile de fin de año y terminé
ladrando en escena en vez cantar el “cua cua” marcado. Fui la vergüenza de la Escuela 120 Manuel Belgrano. Años más
tarde, -también en esa Escuela- tenía un papel menor en Las Cédulas de San Juan de Florencio Sánchez. Uno de mis dos
parlamentos era “¡Mariposa! ¡Güey!” (el otro era “¡Pajarito Güey!”) y entré
mucho antes de lo esperado, causando el desconcierto y generando el descontrol
del resto de mis compañeros.
Jorge Temponi sí sabe qué es disfrazarse porque es
un actor en serio. Se ha escondido del “Ser” mediático mediocre nacional,
haciendo de su carrera una gran cantidad de trabajos que pueden dejarlo
orgulloso: su piel es la de un artista, y un comunicador. Uno de sus papeles
memorables fue, justamente, mostrar al “Ser mediocre nacional” en 25 Watts.
Ignacio Martirené, el periodista sonriente de Canal
10, es –por lo general-, el más castigado a la hora de asumir desafíos en la
piel de otros (Nacho, el día que seas estrella de cine como Temponi te van a
tener más consideración).
Camila Cibils es la que
adopta el disfraz con más elocuencia: ¿Notaron que se disfraza de rapera
amenazando a su contrincante en el Bronx mientras camina hacía la cámara
haciendo los copetes de cada programa? Ella avanza y salta. Avanza y salta. Es
la camaleona… o la rana.
“Camaleones” busca que el espectador sea el que
experimente estar en la piel del otro. La falla metodológica del programa es
que el espectador no logra ponerse “en la piel” del periodista que se pone en
la piel del otro. Con una mejor descripción de la experiencia, (en primera
persona), se podría alcanzar algo que se ha hecho con eficacia en el periodismo
narrativo escrito y radial, pero que
todavía está lejos de la televisión por ser la imagen la que impera.
La propuesta de ser un
“camaleón” que cambia de color según la ocasión, y mamá yo quiero, mamá yo
quiero mamá… tampoco es del todo adecuada en la medida que son tres camaleones
distintos, cada uno con su propia experiencia a cuestas. Un verdadero camaleón,
sería uno sólo cambiando de acuerdo a la situación. Empero, la diversidad de la
experiencia genera una metodología más variada, y una adecuación a las
necesidades de la experiencia en sí de acuerdo a la personalidad de Jorge,
Camila e Ignacio.
Ponerse
en la piel
Pero es hora de sacarme
el disfraz de tipo con buena onda y destrozarlos. El verdadero camaleón es
Günter Wallraff, un periodista alemán que ha logrado meterse en lo más profundo
del poder empresarial para desmoronar a explotadores de obreros. Ese periodismo
se pondría en dudas con los cuestionamientos éticos actuales, que enjuician la
técnica de disfrazarse u ocultar elementos propios de nuestra profesión:
grabador de conversaciones, micrófonos, cámaras, etc. Las causas que defendió Wallraff no son las
causas que defiende “Camalones” (¿Debería tener alguna causa para defender?).
El programa goza de
gran salud periodística. En tiempos donde el periodismo se pone en dudas por la
no confirmación de fuentes, de repeticiones constantes y la cultura del
espectáculo primando ante la información, “Camaleones” es una excepción.
Nuestro periodismo camaleónico ha mutado hasta transformarse en el diálogo de
vecinas y vecinos de feria con el único sustento empírico del precio de los
huevos, mientras que el ciclo de Canal 10
hace periodismo desde la fuente.
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Matías Rótulo.