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220 mil víctimas de accidentes de tránsito

POR MATÍAS RÓTULo (publicado en el diario la república -27 de febrero de 2012)

Accidente De Tránsito
En Uruguay, los accidentes de tránsito provocan que varios miles de personas por año sufran por aquellos que por imprudencia propia o ajena son víctimas de este tipo de siniestros.

“No se usa casco acá” fueron las últimas palabras de Natali, una mujer de 26 años que minutos después cayó contra el cordón de la calle Brasil, en pleno centro salteño, cuando su moto chocó contra otra. Una tía montevideana, donde el control es más estricto desde hace algunos años, le advirtió sobre la posibilidad de un accidente. Hoy, Natali no habla, y solo se comunica con los ojos. Vive en Melo con su padre, que tuvo que dejar uno de sus trabajos para ocuparse de su hija. En Uruguay, unas 220 mil personas sufren directamente pérdida de sus seres queridos o conviven con lesiones permanentes en ellos, debido a accidentes de tránsito. Algunos testimonios revelan la magnitud de los hechos. El Círculo Católico lanzó una campaña pública donde se exhorta a la población a tener precauciones en el tránsito.

Juan Carlos Castro se detiene en la muestra de fotos “Galería a Cielo Abierto” del Prado. Desde diciembre muestra a personas en situación de vulnerabilidad social con un colorido triste pero alegre a la vez: una alegría reflejada en rostros desgastados de tristeza. Juan Carlos menciona algo sobre la superación: “Caminar al principio es jorobado”.

En 2003, su moto quedó trabada bajo la rueda de un colectivo porteño. Hacía dos meses que vivía en Buenos Aires y la muerte rondó por Avellaneda pero no se decidió en el caso del uruguayo. “Me vine, volví porque mi rodilla se partió en tres, necesitaba tratamiento, allá no tenía obra social y acá trabajando podía acceder a una mutualista”. Consiguió un trabajo en plena crisis, ya que es abogado. Hoy, Juan Carlos cuenta cómo es el viento de la rambla al correrla cada mañana. “Es caluroso en verano, es frío en invierno, y esas sensaciones las puedo percibir gracias a que en primer lugar, las ruedas del colectivo se frenaron, y en segundo lugar porque me resistí a estar en una silla de ruedas”. Lo que más le importa es “que mis hijos me ven correr, que vivo para ver a mis nietos, que esas ruedas no me mataron a mí y no mataron a Micaela y Joaquín, que en el momento del accidente terminaban el secundario”.

Egoísmos

La teoría del sociólogo Emile Durkheim es que el suicidio es –entre otras cosas- “egoísta”. En Uruguay, Argentina, Brasil y el resto del mundo, la mayoría de los accidentes de tránsito son evitables. Pero el pensar que la cuestión radica en la vida de uno, asociando la teoría durkhemiana a la realidad del tránsito, resulta egoísta. El Estado invierte miles de dólares por año en socorrer y asistir a heridos en accidentes de tránsito. Eso sin contar que las familias que nuclean a las víctimas quedan destruidas. Uno de los casos más famosos es el de Alejandra Forlán, que tras sufrir un accidente de tránsito, hoy es una de las personas que más trabaja en la concientización de la sociedad para que no siga expandiéndose una de las mayores pandemias de nuestro país.

Evitando un accidente de tránsito se conjugan, además de las consecuencias personales, el dolor de los seres queridos. “Es un poco un suicidio no usar casco” explica el padre de Natali. “Claro que yo lo veo así hoy, y si Natali hubiera salido mejor de todo esto también lo entendería”.

En otro caso, un testimonio apunta a la misma cuestión: “Yo pensaba que era un problema mío, lo pensé hasta que un amigo murió cuando su auto volcó en la ruta y salió del auto por no tener cinturón” explicó Andrés, que en su momento se resistía (hasta 1999) a usar el cinturón. “Yo tenía una hija que murió por una enfermedad, en su momento pensaba ‘¿Qué sentirá ella cuando yo me muera por no usar algo tan simple como un cinturón?’” explicó.

También a la familia de un joven montevideano no le queda otra opción que recordar con tristeza cada 17 de julio a su hijo, a su hermano, a su novio. Marcelo M. repartía comida en el Cerrito. Yendo a su trabajo, la moto que conducía fue a dar debajo de las ruedas de un ómnibus. Marcelo, con 22 años, murió en 2001. Sandra, su hermana cuenta “¿Y qué pasó con mi hermano? El chofer del ómnibus tuvo la culpa, pero es cierto que Marcelo no llevaba bien amarrado el casco”. Claro que “no le echo la culpa a él, pero sí me da bronca. Le habíamos dicho que se comprara un buen casco”.

En los últimos tiempos, las autoridades nacionales han desarrollado más normativas para mejorar la seguridad vial. Entre ellas surgió la polémica por el uso del casco en el Interior. Solo este fin de semana hubo cuatro accidentes (al cierre de esta edición) que involucraron a motos en Montevideo. Dos fueron casos graves. Gerardo Barrios, director de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) aseguró a LA REPÚBLICA que se enviaron proyectos de ley al Parlamento para mejorar la seguridad en el tránsito, proyectos que están demorados.

Morir en un juego mortal

Las muertes en picadas, tanto de autos como de motos, también dejan víctimas fatales. C.L es una mujer cuyo hijo murió en una picada en 2007. “Sabíamos que le gustaban las motos, pero no sabíamos que corría así”. Un video muestra a la víctima minutos antes de morir haciendo piruetas en su moto. “Nunca vi el video, pero me dicen que era muy peligroso” afirma la madre, en entrevista telefónica a LA REPÚBLICA. Del otro lado de la línea, el pedido de C.L, así como de los demás entrevistados fue la no identificación, pero además, el llamado a la conciencia, “para que no muera más gente, para que más gente no quede sola en el mundo por culpa del maldito tránsito”, tal como dijo Juan Carlos. Después caminó hacía la Rosaleda, casi sin dificultad, tal vez pensando aún en la superación. “No existe superación” dice la que era novia de Marcelo, el repartidor de comida. “No existe superación porque quedamos solos, vacíos”.

Círculo Católico pone afiches para prevenir accidentes

El Círculo Católico lanzó una campaña pública con afiches que estarán en las paradas de ómnibus, recordando que en Uruguay solo en 2011 hubo un total de 97.000 lesionados en accidentes de tránsito; el 74% eran conductores, 18% acompañantes y 8% peatones. Los lesionados en los siniestros iban un 46% en auto, un 36% en moto, un 8 % a pie y un 4% en bicicleta.

En esa misma campaña se menciona que 220.000 uruguayos tuvieron algún familiar directo lesionado en un accidente de tránsito en el último mes. Se recuerda que “los malos hábitos de conducción de los uruguayos están demostrados cuando el 19% no usa cinturón cuando conduce, el 23% no usa el cinturón de seguridad siempre que va de acompañante, el 18 % no respeta los límites de velocidad en ciudad y el 30% no respeta los límites de velocidad en carretera”. Asimismo, “el 31% de los uruguayos no hace sentarse a los menores de 12 años en el asiento trasero, mientras que el 49% no usa sillita o booster para los menores de 12 años”.


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