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Profesores de literatura enseñando a batir huevos











¿Qué evaluamos los profesores de literatura cuando estamos en una mesa de examen? 



Por Matías Rótulo
A un estudiante de repostería se le enseña a hacer el merengue batiendo los huevos de dos formas: a mano y con batidora.
El profesor evalúa cómo queda la mezcla, la textura y el sabor. El estudiante se va contento de la clase, y llama a su madre para contarle del exitoso y dulce preparado. 
En la otra clase, el profesor le enseña a hacer la mezcla para una torta. En el horno, la torta no sube y le queda dura. El profesor penaliza al estudiante con una calificación insuficiente.
En la clase siguiente, el profesor les enseña a sus estudiantes cómo cortar frutas para realizar distintos preparados dulces. La evaluación es que deben lograr cortes ideales de acuerdo al postre. Pero el estudiante encuentra otro fracaso. Así van pasando las clases, y salvo algún magro éxito remoto, el estudiante se ve condenado a rendir un examen final por no aprobar el año lectivo.
El examen del estudiante de repostería consiste en que tiene tres horas reloj para preparar un postre con merengues, frutas, y una torta de base. ¿No fue eso lo que aprendió a hacer? En realidad no aprendió a hacerlo muy bien en clase, pero para este examen estudió y ahora tiene la oportunidad de aprobar. Pero el joven repostero se encuentra con que sabe preparar cada una de las partes del postre, pero nunca la forma de ensamblar todo aquello. Entonces, a la hora de poner la fruta sobre la torta y el merengue, le queda una masa amorfa, dulce pero sin forma.

De esa misma manera enseñamos la literatura en tercer año de liceo. Si los cursos de tercero son la enseñanza de aspectos separados, no deberíamos evaluar en un examen un todo elaborado. 
En la mayoría de los exámenes se les pide a los estudiantes que hagan algo a contrapelo de lo aprendido. El desarrollo de un tema específico, debe pedirse en un examen siempre y cuando el estudiante tenga la base metodológica para elaborar el tema. Si al estudiante de repostería le enseñamos a batir huevos para un merengue, no podemos solicitarle en el examen final hacer merengues tipo panadería, porque eso no fue lo enseñado. 
En mi clase enseño un texto -por ejemplo- "A la deriva" de Horacio Quiroga. En clase les pido a mis estudiantes que busquen información sobre el autor, su obra y la Generación del 900. El estudiante anota en su cuaderno estos datos tras el intercambio de información que hacemos en la hora de clase. 
Después discutimos el género de la obra, pero nunca les enseño ni a buscar materiales sobre el contexto y cómo analizar el género narrativo y sus particularidades. Posteriormente, enseño el título y por último trabajo la estructura de la obra y analizo línea a línea, palabra por palabra con sus recursos literarios bien analizados.
Un estudiante de tercero debe aprenderse en poco tiempo: recursos literarios, tipos de títulos, de géneros, leer textos literarios, contextos históricos, comprender que deben expresar sus ideas y conocimientos escribiéndolos, por lo que debe aprender a escribir... ¿No será mucho para adolescentes que casi no leen, no escriben y cuya metodología de aprendizaje es esquemático gracias a la enseñanza esquemática? Tómelo como una pregunta retórica.
Pero volviendo a mi clase, en las calificaciones del boletín tengo en cuenta el aporte oral de los estudiantes, pero fundamentalmente el escrito mensual (como si esto fuera la comprobación del saber) que consiste en cuatro preguntas: 

1) Estudie el título de "A la  deriva".
2) Explique las características de la Generación del 900
3) ¿Cuáles son los personajes de la obra? Estudie las características grafopéyicas de la obra. 
4) ¿Qué tipo de final tiene la obra? 

Los estudiantes que estudiaron se sacarán más que aceptable y los que no estudiaron no. 
Aquellos que no estudiaron ni en esta instancia ni en otras, tendrán la oportunidad de salvar la materia rindiendo un examen final. Igual que el estudiante de repostería. 

¿Qué examen les ponemos? 
En el examen le proponemos con mis compañeros del tribunal "Estudie a 'La deriva" o "Estudie 'Explosión' de Delmira Agustini" para que el estudiante elija uno y lo desarrolle. ¿Pero les enseñamos a desarrollar un tema? ¿Le enseñamos a tomar decisiones? o peor todavía ¿Les enseñamos lo que es un examen?
Ellos toman el cuaderno y se aprenden casi de memoria los esquemáticos aportes del profesor, pero solamente aquellos que copian del pizarrón. Porque tampoco les enseñamos a tomar apuntes de los dicho. Damos una clase oral y con apoyo en el pizarrón y después pretendemos desarrollos escritos de ideas de alta complejidad.
Si el estudiante sabe desarrollar para el examen porque contó con apoyo  necesario para esta instancia ¿No se comete una injusticia con aquellos estudiantes que aprobaron la materia con la propuesta de trabajo esquemático con la cual fue evaluado? Unos sabrán hacer una trabajo desarrollado y otros lo harán de manera esquemática: los que aprobaron pasarán a cuarto con un pensamiento esquemático. 
En cuarto año, muchas veces se pide a los estudiantes que sepan desarrollar un tema, ya desde los primeros escritos, pero en tercero nadie les enseñó a realizar un trabajo desarrollado.
Es decir que la falta de acuerdo entre los docentes de tercero y cuarto generará una desigualdad desde el punto de partida, ampliando todavía más la desigualdad  estructural que se vive de manera casi natural entre los estudiantes de la enseñanza media uruguaya. Se amplía además el abismo que existe entre el Ciclo Básico y el Bachillerato uruguayo, donde la separación responde más a necesidades políticas que educativas.
No mirar la enseñanza de la literatura de tercer año como una puerta de entrada a la literatura, pero también a los años venideros y las exigencias futuras en lo académico, es un error que pagan los estudiantes. Evaluar cosas diferentes a lo enseñado es un proyecto fallido de la educación, falla que persiste y frustra a los estudiantes.
Batir los huevos no es hacer una torta. Responder tres preguntas sobre una obra no es desarrollar un tema que incluya el estudio histórico, el análisis del género, el estudio del título y el reflejo de las complejas operaciones que se realizan al analizar un texto poético.

Lo aquí publicado es la reflexión de un profesor de literatura que no pretende ser ni el reflejo de una realidad generalizada, ni procura ser una realidad absoluta. 

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