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La calle NImes

De taxistas que no la conocen, y ecos de niños que ya no juegan en sus cien metros de largo, la calle Nimes atraviesa los vientos fríos de un Buceo que parece allí, ser siempre invernal. Por Matías Rótulo  Confundida entre la locura de festejos de choferes que vuelven tarde del trabajo por Ramón Anador. Cansada de esperar la pasmosa carrera de perros por la calle Bustamante. Ese pequeño cinturón del mundo sonríe sin árboles, el pasar de una morena que se apronta para desfilar con Yambo Kenia un carnaval pasado y triunfal. Dicen que en la calle Nimes murió un viejo general, que coleccionaba selvas en su jardín trasero, que regalaba soledad. Cuentan que más de un tupamaro allí se escondió perseguido. Algunos en la calle Nimes simplemente dan vuelta la cara, murmuran, vuelven a mirar y prefieren olvidar. Del negro Carlos que inventaba sus historias con camión de cumbia motor, y la rubia culona que despertaba los sueños de algún servidor. De las flores de los jardines, a lo