Llegué a un callejón. Oscuro callejón.
- Ese mismo.
- Lo estábamos esperando, señor periodista.
- Lo sé.
- Trajo lo que le pedí.
- Si, lo traje.
- ¿Cuánto es?
- Cien pesos.
- ¿Cien pesos?
- Cien pesos…
- ¿Cien pesos por esto?
- Cien pesos.
- Está bien, usted es el periodista.
Entonces pasé por enfrente del Cabildo y escuché una voz que me gritaba algo. Una voz afónica, como la de la conductora de Guía Show, pero de hombre. Claro que la conductora tiene voz de hombre, pero la voz del Cabildo tenía más voz de hombre.
- Si, dígame.
- Venga, entre.
El frío del interior me abrazó. En realidad fui yo que me abracé a un busto de Artigas y el bronce estaba congelado… soy muy patriota.
El hombre me hizo bajar unas escaleras. Todo se volvía oscuro. Pensé en las lamparitas de bajo consumo. Soy un gil, se las hubiera vendido a estos por 200 pesos.
Seguimos bajando. Bajamos, bajamos, bajamos, bajamos. Y el hombre de la voz gastada me indicaba el lugar. Venga por acá, doble por aquí, tenga cuidado con la tela de araña, ojo con los cables, pisó una rata y las entrañas del animal se le quedaron pegadas en las medias, etc.
Y la última puerta llegó.
- ¿En serio?
- Si, en serio.
- Antes le mostraré las tumbas de los otros años.
- De 1968
- ¿Y esa otra? Tiene una lápida doble.
- Es la del año de las torres.
- Ahí hay una que tiene una corona del Centro Militar.
- Esa es la de 1984.
- Mire, hay una lápida roja
- Es la del año del nacimiento del régimen Comunista en Rusia.
- ¿Y esa otra?
- ¿Cuál?
- La que tiene muchos signos de admiración, como demostrando una gran sorpresa, algo increíble.
- Es la del año que volvió a ganar las elecciones Sanguinetti.
- Hay una lápida azul. No verde. No roja. No amarilla.
- Es la lápida del año en el cual llegó la televisión color.
- ¿Y aquella que tiene parlantes es la del año que se inventó la radio?
- No, es la del año 1950, cada tanto se escucha el relato de Solé.
- ¿Y por qué es eso?
- Por que es el año en el cual vive Uruguay.
- ¿Y Solé está grabado?
- No, sale en vivo desde su propia tumba*.
Y allí estaba, acostado en una cama. Agonizando. Era el año 2008 que me saludó casi sin fuerzas.
- Si, ¡Cómo pasa el año! ¿No?
- ¿Usted es estúpido? Hágame acordar que ya soy un año viejo y que pronto pasaré a ocupar una de las tumbas de afuera.
- Póngase feliz don 2008, ocupará la tumba junto al año 2007.
- Justo al lado de ese, que me dejó mil problemas… Me dejó a Bush, a Irma Leites, a Irma Leites quejándose de Bush, a Bush sin conocer quien es Irma Leites…
- Le dejó para usted las elecciones en Estados Unidos.
- Eso es verdad. Por lo menos alguien dirá en un futuro que en el año 2008 ganó la elección un negro.
- ¡Qué no le pase como el año de J.F.K!
- Eso será problema de los que llegan ahora, los años del futuro.
- ¿Qué piensa del 2009? ¿Cómo será?
- La juventud está perdida, y este recién llegado va a demostrarlo.
- Eso es malo…
- No se crea, peor no puede ser.
- ¿Qué va a decir su tumba?
- Creo que va decir “Ya queda poco”
- ¿Poco para que?
- Para que todo se termine.
- ¿El mundo?
- Tal vez… Por ahora logré que se terminara el programa matinal de Puglia.
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Matías Rótulo.