Por Matías Rótulo (Publicado en La República el 29/5/11)
Activista social y político, Cristian Baudelot (París 1938) estuvo en Uruguay invitado por El Abrojo, Clacso y el Consejo de Formación de Educación para dar una conferencia sobre estadísticas y educación. Investigador, pensador, escritor, y uno de los formadores de opinión más destacados de la comunidad científico social, aporta desde la sociología una mirada respetada para las Ciencias de la Educación. Actualmente trabaja sobre el sistema educativo latinoamericano que estudiará el impacto que tiene la prueba PISA en los países de la región. "A la sombra de PISA" es el título del libro que publicará una vez terminada la investigación con sus colegas latinoamericanos. Uno de los críticos que más se hace escuchar, cuestiona la comparación entre los países pobres y ricos en materia de educación.
Usted ha estado estudiando la prueba PISA. En Uruguay generó críticas a nivel local tras conocerse que ocupábamos un lugar de mitad de tabla en competencia de lectura y ciencias a nivel mundial y segundos en América. Autoridades educativas criticaron que no se valoraran cuestiones ética-formativas. ¿Qué opinión le merece esta prueba?
Es que PISA parece ser un emprendimiento de culpabilización de los educadores y es imprescindible limpiar esa idea de que los docentes tienen la culpa de los problemas. PISA estudia aptitudes en tres dominios, ciencia, matemática y lectura. Un sistema educativo no es eso. No se reduce a estos tres puntos. Está también la moral, la formación de ciudadanía, entre otros. La prueba PISA considera que estos tres valores estudiados (matemática, ciencia y lectura), resumen los tres valores máximos de la enseñanza.
Usted habla de la culpabilización a los docentes pero se estudia el rendimiento de los estudiantes...
Si. La prueba PISA parece un procedimiento normativo tal como Michel Foucault lo exponía. Cada tres años, la prueba PISA publica su veredicto. Los gobiernos miran la nota que le pusieron como hacen los padres con el boletín de sus hijos. Los gobiernos lo miran, miran la prueba PISA y actúan como padres de familia. Se fijan en qué países están adelante y así se culpabiliza a los docentes que reciben esto como un castigo. Los resultados de PISA muestran las diferencias entre países pero también de las diferencias sociales entre los individuos. En Finlandia no hay obreros, son todos cuadros de intelectuales. En Brasil, Uruguay, entre otros, son personas que tienen menos calificación, trabajadores, obreros, entre otros, que no se pueden comparar con los de Finlandia.
¿Se pueden comparar países del primer mundo con los del tercero?
Los países tienen o pueden tener características en común. Pero se pervierte en una intención de "clasificar" en una lista a los países. Se pueden comparar habilidades de los estudiantes, fortaleza, debilidades, pero al querer hacer una clasificación de nivel mundial es como querer comparar en el fútbol al Club Barcelona con un club que surgió espontáneamente en un pueblo pequeño, tanto en lo económico como en lo deportivo. En el caso de PISA, las distancias económicas que separan a Finlandia con Argentina y Uruguay, por ejemplo, son muy grandes. Sin embargo, las diferencias en lo educativo no son tan grandes como se cree.
Uruguay en el siglo pasado tomaba como modelo la cultura francesa. ¿En base a sus estudios nota similitudes entre la educación francesa y la uruguaya?
El sistema francés y el uruguayo no son semejantes por ejemplo. Nosotros en Francia decimos que el sistema público va mal porque hay una falta de apoyo a la educación. Se cortan los créditos y además no hay un compromiso político nacional en Francia que se desarrolle en la escuela. Es un poco la ley de la jungla, cada uno por sí y para sí, y con una experimentación muy fuerte del sistema. Hay dos países que se distinguen en América Latina por la prueba Pisa. Son Chile y Uruguay, que están a la cabeza de la lista continental. Si vemos por qué están en la cabeza es porque siguieron dos caminos totalmente diferentes. Chile invierte en la educación privada. Uruguay elige un camino diferente, con una prioridad a la educación pública y un sector privado más reducido. Uruguay es más pobre, pero sin embargo, tomando caminos distintos, Uruguay se aproxima a los resultados de Chile.
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Matías Rótulo.