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Los montevideanos creen que es más grave robarle al vecino que al Estado


LA SOCIEDAD INDIFERENTE

“La indiferencia es el peso muerto de la historia.
La indiferencia opera potentemente en la historia.
Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad;
Aquello con que no se puede contar.
Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos…”.

Antonio Gramsci


Los montevideanos persiguen una bandera sin emblema, somos picados por avispas, y ni siquiera nos ganamos el derecho de entrar en el Infierno de La Divina Comedia. Así nos describiría Dante en su obra ubicándonos ahí, donde los indiferentes pasarán su eternidad por no haberse preocupado por nada durante su vida. Así también nos muestra el “Estudio sobre cultura ciudadana 2012” presentado la semana pasada por el Ministerio del Interior. Los datos ahí arrojados demuestran que somos indiferentes ante los hechos que nos afectan directamente, y no nos importa demasiado el bien colectivo. La mayoría (casi del 100% de nosotros) no participamos en política, actividades comunitarias, sociales, barriales y demás asuntos que podrían transformar nuestra realidad. Tampoco acusamos a los empleados públicos corruptos y nos molesta más que le roben al vecino que al Estado.

Por Matías Rótulo (Publicado en Voces el 18/4/13) 

Una madrugada, en la puerta de un baile hubo una pelea. Esta pelea trascendió por dos cosas: la acusación de racismo por una de las involucradas en el hecho y porque los videos del lugar mostraban que había decena de espectadores y ninguno se metió para evitar la pelea. De esta manera actuamos (o no actuamos) los uruguayos en los hechos, y queda demostrado tras una encuesta presentada la semana pasada. De la misma forma, desentendida, los uruguayos creemos que es más importante robarle al vecino que robarle al Estado. El 45% de nosotros piensa que es más grave robarle a un vecino que hacer lo mismo con el Estado.

¿Qué me importa? No me importa.
El estudio presentado recoge la percepción de los uruguayos sobre distintos temas. ¿Nos importa? La cuestión de la seguridad (o inseguridad) fue lo más resaltado por los medios de comunicación desde que se dio a conocer el resultado de la consulta. Eso sí nos importa. Pero otros datos se desprenden de la encuesta que se hizo entre octubre y noviembre de 2012 por parte del Ministerio del Interior y que responden directamente a cómo somos, o mejor dicho, a cómo no somos: participativos y comprometidos ya no solo con el vecino sino con nuestra propia integridad física y moral.
En el resumen de la encuesta se explica que “menos de la mitad de los ciudadanos de Montevideo consideran que los asuntos públicos son importantes en su vida (47%)”. En general las ciudades encuestadas de América Latina con un cuestionario de similares características presentan un porcentaje superior al 50% en cuanto al interés por los temas que conciernen a toda la ciudadanía en su conjunto. En cuanto a la participación, “se observa que los montevideanos son quienes menos participan en actividades sociales, especialmente aquellas que conciernen con lo público”. De acuerdo a los datos, menos del 1% de los montevideanos han participado en espacios de control o gestión de asuntos públicos (en el resto del continente el promedio es de  6,3%). Cuando se pregunta si durante el último el año solo el 3,1% de los montevideanos ha participado en actividades para mejorar o construir obras comunales y mantener espacios públicos, tan de la población afirma haber participado en estas actividades (el promedio continental es del 13%).


No me importa aunque me afecte
Si no importa lo público, mucho menos parece importarnos lo que nos sucede y que pone en riesgo nuestra propia integridad física. Nos callamos la boca frente a aquel que nos puede hacer daño y en caso de actuar lo hacemos de manera agresiva. De acuerdo a la encuesta el 74% de los montevideanos no hizo nada si un automovilista tiró su vehículo “encima”, en el momento en que cruzaba la calle. El que hizo algo, apeló a la violencia en el 21% de los casos. Estos encuestados admitieron que insultó al otro individuo después del hecho. Sólo un 2% le habló cordialmente al conductor para hacerle entender del error cometido.
Tampoco hizo nada, aquel uruguayo que viajando en un ómnibus notó que el chofer lo llevaba demasiado rápido tanto a él como a otros pasajeros. El 88% prefirió callarse la boca, antes de pedirle al conductor que cuidara la velocidad para que no ocurra un accidente. Si bien conducir alcoholizado está prohibido y es uno de los mayores factores de accidentalidad,  el 73% de los encuestados dijo no hizo nada cuando el chofer de un vehículo en el cual viajaba estaba en estado de embriaguez. ¿Qué otra cosa no hicieron los uruguayos a pesar de verse afectados directamente? ¿Le importa?
El 86% no hizo nada cuando algún vecino le puso música fuerte y lo molestaba, el 62% se llamó a silencio si el hijo del vecino lo insultó. Casi la mitad, el 48% no hizo nada en los casos en los que no han cobrado por su trabajo y el 54% soportó en silencio que no le pagaran una deuda económica. El 67% pareció no importarle que se burlaran de él y lo discriminaran. Más de la mitad (el 55%) dijo que tampoco hace nada cuando le incumplen con un acuerdo. Vale destacar que el 71% de los uruguayos dijo que cumple con sus acuerdos y el 55% confía en que la otra parte lo cumplirá.

El otro no me importa
¿Qué haría usted si dos borrachos se pelean en la calle? ¿Llama a la policía? ¿Se mete para separarlos? ¿No hace nada? Seguramente opte por esto último. Eso es lo que refleja la encuesta. El 94% de los encuestados dijo que al ver una pelea en su barrio entre borrachos, prefirió no meterse. Si bien no llamamos la atención de aquellos que hacen las cosas mal, más del 90% acepta el llamado de atención del otro. ¿Es que estamos esperando que nos corrijan, pero no somos capaces de corregir nosotros al de al lado?

Si el de arriba no se mete…
¿Por qué los uruguayos somos del “no te metás”? Tal vez, parte de la respuesta está en el reflejo que vemos de los gobernantes. Al menos así lo demuestran los datos del Estudio sobre cultura ciudadana 2012. Las respuestas de los encuestados dan cuenta de la percepción que tenemos sobre la intervención de las autoridades ante ciertos hechos considerados poco amigables con el resto de la sociedad y el entorno. El 60% de los uruguayos entiende que las autoridades no corrigen a los ciudadanos cuando dañan el mobiliario público. El 55% notó que las autoridades “no se mete” cuando otros ciudadanos molestan al de al lado poniendo el volumen alto en equipos de sonido (en los hogares, en el transporte colectivo, etc.). El 59% respondió que las autoridades tampoco hacen nada en los casos en que la gente tira basura fuera de los contenedores y un porcentaje casi similar opina lo mismo en los casos de quemaduras o roturas de los recipientes para basura que se colocan en la calle. Tampoco se nota que otros ciudadanos hagan algo cuando estas conductas son detectadas: en el caso de la rotura de mobiliario, el 47% considera que los demás ciudadanos “no se meten” y el 35% opinó que se meten “casi nunca” para corregir a los que cometen estos actos delictivos.

¿El Estado? ¿Qué Estado?
En los primeros artículos de la Constitución de la República queda establecido que el Estado es la asociación política de los pobladores dentro del territorio nacional. Los funcionarios públicos son contratados por ese Estado, es decir por todos aquellos que se unen para confiarles el funcionamiento de las instituciones desde el punto de vista administrativo, educativo, seguridad, limpieza, etc. Sin embargo, nuestra indiferencia llega a tal punto que el 58% de los uruguayos no haríamos nada en caso que nos enteremos que una persona conocida le ofreció dinero a un funcionario público para que le aprobara un contrato. ¿Cuál es la razón? La respuesta que dio el 58% es que la denuncia “es competencia de la autoridad”. De la misma manera, el uruguayo actuaría según la encuesta, en caso de enterarse que un funcionario público pide dinero a cambio de un favor.
De hecho, el 45% considera que es más grave robarle al vecino que robarle al Estado. Los que consideraron que es más grave robarle al Estado que al vecino fue un 6%. A pesar de mirar para el costado frente a un delito cometido por un funcionario público, más del 75% de los uruguayos tenemos un “sentimiento positivo” frente a la palabra “norma”. Además, el 70% (a pesar de no cumplir con la ley al denunciar un acto de corrupción en el Estado), está seguro que siempre cumple con la ley. Si de leyes hablamos, el 90% de los uruguayos está dispuesto a contribuir en la modificación de una ley. Porque entre otras cosas, la mayoría de los uruguayos somos tan respetuosos de las leyes que consideramos –de acuerdo a los datos de la encuesta-, que una ley no debería violarse nunca, bajo ninguna circunstancia. Vale aclarar que el 25% consideró que se justifica desobedecer una ley cuando es la única manera de lucha públicamente contra una ley o régimen injusto. El 38% justifica violar una ley para ayudar a su familia, y el 13% (un porcentaje muy bajo pero que al fin de cuenta existe), piensa que se justifica violar una ley para alcanzar “sus objetivos”.

No me molesten con eso de participar
Tal vez, parte de la explicación sobre la indiferencia que tenemos los uruguayos frente a ciertos temas, parta del papel que jugamos en la sociedad. Los medios de comunicación reflejan que es escasa la participación sindical, aunque Uruguay bate records de agremiados. Las decisiones se toman entre pocas personas en las asambleas pero ¿Cuál es la causa? Durante el último año (2012) el 93% de los uruguayos dijo que no participó en actividades colectivas de reclamo (marchas y/o manifestaciones). El 90% tampoco participó en organizaciones de eventos culturales o recreativos, el 95% se reunió con sus vecinos en actividades comunitarias para mejorar la seguridad de su barrio, y el 98% dijo que no participó en partidos y grupos políticos. El 99% no participó en espacios de gestión y control de políticas públicas, tales como el Presupuesto Participativo o consejos locales, todas estas, propuestas para que los ciudadanos intervengan directamente en su entorno.

Mientras no me molesten a mí…
Los asuntos públicos son muy importantes solamente para un 6% de la población. Casi la misma relación con el porcentaje de quienes dijeron que son poco importante (4%). La participación en los asuntos que nos pueden cambiar la vida de manera positiva, o para modificar aquellas cuestiones que nos afectan negativamente parece estar lejos del interés de los uruguayos en general. Durante una década, la sociedad anheló el regreso de la Democracia y tras casi tres décadas de lograrla nuevamente miramos para el costado a la hora de participar, decir y manifestar nuestros deseos y necesidades. ¿Pero eso nos importa? ¿Nos interesa? Los uruguayos levantamos los hombros y ponemos cara de desentendidos. Así somos, aunque es triste, tal vez a usted no le interese demasiado.

¿Somos indiferentes pero muy moralistas?* 

Los montevideanos: sujetos morales, reparadores de acuerdos y tolerantes.
Como un aspecto positivo de los montevideanos se destaca que son personas que se perciben a ellos mismos y a los otros como sujetos morales, tienen buena disposición a la reparación de acuerdos y son capaces de respetar las ideas creencias o prácticas de los demás, cuando son contrarias a las propias. Cuando se pregunta a los ciudadanos de Montevideo ¿qué influye más sobre su comportamiento? El 86% de los ciudadanos afirman que su comportamiento es principalmente influenciado por cumplir con la propia conciencia. Cuando se pregunta ¿qué influye más sobre el comportamiento de los demás? El 59% afirma que el comportamiento de los demás también es influenciado por el placer por cumplir con la propia conciencia. Es decir, se consideran a ellos mismos y a los demás como sujetos morales. Este resultado se confirma cuando se pregunta: ¿usted cree que más de la mitad de los ciudadanos son corruptos? Y tan solo el 37% de la población responde afirmativamente.

(*) Fuente: Estudio sobre cultura ciudadana 2012

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