MARIO BENEDETTI Paso de los Toros, 14 de septiembre de 1920 – Montevideo, 17 de mayo de 2009 Por Matías Rótulo |
Cuando murió Mario era un domingo plomizo, con un final al estilo de Mario. Un final que te arranca un suspiro de impaciencia, de dolor, de tensión, un final que no tenía que llegar a ser nunca un final.
Lo conocí en mi adolescencia. Me compré un libro de cuentos de varios uruguayos y leí "Se acabó la rabia". Es la historia de un perro testigo de una infidelidad de su dueña. Después procuré conocer más de su obra. Sus poemas, La borra del café con el capítulo "La niña de la higuera", una de las más tristes piezas literarias que he leído.
En un viaje a Brasil, leí en el avión El país de la cola de paja, fue hace poco tiempo, y me identifiqué como un uruguayo con la cola de paja.
Cuando conocí "La Tregua", entendí por qué es una de las grandes obras de la literatura nacional.
Con El amor, las mujeres y la vida descubrí sus poemas.
Con Montevideanos entendí la ciudad, y con La vida, ese paréntesis, supe que Mario se moría.
Con Montevideanos entendí la ciudad, y con La vida, ese paréntesis, supe que Mario se moría.
El día que velaron a Mario, le confesé en silencio un "gracias" que solo yo pude escuchar, porque él estaba de cuerpo presente, pero silencioso, en un final que solo Mario pudo escribir, con la rabia que te da la vida, la rabia que empieza cuando alguien como Mario se muere.
Un día fui, (en 2009) a Sayago a entrevistar a los abuelos que estaban aprendiendo a leer y escribir en el Plan Yo Sí Puedo, para una nota en La República. Ahí había una señora de nombre Yeni. Tenía 68 años. A los dos días salió el artículo en el diario. El primer artículo de un diario que leyeron Yeni y sus compañeros fue el que hablaba de ellos mismos, de su esfuerzo y su historia de vida. En el artículo yo mencionaba que estaban leyendo a Mario Benedetti, un libro llamado "Montevideanos". El domingo 17 de mayo de 2009 Yeni me llamó llorando: "Soy creyente, creo que se murió porque yo lo estaba leyendo...". Minutos antes yo intentaba llamar a Tabaré Vázquez para entrevistarlo sobre la muerte de Mario. Si hablaba con el Presidente no importaba, yo ya tenía mi propia historia.
Pero sigo con rabia. Desde que se murió Mario.
Y mientras existan escribidores " nunca le seremos infieles".
ResponderEliminarGracias Matías.Abrazo María Cristina.