Por Matías Rótulo
¿Por qué no ha
salido ningún político, de aquellos que cuestionaron que la educación pública
enseñara la historia reciente, a pelear por la versión de la historia contada
por los libros utilizados en la Escuela Pública que ponen a España como la
salvación para este lugar del mundo apartado y desolado? La antropóloga Leticia
D’Ambrosio, egresada de la FHCE no da respuesta porque ni siquiera se lo
pregunta en su avance de investigación “Un estudio sobre la representación del
territorio nacional en los textos escolares y en el aula” publicado en el libro
Avances de Investigación – FHCE-
2011-2012; Egresados (FHCE-2012). Pero la antropóloga realiza un importante
aporte sobre cómo es contada la historia en los libros escolares.
D’Ambrosio
explica (en las conclusiones de su avance) que “el territorio (la autora se
centra en el estudio histórico – antropológico del territorio oriental) es
representado en los textos escolares de tercer y cuarto año desde una visión
euro céntrica, que lo describe como territorio ‘descubierto’, ‘vacio’,
‘ganadero’ y ‘semipoblado de salvajes’”. Alguien podría decir “D’Ambrosio no
descubrió la pólvora” porque lo que nos cuenta no es ninguna novedad. No lo es
porque los que fuimos a la Escuela Pública nos sabemos de memoria el verso… ese
verso. Fuimos “descubiertos”, nos decían a los alumnos que en 1992 tuvimos la
suerte de cosechar várices tempranas de tantos actos conmemorativos por los
quinientos años de la llegada de Colón a este continente.
Según el estudio
de la antropóloga, hay una identificación desde los textos escolares que se traslada
a los niños basado en una idea de “nosotros uruguayos” donde “el indígena
habría sido expulsado, pues su ocupación del territorio es presentada en un
tiempo lejano y remoto”. Uno se lo imagina a Sergio Gorzy en la escuela
gritándolo bien fuerte: “nosotros uruguayos” acariciándose la moña y babeando restos
de un caramelo.
El indígena, de
acuerdo a los libros escolares “ocupaban” las tierras, es decir, no pertenecían
a ellos sino que previo a la llegada del europeo se las usurpaban a alguien,
por ejemplo a Dios (interpretación mía, de los españoles, de muchos otros). Por
otro lado “la ocupación indígena
–explica D’Ambrosio- es suplantada por la ocupación española, que viene a
‘fundar Montevideo’”. Es así que “el indígena desaparece del escenario del
territorio nacional” agrega la investigadora, de acuerdo a lo publicado en los
libros que leen los niños. Entonces, uno podría suponer que gracias a Rivera se
fundó Montevideo y todo el Uruguay, y el caudillo colorado tuvo la viveza de
dejar a algunos vivos para que hagan el trabajo pesado (otra interpretación
mía, burda por cierto, aunque también podría ser la interpretación de varios riveristas
todavía existentes en el Partido de Sanguinetti… perdón de Rivera).
No te veo… “joer”
La historia la
cuentan los que ganan y la reproducen los que pierden. A partir de la oposición
entre el buen español: un hombre que vino a ayudar a los indígenas a salir de
la barbarie, y ese indígena bruto, que
ocupaba un lugar sin hacer nada productivo o cultural es que nosotros nos
construimos como uruguayos. Algo así nos cuenta Hernán Cortés en sus memorias,
y lo mismo contradice el Inca Garcilaso en sus Comentarios Reales con respecto a México y Perú respectivamente.
Somos
independientes del poder europeo levantando las banderas de libertades europeas
(revoluciones liberales y burguesas), diría Ángel Rama. Defendemos la imagen
del gaucho y el indígena (en particular del Charrúa cuando juega la selección
de fútbol) interpretándonos como ajenos a todo aquello, pero asumiendo un papel
cultural que no nos corresponde ni les corresponde, idealizándolos pero
rechazándolos a la vez. La reforma escolar de Varela tuvo como objetivo al
gaucho ignorante, el gaucho matrero que anteriormente acompañó los movimientos
revolucionarios, políticos y sociales a la fuerza. Basta con leer a Bartolomé
Hidalgo y después a Antonio D. Lussich y sus Tres gauchos orientales, para entender el cambio de perspectiva
cultural donde hay un gaucho patriota primero, y un gaucho desplazado después. Los Charrúas acompañaron a Artigas (héroe
reivindicado en esos libros escolares) según la historia oficial, pero
D’Ambrosio demuestra que los textos de primaria mencionan que lo que hoy es
Uruguay estaba “despoblada” o “semi poblada de salvajes”, desconociéndolos o
reconociéndolos desde su cualidad negativa. Los libros escolares tampoco
identifican a los esclavos africanos “que aparecerán marginalmente en la
construcción de las ciudades, en el Montevideo colonial junto al indígena”. Esos
mismos que nos heredaron la cultura nacional del Candombe, patrimonio de la
Humanidad.
Esto se asocia a
que la historia de los libros escolares omite decir que los indígenas que
vivían por aquí tenían una cultura propia ya que “algunas frases aparecen
describiendo el territorio americano, y más específicamente el de la Banda
Oriental que lo evoca como un territorio vacío culturalmente” explica la
investigadora.
Yo maestra, yo, yo, yo.
El estudio de la
antropóloga incluyó observación de clases en primaria:
“Maestra: - ¿Si acá no tuviéramos ganado, qué haríamos?
Chicos: (silencio)
Maestra: - Porque la mayoría de las cosas que comemos se hacen con
leche”
La mirada oficial
(ista) de la historia oficial (ista), es decir la de los textos escolares,
plantea que el territorio “´fue rescatado del olvido’ recién con la
introducción del ganado”. La Asociación Rural que tanto defiende el no pago del
Impuesto de Primaria para los inmuebles rurales, acá tiene una razón: son
protagonistas de la historia oficial (ista) que se cuenta en los libros
escolares. También se percibe la idea de “tierras sin ningún provecho”, previo
a la llegada del conquistador, previo a la existencia de la Asociación Rural
(los nombramos de nuevo para quedar bien).
Explica la
investigadora que “se asocia… la idea de un pasado ganadero- que posibilitó la
existencia de un presente- con la predestinación de que si tal cosa no hubiera
ocurrido no existiríamos hoy”. ¿Vieron, todo esto justifica la grandeza de los
ruralistas?
La investigadora
recoge cómo se construye la idea de lo que somos a partir del relato histórico,
construido por un elemento de transmisión de conocimiento nada inocente: el
sistema educativo. Muestra la forma en el que se cuenta la historia en una edad
en la que queda marcada a fuego la versión oficial y oficial (ista). Los niños
y niñas de este país terminarán hablando con la zeta… como los españoles
salvadores, parafraseando a un político uruguayo que decía que las futuras
generaciones serán guerrilleras (como Mujica por ejemplo), por enseñarles la
historia reciente en la Escuela Pública.
publicado el 11/07/13 en Voces
publicado el 11/07/13 en Voces
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por su comentario.
Matías Rótulo.