El país del Ricardito (Uruguay), -golosina hecha de chocolate por fuera y merengue de corazón- tiene un Ministro de educación que se llama Ricardo Ehrlich. Este Ministro considera que las cosas no van tan mal a pesar de los malos resultados estadísticos que su Ministerio presentó el jueves 28 y los resultados de la Prueba PISA dados a conocer el martes 3. El Ministro, -y otros jerarcas educativos-, relativizaron los datos al punto que Ricardo Ehrlich dijo la semana pasada, en tono de broma, que lo mejor sería decirle a ésta nación a modo de consejo que “debe y puede rendir mal” antes de admitir un retroceso.
Por Matías Rótulo (publicado en el Semanario Voces el 5-12-2013)
El
país del Ricardito es ese en el cual sus habitantes hasta hace muy poco hacían
gala internacional de educados en una escuela gratuita, laica, obligatoria,
colectiva (socialmente hablando) y pensada para el desarrollo humano y
profesional. Una Escuela ejemplo de la modernidad decimonónica arrastrada a la
posmodernidad actual y por lo tanto chocando con un mundo individualista, superfluo
y consumista. La educación fue campo de batalla ideológica durante buena parte
del siglo XX, donde el terreno fue la Universidad de la República, las misiones
pedagógicas a campo abierto de Julio Castro y Miguel Soler, las aulas rurales y
urbanas, las calles llenas de manifestantes de secundaria pidiendo por boleto
gratis en defensa de un derecho propio en beneficio de toda la sociedad futura.
Todos además, combatiendo dictaduras y gobiernos autoritarios.
Ese
mismo país tiene hoy como campo de batalla los medios de comunicación (las
redes sociales son protagonistas fundamentales) los acuerdos interpartidarios
(públicos y secretos), y los reclamos sindicales. El gran debate gira alrededor
de un puntito más del PBI, sigla que entendemos como “Producto Bruto Interno”
pero que si nos apuran, no sabemos bien de qué se trata.
Las
estadísticas numéricas, matemáticas, técnicas y comparativas otrora fueron
motivo de crítica por parte de la izquierda, pero ahora son el parámetro de
análisis de una experiencia tan humana y social como la educación. A pesar de
los “malos” resultados estadísticos, todo es muy relativo, tanto para el
Ministro Ehrlich como para el Presidente de la Administración Nacional de
Educación Pública (ANEP) Wilson Netto. Ambos jerarcas se animaron a reconocer
las fallas pero también a relativizar los resultados, que para los medios de
comunicación (particularmente de oposición) junto la oposición política
significan una confirmación del fin del modelo político y para la izquierda y
sus medios afines, una suerte de ataque desde el otro bando.
El lugar de Ricardo
A
pesar de las críticas a la Educación Pública, Ehrlich no piensa en dejar el
Ministerio y así lo aseguran quienes lo rodean, trabajan con él, y las fuentes
de Presidencia consultadas por Voces.
¿Por qué resiste Ehrlich siendo que en materia de educación, los dardos siempre
van dirigidos a él, cada vez que se conocen malos resultados como ocurrió esta
semana? Entre otras cosas, porque José Mujica tiene en Ehrlich a uno de sus
hombres de confianza. Mujica dijo el mismo martes desde Cerro Largo que no se
puede acusar a los docentes ni pedirles que solucionen los problemas y destacó
el papel de las familias tanto en los logros como en los fracasos de los niños
y jóvenes. Ehrlich (en realidad todos los jerarcas de la educación) respiró
tranquilo al no ser mencionado y quizás
pudo expresar una sonrisa de alivio debajo de su ancho bigote, aunque sabe
que en cuestiones de educación, a la hora de miramientos, la Administración
Nacional de Educación Pública y la Universidad de la República tienen –como
entes autónomos e independientes- la responsabilidad política y técnica de los
resultados en materia de enseñanza.
En
tal caso, cuando se le consultó al Ministro sobre la educación y las malas
perspectivas Ehrlich sólo se animó a responder: “¿Alguien
ve deterioro aquí?”. Cuando lo dijo, el jueves 28 de noviembre, Ehrlich sabía
de antemano las críticas que surgirían en una instancia de debate dispuesta por
la Ley de Educación: el II Congreso Nacional que se realizó el fin de semana,
dos días después de aquel jueves. El Ministro agregó que en vez de decir que en
la educación “hay un deterioro”, se debería decir: “puede y debe rendir más”.
Pisando fuerte
El martes se presentaron los resultados de las Pruebas PISA que arrojaron
una caída de Uruguay al lugar cincuenta y ocho (antes estaba en el cuarenta y
siete) de un total de sesenta y ocho naciones. Además, Uruguay quedó tercero en
América Latina. Aquellas palabras del Ministro el jueves 28 resonaron como un estruendo de cañón. Uruguay
perdió terreno y está en la fase de que los estudiantes de quince años –dados
los resultados- no podrían integrarse a la vida en sociedad (nivel 2), por no
desarrollar correctamente ejercicios matemáticos y lingüísticos. El titular es
catastrófico, pero más aún sería informar que la Prueba PISA demuestra que las
brechas económicas: entre los estudiantes del nivel socio-económico más alto el
13% no llegaría (según los parámetros de PISA) a lograr insertarse en la
sociedad. En las clases sociales el 89% está en esta situación.
El director de la ANEP Wilson Netto matizó los resultados de las
Pruebas PISA diciendo que era muy poco lo que se había bajado, según informó El Observador el martes en su portal
web. Cuando
tenía que hablar de los resultados globales, Netto se refirió a algo que ya
sabíamos de antes: "tenemos un gran problema
con la repetición y el rezago" y "hay que tener en cuenta que unos
seis mil estudiantes más se sumaron al sistema en estos diez años". El
“puede y debe rendir más” del Ministro y la evasión de Netto destacando los
logros y no los defectos son dos características asombrosas del país de
Ricardito.
Tanto como para que no se dieran cuenta (o no los asesoraran bien)
de defender dos aspectos importantes revelados algunos días antes en las
estadísticas oficiales: el aumento de la población en el sistema educativo, y
en particular de la masa más pobre del país. Pero además, el crecimiento de la
población desde el año 2002 cuando Uruguay tenía poco menos del 76% de niños y
adolescentes concurriendo a clases y que en 2012 la concurrencia aumentó con
respecto a 2002 un 12%. Eso no lo mide Pisa y tampoco mide los cambios de
época, las crisis económicas, los cambios de modelo y paradigmas pedagógicos.
Quién si lo dijo fue el Presidente Mujica al afirmar el martes
en Cerro Largo que “es
bajo el aprendizaje de los liceales uruguayos” ya que llegan a la educación
media “gurises de los sectores más sumergidos de la sociedad, a los que antes
ni se les ocurría ir al liceo”.
Ehrlich, que días atrás se había confiado en los resultados
estadísticos para decir que no estábamos tan mal en materia de educación,
después de conocer los resultados de las Pruebas PISA explicó –a diferencia de
Netto-, que sería mejor “no hacer una lectura en
términos de la posición en una tabla” y agregó que “algunos países están cerca
a Uruguay y por su situación promedian a estudiantes que equivalen a los de
nuestros sectores de menor vulnerabilidad".
Pero como Ehrlich –reiteramos lo de la
autonomía de la ANEP- sabe que los malos resultados (cuando hay buenos
resultados Ehrlich sonríe) no son su responsabilidad administrativa aunque tal
vez sí política, dijo el martes: "los resultados van a ser analizados por
la ANEP, que además va a hacer un trabajo conjunto con varios países entre
ellos con Finlandia con el objetivo de mejorar".
Ese
país me suena…
Finlandia no es el país del Ricardito,
pero es como la zanahoria adelante del conejo para los países que están
cerrando la lista de PISA. Un legislador nacionalista, Jorge Larrañaga, viajó
allí para saber los secretos de Finlandia que le permiten tener buenos
resultados educativos. Larrañaga destacó la profesionalización docente, el alto
nivel presupuestal asignado, la participación social y la no intervención
“corporativa” en aquel país. Todo esto, Larrañaga lo venía reclamando antes de
su viaje y lo volvió a reclamar ahora con pruebas luego de su regreso. También
reclamó tras ir a Finlandia lo que los movimientos sindicales e instituciones
sociales y educativas vienen reclamando desde hace muchos años, o mejor dicho
décadas: más presupuesto y profesionalización docente. Ehrlich, al anunciar la
intención de hacer un acuerdo con Finlandia tras los resultados de las Pruebas
PISA ¿Habrá tenido en cuenta las recomendaciones del precandidato a Presidente
blanco?
¿Qué resultados considerar?
La
Prueba Pisa nos hace competir con países que celebran más la caída de la nieve
que el haber quedado primeros en la misma lista que a nosotros nos preocupa
tanto. Esos países tienen una economía mucho más cómoda que la nuestra, por
ejemplo Suiza, China, o Japón. También competimos con países que celebrarían el
perdón de alguna deuda con Estados Unidos más que el hecho de estar primeros alguna
vez en las Pruebas Pisa.
Si
nos quedamos con la lista y el informe de PISA tenemos la opción de no salir
más a la calle al leer en los medios que los adolescentes uruguayos están en
condiciones de no poder enfrentar la vida en sociedad. También podemos
desatender los resultados por ser parte de una evaluación que se aleja de la
realidad social, aunque desde el propio gobierno, sindicatos, y medios, las
pruebas Pisas son tan esenciales como conocer el ranking mensual de FIFA,
sabiendo lo que ello significa para nuestra sociedad.
¿Qué
resultados debemos tomar? ¿El numérico, frío y analítico que procura medirnos
con otras sociedades que gozan de una mejor calidad de vida? ¿O el que se da
todos los días dentro de los centros educativos? También nos podemos quedar con
el resumen periodístico del Anuario Estadístico de Educación y omitir los de la
Prueba Pisa. De tomar sólo el resumen de prensa hecho por el MEC estaríamos no
advirtiendo (ya que de datos se trata), que hay poca cobertura en la educación
media rural, obligando a profundizar el éxodo de la campaña a la ciudad. También
desconoceríamos, tal como se desprende al revisar la cantidad de
establecimientos y alumnos en todo el país, la baja cobertura en educación especial.
Estos dos aspectos no están señalados en el resumen del MEC y por ende no
informada en los medios de comunicación, salvo que algún periodista haya
perfilado sus artículos hacia ese lado. Si leemos con detalle el anuario y la
cobertura educativa por áreas, parece que casi no hay niños con discapacidades
visuales en Uruguay, ya que casi no están matriculados en la educación media.
Ese
es el país de Ricardo, pero también el de todos. Un niño con baja visión se
pierde entre tantos números y estadísticas. La situación de los adolescentes de
cualquier barrio de Montevideo no es menos importante que estar por encima de
Rusia en una evaluación estándar. La educación, hecho social por excelencia,
viva y cambiante, llena de emergentes tan
diversos ¿Puede ser medida por una gráfica? Ricardo Ehrlich y Wilson Netto
se van a alegrar al leer esto: ustedes no
están haciendo las cosas mal… Pero no se alegren, es que ustedes
simplemente administran, son parte del engranaje estándar, tanto como los datos
estadísticos y las pruebas comparativas. Los que realmente hacen las cosas son
los Maestros y sus estudiantes dentro el aula: eso no me mide con la prueba
PISA, simplemente sucede.
Congreso de Educación:
Desconfianza y reclamos
¿Para
qué se hizo el Congreso Nacional de Educación a poco más de un año de cambiar
de gobierno y después de la presentación de propuestas por parte de los
partidos? La respuesta estaría dada en una Ley, la 18.437 del año 2008 (Ley de
Educación). Allí se obliga la realización del Congreso Nacional de Educación enmarcada
como una de las formas de participación ciudadana.
En la declaración final del Congreso de Educación realizado el fin de
semana se lee que “las políticas educativas son asunto de toda la sociedad y el
Congreso Nacional de Educación debe ser el instrumento a través del cual el
pueblo haga oír su voz, en un proceso que sintetice sus análisis y reflexiones,
sus definiciones y sus demandas”. De todas formas el Sistema Nacional de
Educación Pública y el MEC estudiarán qué aportes tendrán en cuenta a la hora
de implementar políticas públicas y desde el MEC se informó a Voces que como en
2006 las propuestas no son vinculantes.
La pregunta que cabe hacerse es ¿Para qué sirven
las resoluciones del Congreso siendo que la mayoría de los partidos ya tienen
pronto su plan de gobierno y propuestas en materia de educación para el próximo
quinquenio?
En el Plenario del Congreso se discutieron cinco
ejes temáticos: la universalización de la Educación Media, la Generalización de
la Educación Terciaria, la Educación Técnica y Tecnológica, la Formación de
Profesionales de la Educación y la consolidación de un Sistema Nacional de
Educación. Dichos ejes temáticos “son parte, también, de los desafíos por un
país más integrado y justo socialmente, por una democracia pluralista y
participativa y una educación autónoma, cogobernada en todos sus niveles,
descentralizada y concebida como un derecho humano fundamental” reza la
declaración final.
El documento explica que el Congreso de Educación se realizó en un marco de “desconfianza o desmotivación” respecto a la “participación en las instancias de asambleas y plenarios preparativas… debido a las dificultades presentadas en su primera edición”. Se refiere a que lo resuelto en el Congreso del año 2006 para elaborar la Ley de Educación no fue tenido en cuenta por quienes elaboraron la normativa.
El Congreso reconoce “retrasos e insuficiencias, principalmente presupuestales” y se posicionó por una dotación presupuestal para la Educación Pública no inferior al 6% del PBI” algo también reclamado por los sindicatos de la educación y la Universidad e la República. A esto se suma que el propio Congreso del Frente Amplio admitió hace dos semanas sobre la necesidad de aumentar el presupuesto para la educación pública.
Estadísticamente tenemos chance
El Anuario Estadístico del Ministerio de
Educación y Cultura revela aspectos que demuestran una histórica labor social,
política y legal para que la cobertura educativa entre los seis y los once años
de edad sea casi total. Se verifica una importante escolarización entre los
niños de tres años de edad (63,8%) en 2012 aumentando un 3% desde 2011. Pero si
bien hay una baja en la repetición en Primaria de manera sostenida, las mayores
dificultades están en Secundaria. Según el Anuario “a partir de los 13 años,
cada grupo de edad participa menos que el anterior en la educación, pero más
que en 2011: 92,6 % a los 14 y 87 % a los
15 (en 2011: 92,4 % y 85,2 % respectivamente)”. Además, y como dato novedoso y
esperanzador: “la participación en la educación de los más jóvenes provenientes
de los hogares más pobres subió por tercer año consecutivo”. Sin embargo, “la
brecha se ha incrementado debido a un aún mayor incremento de la asistencia de
los provenientes de los hogares más ricos”.
Por otro lado “se verifican importantes
cambios positivos que, sin embargo, siguen siendo portadores de desigualdades
estructurales: a los tres años asiste el 46,5 % de los niños provenientes de
hogares pobres y el 91,6 % de los niños de hogares con mayores ingresos (en
2011: 45,2 % y 81,1 %)”. Por ello “la brecha creció de 35,9 a 45,2 puntos
porcentuales”. Entre los cinco y los doce años de edad la cobertura es
homogénea. Adicionalmente, entre 2006 y 2012, los niños entre tres y cinco años
de edad provenientes de los hogares más pobres incrementaron su participación
en el sistema educativo en un 14,8%, 14% y 2,7%, respectivamente; y los jóvenes
entre los catorce y los diecisiete años de edad, en un 2%, 9,1%, 8,3% y 5%. Además,
el 50,3 % de los jóvenes de quince a veinte años se dedican exclusivamente a
estudiar (en 2011: 48,9 %), más de la mitad de ellos lo hacen en educación
media superior (55,6 %), el 29,2 % aún no termina la educación media básica y
el 15,2 % realiza estudios terciarios. Quienes estudian y trabajan se mantienen
relativamente estables en el tiempo (en 2012, 13 %).
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