ESA CAJA BOBA QUE NOS TRATA COMO IDIOTAS
Soy hijo de Marcelo. Mami no se acostó con él, pero Marcelo
me educó en los noventa, fue mi tutor, le debo todo esto (y cuando digo “esto”,
usted debería imaginarse que yo muevo la pelvis. Ríase sanamente, como lo
inculcó Marce).
Papi simbólico me
enseñó a reírme de los viejos, los diferentes (inclusive de los discapacitados),
los distraídos y que las diosas no están en el cielo sino saliendo en ropa
interior de un mar azul.
Algunos tienen un
auto lindo y lo muestran orgullosos, pero Marcelo Tinelli tiene un programa de
televisión, y esa es la extensión de su miembro.
Su cabeza enorme no
piensa en ideas nuevas, pero se impone ante la cabeza de otros hombres. Porque
la lucha es por el dominio de la jungla, y los machos son expertos en ese
terreno. Sí, lo de la “cabeza” léalo en el sentido más “entrelaspiernas” que se
lo pueda imaginar. Porque papi y yo lo entendemos así, con el código del
segundo sentido picarón, el más instintivo y poco sutil.
Hace poco fue padre
por quinta vez. Se casó tres veces. Se dice que se acostó con varias modelos y
actrices hermosas. Marcelo es un hombre semental, un activo reproductor de
seres humanos reales.
En su primer
programa, después de un año de inactividad, nos habló de sus hijos, de su
esposa, de lo gran padre que es. Es un señor de familia bien, que además se
dará el lujo de cortejar con mujeres semi-desnudas en todo el ciclo 2014 de Show Match. Pero ojo: tiene valores
cristianos profundos, tanto que se ha impreso tatuajes de imágenes religiosas
en su piel. Eso lo hace un gran devoto. Marce será eterno y su cuerpo esculpido
en tintas quedará en las retinas de quienes leímos alguna vez la revista Caras y vimos sus fotos al sol. Su alma
lleva las marcas que lo acusan de haberse acostado con la ex mujer de su amigo,
su hoy esposa. ¡Qué campeón! Pero tuvo la oportunidad de confesarse con el Papa
Francisco por sus pocos pecados.
Como buen hombre
argentino, Marce es hincha de fútbol, mejor dicho, es casi dueño del fútbol. Es
vicepresidente de un equipo campeón y algunos especulan con su postulación a la
AFA. Su hijo último, -nacido de sus genes-, lleva el nombre de ese club que
ama. Marcelo lo bautizó con el nombre Lorenzo y lo afilió a San Lorenzo. Porque
Marcelo es hombre bien hombre y como tal domina sobre su sangre: se hace lo que
él quiere y se es hincha de quién él quiera.
Marcelo se mete
dentro de nosotros y nos taladra desde hace tres décadas. No me refiero a un
asunto “entrelaspiernas”, sino a algo más contextual y cultural. Desde la
inocente televisión que hace para divertirnos, hemos reproducido el modelo de
un ser humano egoísta y banal donde lo importante es reír a carcajadas como sus
reidores obsecuentes, salvo cuando Marcelo decide mirar la cámara y ofrecer un
discurso ejemplar, como buen ciudadano que es.
Pero su cabeza
peina ideas simples, que de tan simples nos llegan como algo tan complejo que
ha ocupado el pensamiento de filósofos críticos.
El lunes pasado nos
mostró su billetera (que no dejó de abultarse a pesar de las crisis). Filmó una
película para inaugurar su programa que además tuvo una presentación al estilo
de apertura de Mundial de Fútbol con casi trescientos artistas en vivo. Toda la
presentación fue un hastío, pero el atractivo del programa está en atraparnos igual.
Mencionó que fue
acusado de hacer caer a un Presidente, se rió de sus jefes y todo mientras un
grupito de bailarinas brincaba como conejitos haciéndole la corte. Marcelo nos refregó
su sus pantallas gigantes traídas de Asia, Europa y Norteamérica. Porque todo
hombre que se precie de tal debe tener un buen televisor, enorme y colorido a
su cargo. Un televisor que lo muestre enorme y poderoso. Algunos hombres se
miran desnudos frente al espejo, Marcelo prende la tele y se observa seductor,
cabezón, y bien macho.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por su comentario.
Matías Rótulo.