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El genocidio armenio desde Uruguay




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Entrevista a los profesores de historia Andrés Serralta y Marcelo Desena autores del libro Genocidio Armenio 1915 – 1923 (Ediciones de la Plaza) tras una investigación que comenzaron en el año 2011



Por Matías Rótulo 
En el libro se investiga uno de los hechos históricos más polémicos y dolorosos de la historia mundial. Reconocido por Uruguay, negado por Turquía y con preguntas que todavía quedan sin contestar, los autores abordan cómo se trató este tema en la prensa uruguaya de la época y reivindican la necesidad de discutir estos temas en las aulas de la educación uruguaya y proponen combatir el negacionismo.

¿Qué tan vigente está el tema del Genocidio Armenio en la sociedad uruguaya?
Andrés Serralta -  Las actividades de conmemoración dejaron de ser hechos comunitarios porque la sociedad uruguaya los tomó como eventos que debían involucrar a la representación de todo el cuerpo social. Es evidencia patente de ello, cuando cada año, especialmente cada 24 de abril, se generan acciones de conmemoración a las que acuden muchas personas que no pertenecen a la comunidad armenia, concurriendo en representación de instituciones o solamente a título personal por estar sensibilizados con la temática. La foto de tapa del libro, da testimonio de ello, ya que se trata de una marcha por la Av.18 de Julio en el año 1964, pidiendo el reconocimiento del Genocidio Armenio.

- En el libro cuentan el recorrido de la Armenia como nación. ¿Hay una Armenia dividida por el tema del genocidio?
A.S.- Armenia como país es un Estado que trabaja activamente por el reconocimiento internacional del Genocidio Armenio y su difusión. En la diáspora armenia —a nivel general, no solo en la residente en Uruguay—se manifiesta una división en sectores. No obstante, todos ejecutan actividades en conmemoración del Genocidio Armenio y bregan por su reconocimiento, aunque no siempre lo hagan en conjunto. Ello responde principalmente a las pertenencias políticas que tenían los migrantes armenios antes de abandonar su país natal. Esa separación con ciertas modificaciones, se trasladó a los países que recibieron a quienes escapaban de la muerte.  

 Como historiadores ¿La presencia de Turquía en Uruguay a partir de productos mediáticos, tiene algo que ver con el centenario del Genocidio Armenio?
Marcelo Desena: Es llamativo realmente que cuatro telenovelas de origen turco, sean emplazadas al unísono en horario central en dos de los tres canales privados, en el año del Centenario del Genocidio Armenio. Da lugar a todo tipo de suspicacias, pero simplemente reflexionemos que toda ficción es un producto cultural y que refleja elementos axiológicos de una sociedad. Vehiculiza valores y comportamientos de esa sociedad y cultura, tornándola más próxima y asequible, “lo turco” ha dejado de ser ajeno para el público en general. Muestran contrastes de modernidad y tradición, pero “lo turco” ya no es otredad, la gente se identifica con los personajes, sigue con expectativa las tramas, etc. Esos elementos semióticos y simbólicos son necesarios para la conformación de discursos culturales, en lo que Gramsci llamó kulturkampf (lucha cultural). En esta pugna, los objetos culturales turcos se han posicionado con especial destaque e intensidad en los medios masivos del Rio de la Plata, en una coyuntura significativa para la conmemoración y memoria del genocidio. 

Ustedes titulan un capítulo como "los juicios turcos sobre el genocidio" ¿Hay un intento de Turquía por esconder los hechos o no se ha llegado a la verdad por otras causas?
A.S.: En la posguerra de la Primera Guerra Mundial, hubo un intento del propio Imperio Otomano de llevar a juicio a los responsables del Genocidio Armenio que fracasó por la fuerte oposición política y social a los juicios. Luego del establecimiento de la República de Turquía, se estableció una política estatal de negación y/o deformación de los hechos históricos, que niega el carácter genocida de la violencia perpetrada contra la minoría armenia y otros colectivos. En este sentido el papel de Turquía para intentar impedir el reconocimiento de Genocidio Armenio es muy claro y le cabe una cuota de responsabilidad importante, en que menos de 30 países hayan reconocido el Genocidio Armenio al día de hoy. 

Son profesores de historia ¿Cómo se les ocurrió hacer un libro así? ¿Se debe enseñar esto en secundaria?
M.D.: El libro es la cristalización de un proceso de investigación que comenzó en 2011, a partir de una aproximación académica a los estudios de genocidio. Desde allí, comenzamos a reflexionar desde nuestra labor investigativa y constatar desde nuestra práctica docente, la inexistencia de producciones nacionales académicas que abordaran de forma rigurosa el Genocidio Armenio. De esta forma, abordamos a territorios inexplorados como la recepción del fenómeno en Uruguay o el proceso de aprobación parlamentaria de la ley de reconocimiento del genocidio por parte del Estado uruguayo en 1965.  
Es de vital importancia reflexionar sobre los procesos de violencia política – y en especial los genocidios- en el aula. No solamente por el conocimiento fáctico del Genocidio Armenio, dada  su valía disciplinar como piedra angular de los procesos de sistematización e industrialización de la muerte en la modernidad, sino que es un espacio de reflexión y aprendizaje de elementos axiológicos. Comprende un enorme carácter formativo sobre los derechos humanos, la convivencia y la ciudadanía, pero más nos enseña sobre la fragilidad de estas construcciones.

¿Cuáles son las mayores dificultades que tiene un historiador uruguayo para explorar un tema tan lejano geográficamente hablando y que involucró a millones de personas?
M.D.: La distancia geográfica resulta un inconveniente salvable, dado que muchos acervos documentales han sido relevados, publicados por Estados e instituciones y puestos a disposición para su consulta. No obstante se presentaron otras dificultades como las múltiples  barreras idiomáticas, no ya por los idiomas en los que se encuentra la bibliografía consultada —alemán, turco, inglés, francés y otros idiomas — sino por los dos dialectos distintos de armenio, por el  turco otomano y el turco moderno en el cual se encuentran muchas de las fuentes. Esta tarea de traducción y transliteración requirió de un esfuerzo adicional. 

¿Cómo fue el tratamiento de los diarios uruguayos de la época a las noticias provenientes de la zona del Genocidio?
M.D.: La prensa escrita como fuente documental, permite observar de manera óptima las narrativas e imágenes con las cuales los medios de prensa trasuntan el acontecer internacional. Es una fuente privilegiada porque en la coyuntura de la Primera Guerra Mundial —sin el desarrollo de la radio que sería en la década del ´20— la recepción de los diarios por parte de la población era masiva. Esto nos permitió contar con una vastedad de medios para consultar y analizar, identificar las líneas editoriales, la postura sobre los sucesos, etc.

¿Cómo resumen el tratamiento que la política uruguaya le dio al asunto?
A.S.: El sistema político uruguayo promulgó la primera ley en que un Estado soberano — la Ley nro. 13.326— en la cual se reconoció oficialmente la existencia del  Genocidio Armenio. Los legisladores en 1965 sabían perfectamente la importancia de tal acto. Así  lo demuestran las fuentes que hemos relevado para el libro y que ponemos a disposición del lector. El sistema político uruguayo ha jugado un papel importante internacionalmente para el reconocimiento del Genocidio Armenio.

¿Qué acciones debería emprender la comunidad internacional sobre este caso?


M.D.: La situación geoestratégica privilegiada de Turquía como país eurasiático transcontinental, le ha servido a sus gobiernos como “moneda de intercambio” para evitar presiones sobre la “cuestión” armenia. En la actualidad se está discutiendo sobre el rol que cumple Turquía ante la presencia de Daesh: su permisividad y flexibilidad en el uso de territorios y fronteras, la intermediación comercial y financiera, apoyo logístico y militar, etc. Pero también sobre el potencial para debilitar a los yihadistas y su accionar, algo que occidente no puede desconocer. En este contexto, el gobierno reelecto del islamo conservador Recep Tayyip Erdogan continuará con su postura de negacionismo del genocidio, dado que la comunidad internacional no posee mayor fuerza de coacción en esta coyuntura. No obstante, quedan muchos Estados miembros de la ONU por reconocer el genocidio, como lo hizo recientemente Paraguay.  

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