ESA CAJA BOBA QUE NOS TRATA COMO IDIOTAS
Aquí un artículo que busca ponerse del lado de aquellos que buscan
ponerse del lado de lo que dice “la gente común”, la “gente de la
calle”, es decir, todos los que se den por aludidos. Un artículo demagógico.
Por Matías Rótulo - Publicado en el semanario Voces del jueves 21 de mayo de 2010
Una educadora grabó con su cámara el video en el cual otra educadora, dueña de un centro de educación inicial, le daba de comer a un niño en la boca de una manera “correctiva”. Una manera propia de un adulto que intenta
hacerle comprender a ese pequeño dictador que llora sin parar como un adulto todopoderoso, se hace cargo de sus caprichos. Faltó decirle “mal criado”, y con eso completaba el colmo de la estupidez, cada vez que un adulto, le dice a un niño a su cargo “mal criado”. Al niño, que bien puede meterse tierra en la boca y masticar un caracol, llora si alguien le pone una cuchara hasta el paladar ¡Qué pamento! Subrayado”, hizo dos cosas bien. Una fue meterle el video por
los ojos a “Telenoche”, mientras los de Telenoche, trataban de arrancarle con una pinza uno de los labios a Yisela Moreira, como para tener una noticia más fuerte y más sangrienta que la del niño. En segundo lugar, Subrayado le tapó la carita a la criatura para que nadie les haga juicio. Brillante, sensible, humano, y además innecesario ya que hoy en el barrio todos conocen al niño en cuestión, por lo que el taparle la cara no sirvió de nada. Menos mal que pasó en Montevideo, una ciudad enorme donde nadie se conoce como nadie, a pesar de la propaganda mentirosa de Nix. Menos mal que en este país, los adultos responsables de niños y niñas, cada vez que existe un abuso hacía estos niños, no salen a ventilar la intimidad del tema, mostrando sus rostros por televisión, e identificándose, cosa que no se identifique al niño que está abusado y que está a su cargo. Por si no se entendió, ya que usted puede ser alguno de estos padres o madres o tutores que no son muy avispados en la vida, le digo que todo lo anterior fue dicho con “ironía”. Entonces el periodismo nacional tuvo por fin, nuevamente, a los paladines de la justicia representados por Subrayado ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es Jorge Traverso diciendo “terrible” tras la nota. Canal 10 se la jugó y puso el video al aire, ya que si o si hay que mostrar el hecho, el acto mismo de un abuso a un niño. ¿Dije abuso? Perdón, del intento de domesticar a una criatura poseída por un pequeño diablo que se llama
“Ello”, tal como lo definió Freud. Si el abuelo y la tía del niño, dijeron que “no fue para tanto”, seguramente no fue para tanto. Claro que Canal 10, no se tiene fe ni a si mismo, por lo cual no puede dar una información sin mostrar un video, ya que sino cómo justificaría la denuncia. Quiero escuchar los archivos de audio de todas las entrevistas que salgan en los diarios todos los días, porque así como Canal 10 puede someter a un niño, perdón, a nosotros al insoportable llanto de un niño, con el fin de demostrar que tiene pruebas, yo quiero someterme a escuchar la espantosa voz del dirigente “Fogata”
Bermudez, en cada nota que le hagan en los diarios.
Derechos
Los niños y niñas tienen derecho. Uno de estos derechos es a la intimidad. Si, las niñas y los niños pueden tener intimidad, por más que los adultos nos creamos dueños de ellos, por haberlos engendrado, o por estarlos criando. Pero también tienen derecho a no ser sometidos a la exposición pública, con imágenes que puedan identificarlos tras un abuso. Los niños y las niñas no son simplemente un deseo de los padres por repetir lo que ellos fueron, pero corrigiéndoles lo malo que ellos fueron de niños y adolescentes, hasta llegar a ser los frustrados adultos que son ahora.
Una mujer, dijo en televisión que ella se crió con la educadora, y sus hijos también, y que fueron felices. Listo, a mi nunca me atropelló un auto, por lo tanto es mentira que la gente se muera atropellada por los autos. ¡Mentira! En el caso del niño, cuando se habló por televisión de este tema, siempre se mostró una de las tres partes del asunto: la parte que se sentía más agraviada. La de aquellos que justificaban el abuso de la educadora. El abuelo diciendo que fue una exageración, y que ponerle un trapo en la boca al niño para que no llore fue algo así como un acto fallido. O una mujer argumentando que no le podía hacer nada al niño ya que hacía 24 años que trabajaba en esa profesión. Es como si dijéramos que un chofer con 40 años manejando un taxi, una noche se pasa una luz roja de un semáforo y se da la trompa contra un 522, y justificamos el hecho de “mala suerte”. La televisión también nos dejó acusaciones mutuas, chantajes, novelas policíacas, más comentarios de Traverso, pelos al viento de Nano Folle, y la
repetición hasta el cansancio del video con el niño en primera plana. La otra parte interesada, las de aquellos que no aceptan y condenan el abuso de un niño, casi no fue escuchada. De hecho, la simpleza del asunto, radicó en que casi nadie en televisión explicó que el castigo físico está prohibido, y que la educación hace muchos años ya no se basa en el castigo sino en la violencia. Ojo que cuando digo “muchos años” me refiero a más o menos un siglo.
La tercera parte en cuestión, la más lastimada por el abuso, por ser expuesta en televisión durante un par de días fue ese pequeño niño mostrado en un video siendo abusado por el poder de un adulto. Poco sabemos de su estado de salud. Pero más allá de eso, la cuestión se centró mayoritariamente en la abusadora, quedando de lado el abusado, y en él todos los abusados desde la ignorancia que desde los medios se le da al abuso como fenómeno que tiene que ser combatido. Un combate dónde toman las armas la educación, la cultura, la sociedad. Una sociedad (incluyo a los periodistas), que nos ponemos siempre durkhenianos. Tan durkhenianos que reclamamos siempre que las generaciones menores en edad cumplan a la perfección su rol en la sociedad, pero que nos olvidamos del papel educador de las generaciones adultas, ya que siempre los adultos terminamos siendo víctimas de las situaciones de los “menores”, de los “delincuentes”, o de un niño que lloraba molestando a un adulto. Una situación que deja al descubierto muchas cosas: que hay gente que utiliza las nuevas tecnologías para grabar y denunciar, que hay medios que no conocen las leyes vigentes, que hay adultos que justifican la violencia, que hay centros de educación inicial sin control, que existe violencia en todas partes y otra gran cantidad de cuestiones que no vienen al caso. Si, me olvidaba del niño. Siempre nos olvidamos de los niños, ya que los adultos, tenemos que hablar cosas de adultos.
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Matías Rótulo.