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Dime cómo dices y te digo qué comunicador eres

ESA CAJA BOBA QUE NOS TRATA COMO IDIOTAS
Por Matías Rótulo en Voces 486 




La televisión (la radio y los medios de Internet también) han cambiado más allá de los logros técnicos. Se concretaron importantes giros en la forma de comunicar desde el uso del idioma propio de los periodistas y conductores (un idioma que cuesta asociar al español). Los nuevos giros los alejan de la practicidad  y las renovaciones son incorporadas por la población en general, aunque en algunos casos, es la población común la que introduce  los modismos en los medios de comunicación.

1. El infinitivo. ¿Qué tienen en común un cartelito pegado en la puerta de la heladera con la leyenda “recordar pagar la luz” y un periodista de televisión? El infinitivo y el frío detrás de la fachada. El periodista ha cultivado la forma del infinitivo con gran maestría. “Recordar que hoy juega en el Estadio...”, “recordar que estarán cortadas las calles...”. El verbo “recordar” en su estado más puro se merece un premio Iris. El periodista dibuja el verbo en infinitivo con elocuencia práctica, con belleza de verdad aristotélica pero sin dejar el estilo de los “indios” de las series del lejano oeste: “tu ser cara pálida”. Leonardo Pedrouza, -presentador de “Teledía” los fines de semana-, es un buen ejemplo pero no es el único. ¡Recordar verlo este fin de semana!


2.El “enloqueismo”. Si algo hay que agradecerle a los vendedores de ómnibus es la incorporación a la televisión del “enloqueismo”. Se trata del recurso de estiramiento de una frase que expresa alguna idea con el fin de convencer al potencial comprador de medias can can que viaja en un 142. Se podrían ahorrar palabras al evitarlo, pero los periodistas uruguayos de televisión y radio se esfuerzan por el público y trabajan más. Citaré textualmente a un vendedor de medias: “la media se pone en lo que es el pie de esta forma y se estira en lo que es la pierna”. Cito a otro que el lunes subió al 76 a vender chicles “... lo que son las grandes fábricas... viene a traer lo que es este producto que en lo que es cualquier local comercial sale $12”. Los periodistas de televisión han incorporado esta sofisticada estrategia de ventas: “estamos en lo que es el Latu, para presentar lo que será el...” o “se jugará desde este sábado lo que será el campeonato uruguayo...”. El “enloqueismo” puede ser disfrutado en lo que son los móviles de lo que es cada programa de lo que es la televisión de lo que es este país.

3. A ver. Extraído de las complejas tácticas de aquel que quiere imponer su opinión a un hiperactivo que no puede escuchar dos segundos quieto, llegó el “a ver”. Supongo que no es el “haber”. Es muy común en “Esta boca es mía”, “Algo contigo”, “Buscadores” y cualquier programa que suponga debates. Washington Abdala y la panelista de “Algo Contigo” Sofría Rodríguez lo repiten estratégicamente a cada instante.  También lo usa Luis Lacalle Pou. La técnica es sencilla pero efectiva: el emisor del mensaje, al comenzar cada idea, dice “a ver” para llamar la atención del otro, y si alguien está hablando encima, ese emisor puede utilizar el “a ver, a ver, a ver” e inmediatamente después realiza una minúscula pausa para tomar aire y permitir la reflexión generalizada. De esta forma, el emisor le da importancia a su propio mensaje porque parece que lo elabora mirando a lo lejos, viendo en su alma, como un Tiresias que sacará del fondo de su ser
todo el saber contenido ante tanta ceguera. Luis Alberto Carballo tiene su propia versión que es el “a ver chicos”, un poco más aporteñado pero igual de simpático y bien logrado.

4. Divino. De las canteras de Momo se instaló el “divino”. El “está divino” se impuso como una forma de expresar que algo está bien, tan bien como Dios, porque la divinidad hasta antes de “Queso Magro” era Dios. Claro que al ser todo divino, lo “divino” pierde su sentido original. Una cosa es lo que para Sturla es “divino”, y otra lo que significa que algo sea divino para Yamandú Cardozo. ¿Cómo está La Pedrera en Verano? Divino. ¿Cómo está Agarrate Catalina? Divina. ¿Cómo está el helado de chocolate con bananas? Divino. ¿Cómo está ese flaco? Divino. Por ahora, es muy común escucharlo en personajes de televisión vinculados al carnaval, pero se va extendiendo al común de la población.


5. A mí me pasa. El “a mí me pasa” implica centrar toda experiencia a lo personal y de ahí se hace transferible al resto. Un experto es Fernando Tetes, que en “Ponete Cómodo” nutre cualquier entrevista de su “a mí me pasa” o “a mí me pasó”, lo que provoca que sus entrevistas sean una batería de preguntas que implican su propia existencia y después la existencia del entrevistado.

6. Nosotros. De las trincheras políticas y los vestuarios de fútbol, se instaló entre los periodistas, la primera persona del plural: “nosotros”. Es una forma elegante de no cargar los mensajes con el ya mencionado “a mí me pasa”. Entonces se transforma la cosa en un “nos pasa”, involucrando al resto de una humanidad. El emisor no parece tan egocéntrico, aunque sigue hablando de sí mismo, pero la diferencia es que es un ego colectivo.


7. Me explico. El “me explico” es el cierre perfecto para un enunciado que comienza con el “a ver”. Primero llamo tu atención invitándote a observar, y por último te impongo que primero entiendas mi mensaje, y después que hagas otro esfuerzo por volver a entenderlo cuando te pregunto “¿Me explico?”. Ahí entra Gorzy, el feriante de la esquina, mi Tía Yeya y otros tantos.

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