Luis Alberto Spinetta retrató en su música el recuerdo permanente de una guerra sangrienta, brutal e infame, así como Pablo Picasso lo hizo en su momento desde su pintura. Analizamos "Bosnia" en Apuntes Spinetteanos.
Por Matías Rótulo
Era el año 1992 cuando Bosnia empezó a temblar. Recuerdo las lejanas imágenes de la televisión que con mi adolescencia a punto de nacer, me revelaban la muerte de una generación que nunca más iba a vivir. El conflicto sigue siéndome ajeno, pero no impropio.
En tiempos de guerras, aviones caídos por bombas teledirigidas, ataques y sirenas, desapariciones y dulces amenazas en ese juego llamado matar a mi enemigo, no puedo más que escuchar "Bosnia".
Los espíritus rodean el escenario y lo dejan salpicado de recuerdos:
La llamada "Guerra de Bosnia" fue una reedición del intento suicida (es suicida cuando el hombre atenta contra el hombre) de exterminio de un población entera de civiles.
Los casi nueve mil musulmanes Bosnios que murieron en Srebrenica, nos hace imposible detallarlo en imágenes, testimonios, textos históricos.
Spinetta y los socios del desierto la hacen descarnada en el disco San Cristóforo, y desnuda pero enlutada en el disco Spinetta y los socios del Desierto.
El yo lírico, la voz poética reclama que no se olvide Bosnia, pero también narra el horror de la muerte física, moral, pero también de la muerte simbólica expresada en la resignación del hombre.
El grito desesperado es:
El yo lírico, la voz poética reclama que no se olvide Bosnia, pero también narra el horror de la muerte física, moral, pero también de la muerte simbólica expresada en la resignación del hombre.
El grito desesperado es:
"Vamos,
abre los ojos,
abre las manos,
ante Bosnia..."
Bosnia nos debe entrar por el cuerpo, nuestras manos deberían padecer la estaca que nos torture. Pero para torturados basta con los de Bosnia.
El reclamo es un reclamo histórico. Picasso nos sigue pidiendo que miremos su pintura, aquella que muestra los trazos mutilados y los gritos en blanco y negro. Spinetta en su canto parece condenar al silencio de la muerte a morir. Lo hace mutilando al sujeto, la boca abierta desesperada, el mareo, la angustia y el desgano del ángel que se ausenta y del hombre que se resigna:
"Vamos,
abre tu boca...
deja que entre,
todo Bosnia...pronto,
viene un mareo...
una visita guiada sobre Bosnia...
donde el ángel,
cierra sus alas...y llora...
donde el hombre,
baja sus brazos..."
En Bosnia se aplastan las vidas, caen las bombas, porque cae el mundo en ese cielo que se desploma:
"Algo,
se está cayendo...
es ese cielo,
sobre Bosnia..."
La imagen de la resignación es aquella que representa al ángel ya no caído, este ángel es el peor de los ángeles; es el ángel al que se le revela la resignación más pura y se rebela:
"Donde un ángel,
cierra sus alas...y llora...
donde un ángel,
cierra sus alas".
El ángel se resigna y el hombre baja sus brazos, entregado a morir, entregado a no poder hacer más:
"Donde el ángel,
cierra sus alas...y llora....
donde el hombre,
baja sus brazos"
Los espíritus rodean el escenario y lo dejan salpicado de recuerdos:
oye los muros...
niños que gritan,
por doquier en Bosnia...
ellos caen, como violines...
en la rapsodia,
típica de Bosnia..."
Publicamos el libro de fotos de Gervasio Sánchez. Las fotos que ilustran este artículo pertenecen a él.
Por más información sobre la obra de Gervasio Sánchez visitar aquí
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Matías Rótulo.