ESA CAJA BOBA QUE NOS TRATA COMO IDIOTAS Mi alma es un palo enjabonado donde la alegría dispuesta en sobres con premios adentro, se resbala a punto de alcanzar el objetivo. Le suena el pito a Cacho. Me refiero al silbato. Se terminó Cacho Bochinche. Por Matías Rótulo Mi tristeza es inalcanzable como los brazos de Cacho Bochinche al intentar abrazar a Fermín el enano. Se cierra un ciclo. Culminan los juegos, las canciones, las alegrías y todos esos niños que han permitido demostrar que el estudio mayor de “La Tele” está hecho a prueba de mocos, orina, y caramelos pegados en los asientos luego de cada emisión del clásico de los sábados. Pero lamentablemente estaba en decadencia. No Cacho, no Laura, no Víctor, no “Ultratón”. El primer golpe a Cacho Bochinche fue una vez que las “Grandes Fábricas Peñarol” dejaron de ofertar aquellos juguetes plásticos de primer nivel (del primer nivel del edificio donde funcionaba la empresa). Si bien la empresa existe, algunos afirman que cambió de rubr
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