Ir al contenido principal

Entradas

Dos preguntas difíciles de hacer 1) ¿Usted es homosexual? y 2) ¿Usted es periodista?

Por Matías Rótulo (periodista) L a semana pasada, un periodista le preguntó a un político uruguayo si era (si es) homosexual. El Código de Ética de la función Periodística que rige en Uruguay, promovido y aprobado por la Asociación de la Prensa Uruguaya en 2013 recomienda en el artículo 16 que "l os periodistas deben respetar la privacidad de las personas. El derecho a la   información de los ciudadanos prevalecerá sólo cuando se vier a afectado un bien de la comunidad o el interés público por un aspecto relacionado con la intimidad de una persona involucrada de manera directa en el asunto que es objeto de la cobertura".  De inmediato, sin casi nombrar al periodista para evitar problemas, lanzando indirectas sobre su ética y preferentemente por las redes sociales, comenzó el debate. En dicho debate participaron periodistas, personas no periodistas, y personas que opinaron por sus simpatías políticas.  Me vi sorprendido por el destaque que tuvo en las rede

Fotocopias ¿Instituciones públicas cometiendo delitos?

Tapa de La Risa de Henri Bergson fotocopiado entero este año en la Biblioteca Nacional a pesar de la prohibición de “No fotocopiar”.  El arresto de empresarios de la fotocopia en el centro de Montevideo revive una vieja polémica donde dos intereses se chocan: el derecho del autor ante su creación intelectual y el derecho de los estudiantes por acceder al material bibliográfico. ¿Las autoridades públicas amparan estas formas delictivas al permitir que se fotocopien libros en instituciones públicas? ¿Fotocopiar es un delito? Por Matías Rótulo (publicado en el Semanario Voces el 24/10/2013) ¿Quién no pensó esta semana en la posibilidad de haber sido o ser cómplice de un delito por fotocopiar parcial o totalmente un libro? ¿Quién no fotocopió un libro producto del trabajo intelectual de alguien y que no cobrará sus derechos de autor? Los fiscales, los jueces y abogados (inclusive los de la causa contra los fotocopiadores del centro de Montevideo) ¿No fotocopiaron libros en l

Me declaro culpable

Me declaro culpable de haber fotocopiado alguna vez un libro. También acuso de cómplices a absolutamente todos mis docentes (no los nombraré pero yendo a los archivos de Secundaria, Universidad de la República e Instituto de Profesores Artigas e indagar en mi escolaridad, el Servicio de Inteligencia podrá rastrearlos fácilmente). En mi acusación pública incluyo a los centros de estudiantes, y locales afines, y a las miles y miles de personas que han realizado el mismo acto delictivo.  También acuso a las autoridades de: El Minisiterio de Educación y Cultura (de ahora y de antes) que permite el fotocopíado de libros en centros privados de educación; A las autoridades de la Administración Nacional de Educación Pública (de ahora y de antes) y así hasta llegar al último funcionario de todos los subsistemas, que permite que funcionen fotocopiadoras dentro de los centros educativos; al Consejo Directivo Central de la Universidad de la República, empezando por el rector y todos los r

Más acá del más allá

Por Matías Rótulo Quién sabe si en el pueblo las flores no se marchitan. Es cierto que los ríos se arriesgan a besar la orilla, y los sauces paran las lágrimas entre sus copas con risas que parecen más murmuraciones de viejas chusmas que hojas verdes y largas que se franelean entre sí, mientras el árbol representa el dolor de la naturaleza. Son unas inmorales.  Esa tarde Cardona supo del duelo. "¡Mire que se levantó igual el polvo de las callecitas cuando el lechero llamó puerta por puerta!" dijo don aquel, hermano de ese otro que se casó con aquella china amurallada que no dejaba pasar las moscas hasta que vino el patrón y zas... Algunas viejas de luto lloraron hasta el amanecer. Nació un niño en 1907 y poco después se hizo hombre.  Luego dicen que todo fue fiesta en la casa del viejo.  Lo vio pasar el distraído, el compadre, y el mentiroso. Lo vieron pasar tranquilo, tranquilo, tranquilo, muy tranquilo arrastrando las patas y arrugado, pero bien bien

El espejo y Gisselle

S e peina frente al espejo. Se peina y canta mientras su voz se desliza desde su tono más alto hasta rebotar y crear un eco suave: sus cabellos se estiran, se erizan, se estiran como un bandoneón mientras ella se canta y se peina. Se mira en el espejo, sonríe y se saluda. Sigue cantando: “No es así, es un milagro no es así, es un secreto no es así, es solo ciencia no es así, es un milagro…” Se pregunta por qué, si la imagen del espejo está invertida, el sonido de esa canción no se escucha al revés ya que al cantar se mira a los ojos. “Nunca me miro en el espejo” pensó, pero alguien le contestó “mirate más porque te extraño”. Se da vuelta y busca en toda la habitación el origen de la voz pero todo está en su lugar, y nadie se puede esconder en ningún lado. Todo está en calma, una calma vacía. Duda. Vuelve a mirarse a los ojos. Mueve la cabeza hacía la derecha, y ve en el vidrio que el movimiento se produce hacía la izquierda. -          ¿Quién sos? – Le preguntó Gisselle con mi