Te queda el hilo de la morcilla dulce en la garganta, pero justo aparece Juji, y grita por la televisión “ganaste” o “gaaaanaaaa (s) teeee” (no pronuncia muy bien la ese). El grito exagerado e innecesario de inmediato no sólo hace que se te salga la morcilla del susto, sino un pedacito de papa al horno, alguna burbuja de la Coca Cola, y un resto de café con leche de la primera mañana de domingo.
“El mercado manda” –dirán algunos sin autocrítica, y algunos candidatos a Presidente-. Nosotros somos felices con Juji en la puerta de casa saltando como un canguro y reuniendo a vecinos que ahora se mueren de envidia porque me gané el equipamiento de mi casa después de gastar mucha plata mandando mensajes de texto.
El domingo se convirtió en una cuestión familiar y de juegos, entretenimiento, familia… Mentira, el domingo es una guerra estúpida por el rating. Una guerra desmedida y mediocre con ideas igual de mediocres. Si la guerra de la televisión será tan estúpida, que ese programa que muestra con increíble originalidad e hilarantes situaciones (“Ja”, espere que me acuerdo de uno de los chistes que fomentan la violencia familiar a partir del machismo y no puedo seguir escribiendo), que es “Hogar Dulce Hogar”, también hace un juego similar al Timbrazo. ¿Pero ese programa no va de noche algún día por la semana mientras no surja otra novelita berreta dónde una vieja se come a un pendejo de 14 años?
Volviendo a los domingos, el competidor de lujo de Parque Jurásico, es decir Pizza a Carballo también debió reformular sus ideas y ahora no deja de hacer juegos para “competir” y “ganar”. Cuando además su conductor Luis Alberto Carballo, no deja de hacer referencia a su competidor en un intento casi desesperado por desacreditar a su adversario diciendo cosas tales como “nosotros si estamos en vivo” o “premiamos a todo el país y no sólo a Montevideo”, dando a entender que Parque Jurásico es para gente privilegiada o demás.
Pizza Carballo, que tiene a su público ganado -sin dudas-, parece no darse cuenta que la competencia primera no es la del rating sino la del respeto al público. Al final, este programa en vez de ser un programa para el público a quien tanto le debe la permanencia al aire, es un programa para la competencia a Cacho. No importa si uno va en vivo y el otro no. Claro que en eso de “salir en vivo” hace referencia a “La cantina de Chichita”: brillante (lo digo sin ironía) vuelta de tuerca (atención que uso lenguaje a lo “Vértigo” para estar acorde con el domingo”) dónde se renovó uno de los personajes clásicos de nuestra televisión. ¿Qué importa si sale en vivo? No quiero decir con esta columna que Parque Jurásico sea el mejor programa del mundo. Tal vez el programa tiene su rumbo bien marcado y dirigido a algo y a alguien aunque esto no es garantía de nada. Insisto que parece que el rumbo predominante, es reglar, regalar y regalar, para que la gente nos mire, nos mire, nos mire. La cuestión sería para la gente: “¿Qué regalo?”, lo que abre la televisión a una suerte de almacén de ramos generales con las mejores ofertas en la vidriera. La otra cuestión es “cómo se regala”, lo que nos deja horas y horas de brillantes ideas para disfrazar juegos viejos, en cosas nuevas. A su vez, el rating determina si lo que regalo está bien o está mal. Entonces el pequeño muestreo capitalista de la televisión se forja en una lucha desmedida entre dueños del capital. Una lucha sin retorno, que al final nos deja a los televidentes atrapados en una gran kermesse, un domingo más.
Semanario Voces / jueves 27 de agosto de 2009