ESA CAJA BOBA QUE NOS TRATA COMO IDIOTAS
Festejar el día de algo parece algo así como que el resto del año nos olvidamos de eso que festejamos en un solo día. El domingo fue el día del niño y Canal 5 tuvo la idea de hacer que los niños tengan a su cargo la programación, se expresen y digan lo que quieran. Pero la televisión ¿les da real importancia a los niños?
Por Matías Rótulo para el Semanario Voces / 30-08-09
Los niños -e incluyo a los adolescentes-, aparecen en televisión cuando mueren, son violados o cometen alguna infracción. Claro que la muerte de un niño o un adolescente tiene más impacto si sucede en clases acomodadas, en épocas de verano, pues es dónde hay menos información para dar. Si el caso no se cierra rápidamente, mejor. Asimismo, cuando se pone de moda mostrarlos durmiendo en la calle, pero casi siempre esto se vincula a cuestiones políticas. También aparecen en “TV Educativa” (bien temprano así nadie los ve) o en el mejor de los casos, dando testimonio sobre temas superficiales.
A veces se muestran a los niños en el cine cuando se presenta alguna película taquillera. Pero pocas veces la televisión les pregunta lo que quieren de verdad, lo que sienten o sueñan, pues es poco interesante ocuparse de cosas tan abstractas y “menores”.
La televisión ve a los niños y adolescentes como un producto. Ellos son el objetivo de las grandes marcas que invitan mediante propagandas televisivas, a que ellos adquieran costumbres inútiles y en épocas electorales son utilizados para llamar votantes, mostrándonos como que los políticos piensan en ellos y el futuro.
Pongo como ejemplo el “beso pico” entre jóvenes que promueve un chicle, en medio de una campaña de prevención por enfermedades de transmisión aérea. O el debate que abrió una empresa de celulares y de la cual todos hablan (hasta por televisión), que propone sustituir el “día del niño” por “el día del hijo”. De ser así, sería el día de toda la humanidad, ya que todos somos hijos. Para salir de este embrollo se dice que es “para los hijos con padres vivos”. Entonces discriminemos a los niños que no tienen padres y saquémosle lo poco que les queda: su propio día.
Sin lugar
Me podrán decir que hay programa para niños. Es verdad. Pero en los programas para niños, los niños ocupan un lugar tan destacado como la escenografía. “Cacho Bochinche” por ejemplo, fomenta la competencia entre varones y mujeres en un intento despiadado de reivindicar el machismo y el feminismo con juegos sexistas. Peor aún es la presencia que tienen los niños en los informativos. Cuestiones como “otra vez un menor” o “nuevamente una banda de niños” narradas con la voz de periodistas que parecen que dedicaron gran parte de su vida al estudio de declamación junto a Alfredo Alcón, hacen la delicia de la crónica policial. Después el clásico señor asaltado pide que bajen la edad de “imputabilidad”, o peor aún, cuando los propios adolescentes piden que la bajen, como una especie de auto castigo. Ni hablar cuando el gremio docente levanta la voz y dice que hay violencia en un centro educativo tomando como ajeno un problema que también forma parte de ellos. Los informativos, si bien cubren la cara de los niños abusados, o infractores al identificar su casa, o a sus padres, se está identificando al niño en su comunidad (barrio, pueblo, ciudad).
La semana pasada, el corresponsal de Cerro Largo Rody Silva, en "Teledía" presentó un informe sobre niños de 8 años que miran pornografía desde las computadoras del Plan Ceibal. Aceptemos la denuncia y pidamos más filtros en las laptops para que no se tenga acceso a la pornografía ¿Pero se pidió en la nota más educación para que los niños puedan discernir entre lo que está bien y lo que está mal? ¿Se les pidió a los padres más control y responsabilidad? ¿Se recordó que los niños pequeños atraviesan por una etapa psicológica de conocimiento de su propio cuerpo e identidad? ¿Se fue autocrítico en el informe y se mencionó que en la televisión se fomenta la sexualidad? Al contrario, los niños fueron los denunciados, los culpables. Pero lo más lamentable fue que las madres mismas contaron la historia de sus hijos mirando pornografía. Imagínese usted, niño o niña y más aún adolescente en pleno conocimiento de su cuerpo, que ve a su madre diciendo en la televisión al mundo entero que mira pornografía ¿Cómo se permite una madre denunciar a su pequeño hijo en público de esa manera? Ese niño ¿Cómo será visto por sus compañeros, los padres de sus compañeros, sus maestros y por la comunidad toda?
Un jerarca educativo dijo que el concurso de baile infantil de Marcelo Tinelli era un “abuso a los niños” y ni así nadie hizo nada al respecto. Nadie tira de las orejas a los canales de televisión o los pone en penitencia. Será que estos son los niños consentidos, los que se portan mal, pero a los que se les perdona todo.