ESA CAJA BOBA QUE NOS TRATA COMO IDIOTAS
La campaña (bienvenida sea) de Canal 10, es una vaselina para su conciencia y un mensaje
para nosotros. También puede ser una autocrítica valorable, o un mensaje subliminal contra los demás canales. Es como un aceite de bebé puesto en la cola del bebé, pero sin antes limpiarle lo que ensució. Entonces el olor por momentos es a perfume suave, aunque luego predomina el olor a caca.
Por Matías Rótulo
Canal 10 realiza una campaña de sensibilización. Una vaselina para la conciencia. Un aceite de colita
de bebé, con el clásico perfume a aceite de bebé, mezclado con olor a caquita de bebé, que nos da el perfume de cual quier hogar uruguayo que tenga un bebé. Estas campañas de sensibilización, encierran el interés empresarial por cumplir con la responsabilidad social que debería tener cualquier empresa, y más aún si de comunicación se trata. Por un lado -y es de resaltar- Canal 10 no espera una catástrofe para hacer una campaña. Ojo que tampoco está mal esperar una catástrofe para realizar una. Aunque podría pensarse que cuando Canal 10 realizó la campaña de cuidado en el tránsito, se tuvo en cuenta que existía (y existe) la catástrofe diaria de decenas de personas que mueren o quedan con serios daños por los accidentes. Eso querría decir, tal vez, que al hacer ahora una campaña de sensibilización, que propone que los adultos con niños a su cargo dialoguen en casa para discutir qué miran en la televisión, es porque tal vez estemos en una situación de “catástrofe” al respecto. Por un lado, se valora positivamente la campaña de sensibilización, así como cualquier campaña de sensibilización. Por el otro lado, se valora positivamente que un Canal de televisión, haga una autocrítica sobre la televisión, dando a entender que la televisión podría, es, será, quizás “catastrófica”. Salvo que Canal 10 emita un mensaje subliminal, cuyo contenido sea: “persona mayor, hable con su niño sobre qué mirar y no mirar en la televisión.
Cuide que el niño no mire porquerías, o dicho formalmente, que su niño no mire programas
que puedan hacerle algún daño, o que no le aporten nada educativa y culturalmente hablando. Si se lo decimos nosotros, que somos un canal de televisión, es porque no le vamos a pedir que no nos mire, ya que nuestro negocio es que usted y su niño pongan nuestros programas. Es que nosotros no tenemos porquerías en nuestra programación, sino, no le advertiríamos de este tema, ya que perderíamos
clientes”.
Pero también, Canal 10 diría subliminalmente: “si nosotros, un Canal de televisión, le reco-
mendamos que su niño no mire ‘mala televisión’, y si nosotros estamos convencidos que nuestro
canal no es de ese tipo, le
decimos con nuestra campaña que el resto de los canales hacen
una mala televisión que su
hijo no debería ver”.
EDUCACIÓN
Por un lado, es cierto que está bien que con educación se trate de darle libertad a los niños para que elijan lo que les es conveniente y lo que no. Por otro lado, si Canal 10 intenta decirnos que su programación
es la recomendable para los niños, ahí podríamos ver si es recomendable el desfachatado “Intrusos”, el fascista “El Show de Cristina”, todas las telenovelas de baja calidad que emite, entre otros, los cuales son puestos al aire en horarios donde los niños los pueden ver fácilmente. Pero también, podríamos pensar
–si es que Canal 10 hace una autocrítica sincera con su campaña-, que bien podría ir mejorando su propia programación para darles a los niños algo recomendable.
Salvo que algunos de sus programas, esos no recomendables para niños, están puestos por gusto para abrir el debate y dejar como enseñanza a los adultos y los niños, que se debe debatir en casa sobre lo mejor para ver.
También, si la campaña de Canal 10 está dirigida al público, ¿por qué Canal 10 no hace una campaña dirigida a los demás medios para cuidar los contenidos, teniendo en cuenta que hay niños mirando la televisión todo el tiempo? ¿Sólo Canal 10 se preocupa por la televisión y los demás canales no tienen la gallardía de reconocer que tal vez, algo podría estar mal? Canal 12 hizo una campaña sobre los “valores”, pero entre los valores
no se encontraba el rescatar una “televisión de calidad”. Lo que queda es siempre la responsabilidad
del público. Si ponemos malos programas, decimos “el público tiene la opción de cambiar”, cuando el público en realidad tiene sólo cuatro opciones. Se le pide al público que hable con los niños –algo que está muy bien, es muy sano, y más que hablar con ellos hay que escucharlos-, para que los niños también cambien de canal,
ya que los canales no tienen interés en cambiar por ellos. Los canales no le preguntan a los adultos qué quieren ver en televisión, salvo durante la emisión del programa de televisión, en una gama muy reducida de opciones, en la medición del rating, lo que le sirve al canal de televisión, para saber si al otro día vuelve a pasar el programa ya que éste –de haber buen rating-, le es redituable. Si no le pregunta a los adultos sobre lo que los adultos quieren ver, menos les pregunta a los niños.
Publicado por el Semanario Voces
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Matías Rótulo.