ARAMÍS. CRUZÓ MONTEVIDEO A PIE Y EN ÓMNIBUS LLEGÓ A LA REPUBLICA RECLAMANDO UN LUGAR PARA VIVIR
Un hombre de 85 años se escapó de una casa de salud, saltó un muro, se tomó un ómnibus al puente Carrasco, y durmió al aire libre, de cara a las estrellas. A la semana llegó a LA REPUBLICA, reclamando que quería vivir en otro sitio.
Por Matías Rótulo y Victoria Alfaro
ESCAPADO
Llegó fatigado y preocupado. "Quiero conseguir otro lugar para vivir", explicó. Pero el tema fue aún más complejo, cuando Aramís dijo: "Yo me escapé del hogar de ancianos donde vivo, porque son unos carceleros". Se presentó como votante del Frente Amplio, jubilado y lector de nuestro periódico. El motivo de su llegada fue que "no me dejan salir, y me tratan mal", dijo.
Frente a la situación que Aramís admitió, de que estaba escapado y además herido, se dio inmediato aviso al Ministerio de Desarrollo Social (Mides), a su servicio de asistencia crítica.
A los 20 minutos de llamados, el servicio del Mides llegó con dos especialistas para tratar el caso. Tras hablar con Aramís, se procuró buscarle un nuevo lugar y conseguir la localización del hogar de donde se fugó, ya que no recordaba más que el nombre del sitio.
En la redacción de LA REPUBLICA se halló el hogar de acuerdo a los pocos datos que otorgó Aramís, y fueron facilitados al Mides.
NUEVO HOGAR
Cuando el Mides se comunicó con el hogar se explicó que se había realizado la denuncia policial tras comprobarse el abandono de Aramís.
El anciano manifestó su posición de no querer volver al centro, pero no tuvo otra opción que retornar al hogar. Las funcionarias del Mides le comunicaron que debía volver, por lo menos por una noche, mientras se le buscaba un nuevo lugar para vivir. Este hecho preocupó a Aramís, quien argumentó que no lo dejaban salir a caminar. "Me tratan mal. No quiero ni estar una sola noche", decía preocupado, sin entender que el hogar debía cumplir con las normativas vigentes, y que LA REPUBLICA no podía hacer nada más que procurar que el Mides iniciara los trámites de traslado.
LA HISTORIA DE ARAMÍS
El hombre es un jubilado del rubro de la pintura. Cobra 5.000 pesos de jubilación y su vivienda era uno de los apartamentos facilitados por el Banco de Previsión Social (BPS).
Dentro del mismo convenio, el BPS trasladó a Aramís a un hogar del barrio de Aires Puros en acuerdo con aquella institución.
Pero Aramís no asumió que ya no podía habitar más aquel apartamento debido a su edad.
Un día, el anciano se aproximó hasta aquél diciendo que era suyo.
"Me sacaron de ahí", explicaba el lunes. "Luego fui y me mandaron al Vilardebó, pero se dieron cuenta de que yo no tenía nada malo", algo que fue confirmado posteriormente por quienes cuidan actualmente de Aramís.
El BPS, en convenio con el hogar de Aires Puros, envió a Aramís, al considerar que ya no estaba apto para vivir sin compañía, algo que fue avalado por los médicos tratantes. "El problema es que es un hombre muy inquieto, le gusta salir, pero acá no puede, salvo bajo supervisión".
Aramís entiende que es un "régimen carcelario". "Yo quería salir sólo a hacer mandados y no me dejaban". Fue por eso que con sus 85 años, burló la guardia del hogar, saltó un muro, raspándose el brazo derecho, y luego recorrió todo Montevideo.
Consultadas fuentes del Mides al respecto, indicaron que el BPS "trabaja a menudo con la casa de salud y confía en ella".
Además, averiguaron que el hombre tenía "algunos problemas", como el de "no aceptar la pérdida de su casa".
LA LIBERTAD
Si bien desde el hogar se informó que Aramís "está bien, mirando televisión y contento de estar acá, a pesar de que quiere salir", ese fue el motivo del escape de una persona sola que quiere valerse por sí mismo.
Desde el hogar, se informó ayer que no pueden dejar ir a Aramís, pues cuentan con "una retención judicial" y el trámite "lo deberá hacer el Mides frente al BPS, que es el organismo que lo concretó" ante ellos.
Aramís buscó la libertad, saltó un muro y se escapó. "Me tomé el 105 y me fui al Puente Carrasco", explicó. Allí, en la noche del domingo bajó a la playa "y en unos pastizales, me quedé mirando las estrellas hasta que me dormí", relató.
Bien vestido, con sus documentos (salvo la cédula que quedó en el hogar), el lunes se fue con un funcionario del hogar que lo pasó a buscar por el diario LA REPUBLICA. "Ustedes son unos carceleros y yo me quiero ir a otro lado", expresó. Luego caminó hacia la puerta, se subió al taxi y volvió al hogar donde las reglas no son compartidas por Aramís: un hombre que trabajó toda su vida y que ahora busca un poco de libertad.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por su comentario.
Matías Rótulo.