Por Matías Rótulo (Publicado el 31de mayo de 2012 en La República)
¿Cómo nos afecta un delito del cual somos víctimas? ¿El Estado y particularmente la Justicia nos contienen? ¿Cómo nos afecta cuando alguien allegado sufre un delito? ¿Y cuando lo vemos por televisión? Son algunas preguntas que tres expertos, uno en seguridad, otro en derecho y el último en psiquiatría, sobre los efectos de la delincuencia.
La delincuencia, según Robert Parrado, afecta a la mitad de la población, si se suma a las víctimas pero además a su entorno. El miedo posterior, el recuerdo constante, y las adicciones son algunas de las consecuencias más importantes de la delincuencia. Otro efecto en la salud es la información dada sobre los hechos delictivos en los medios de comunicación que provoca cambios de hábito en la sociedad. Eduardo Galeano describe en un poema los miedos globales. Así se llama el poema “Miedo global”. Dice: “es el tiempo del miedo. Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo. Miedo a los ladrones y miedo a la policía. Miedo a la puerta sin cerradura”.
Todos conocemos a alguien que haya sufrido un acto delictivo alguna vez. En algunos casos la delincuencia invadió nuestra propiedad, nos pone al borde de la muerte, o mata a nuestros seres queridos. Las informaciones al respecto señalan sujetos, victimarios que son identificados según barrios, edades, y últimamente cámaras de seguridad. De las víctimas vemos el momento preciso del asalto, del robo, pero después, poco más sabemos de ellas y de su entorno. “Es que el sistema penal tiene como protagonista al delincuente, no tiene en cuenta a la víctima, que queda en un lugar relegado a ser denunciante o testigo, pero no participa más allá de eso”, explicó el doctor en derecho Carlos Rodríguez Lima, ayer en una conferencia organizada por la Cámara Nacional de Comercio y Servicios.
Un ministro del Interior del pasado gobierno (José Díaz), una vez dijo en LA REPÚBLICA que la inseguridad es una “sensación térmica”, comenzó un debate que hasta hoy es un tema sin saldar. En el medio del debate, surgieron propuestas de mano dura a quienes aparecen en el centro de las crónicas periodísticas como los mayores responsables de los delitos, “los menores”.
Pero más allá de consideraciones sobre quiénes son o no los que cometen delitos, las víctimas muchas veces quedan relegadas al momento del hecho, y poco después, cuando son entrevistadas por un juez o los periodistas. “Es cuando alguien es víctima de un asalto por ejemplo, o de otro hecho, que comienzan a cambiarse los reclamos sociales, se radicaliza la opinión, se pide pena de muerte o cadena perpetua, algo que hasta el momento no se reclamaba”, explicó el experto en seguridad sociólogo Robert Parrado. El investigador, que otrora fue director del Observatorio de Criminalidad del Ministerio del Interior dijo que en 2010 hubo 202.988 delitos cometidos. Explicó que “por lo menos hay una víctima y si con la víctima hay un afectado directamente, pero otro que sufre en la familia, o en el grupo de amigos las consecuencias. En estos tres años tenemos más de un millón de personas afectadas, ya que sólo el 10% de la población dice que fue víctima de un año a otro”.
Afectados
El doctor en psiquiatría Horacio Porciúncula, director del área de salud mental de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), dijo a LA REPÚBLICA que una “tras un hecho delictivo se da una situación de violencia o de estrés que se prolonga en el tiempo y que está asociada a la sensación de inseguridad que produce en las personas. Esta sensación se expresa en que comienzan a tener cuidados extremos, miedos, pero también sueños recurrentes donde repiten el hecho de violencia”.
Por su parte, Parrado dijo que “cuando se ve un hecho delictivo en algún lugar por televisión, las personas que están en ese entorno geográfico y viven cerca, por ejemplo, empiezan a pensar que les podría haber pasado a ellos, si iban a ese lugar en ese momento”.
Porciúncula explicó que la imagen de un hecho delictivo “genera un impacto en las personas que lo ven por televisión” y “en mi experiencia como médico psiquiatra generan una sensibilidad muy especial que se suma a que la persona que lo ve no puede intercambiar un diálogo con las víctimas y los victimarios”.
Atención a las víctimas
Según el doctor De Lima, “las víctimas tendrían que tener un status protagónico tanto en el sistema penal pero también en la atención”.
Uno de los efectos más comunes es el del flash back, que se trata de revivir los momentos de angustia mediante recuerdos, explicó Porciúncula. Esto “genera taquicardias, conductas dubitativas y demás”.
Según Porciúncula, desde ASSE hay una atención a las víctimas, que consiste en el trabajo coordinado de equipos multidisciplinarios de sicólogos, sociólogos y psiquiatras. Dijo también que “hemos detectado que por lo general, tras un hecho de violencia, una de las conductas es el uso de ansiolíticos, o también que las personas se vuelcan al alcohol y las drogas de otro tipo”.
Un 48% de los comerciantes dicen que denunciar no dio resultado
Ayer se presentaron los resultados de la cuarta encuesta de victimización correspondiente a los años 2011-2012. La presentación de la misma se realizó en la Bolsa de Valores de Montevideo y fue organizada por la Cámara Nacional de Comercio y Servicios. De la encuesta participaron 73 comercios tanto de Montevideo como del interior del país.
La encuesta revela que la ocurrencia de delitos en todo el país se mantiene estable. Los consultados, 73 comercios de todo el país, dijeron después de haber sido víctimas de un asalto en 2011 que creen que volverán a serlo durante 2012. Según la encuesta el 64% de las empresas que sufren delitos indica realizar siempre la denuncia, mientras que un 9% indicó que nunca realizan denuncias ante robos. En cuanto a los montos, el global de los delitos sufridos durante el año pasado ascendió a los US$ 126.685 en total. El acto delictivo cometido con mayor frecuencia, según los encuestados fue el hurto, seguido por el robo por descuido. Según Marcelo Lombardi presidente de la Cámara de Comercio “el tema de la delincuencia afecta a la vida de la sociedad en su conjunto” y recordó que años atrás se realizó un manual de prevención así como una propuesta de trabajo comunitario.
Robert Parrado explicó que “hay una tendencia que se pida patrullaje pero muchos negocios tienen tapada la vista al interior del mismo por cajones de botellas u otros elementos que no permiten que la policía en el patrullaje detecte si hay alguna irregularidad en el interior”. Dijo que sería preciso que los locales comerciales tengan medidas de seguridad, espacios detrás del mostrador que sea a prueba de balas, para poder protegerse en caso de un tiroteo, así como una habitación con un teléfono que no pueda abrirse por fuera para llamar a la Policía de ser posible. Según la encuesta, el 81% de las empresas consideran que las medidas de seguridad adoptadas hasta el momento han sido efectivas para prevenir delitos”.
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Matías Rótulo.