Álvaro Vega, el diputado expulsado: “Tengo la sensación de que algunos ministros viven en otro mundo”
“Se
alborotó el avispero”, dirán algunos analistas del acontecer político de
nuestro país, mientras se refriegan las manos. En pocos días se sucedieron las
bajas de Esteban Pérez y Álvaro Vega en la bancada de diputados del MPP. Mantuvimos
con este último la siguiente charla, en la que con su bisturí despeja los
tejidos para dejar al descubierto varios órganos vitales de una conducción
política que a su juicio requiere con urgencia de una cirugía restauradora.
Por
Matías Rótulo, Jorge Lauro y Alfredo García / Fotos Rodrigo López (publicado el 7/3/12 en Voces)
¿Qué
pasa contigo en el MPP?
Después
de una larga lista de discrepancias, resolvieron que me iba del MPP y, por
ende, del parlamento.
Son
colaboradores, porque te ayudaron a resolver.
Yo
les digo a mis compañeros que esto es como los divorcios, si te dejan es mejor
porque tenés menos culpa.
¿Qué
es una larga lista de discrepancias?
El
MPP ha tenido una concentración de poder que continúa en un congreso en el cual
se cierra el camino y se termina yendo la CAP-L (corriente que todos
conocíamos), y eso forma parte de un achicamiento y quedarse con las
direcciones. Después, en ese o subsiguientes, sacaron a los llamados institucionales
-que éramos nosotros-, de la dirección y se fueron haciendo elecciones de
direcciones por plancha, que en definitiva todo el mundo sabía que se manejaban
por abajo, en una concentración de poder que está fundamentalmente en mano de
aquellos que se han profesionalizado en la política y que terminan manejando el
MPP.
¿Este
es un patrimonio exclusivo del MPP o pasa en los otros sectores del Frente?
No
participio de la vida política de los demás y no puedo hablar sobre lo que no
conozco.
Eso
de las elecciones por plancha choca un poco con la misma concepción de
participación popular.
Donde
cada uno debería votar abiertamente a quien quisiera. En general, la gente
votaba a los que conocía pero bueno… es el juego de elegir una dirección.
¿En
el fondo se trata de una lucha de poder o hay discrepancias políticas de
concepciones?
Ojalá
que hubiera cuestiones ideológicas, pero en todas las organizaciones humanas
hay luchas de poder. Eso es natural, lo que pasa es que tengo una definición
desde hace muchísimo tiempo en donde yo no peleo en lo interno. Para mí, la
pelota está afuera y no hay que pescar en la piscina. Hay que convencer gente
de afuera. No hay que pelear por el poder en la interna. Creo que el poder en
la interna deviene de lo que la gente pueda darte y no de los agrupamientos o
lobbys que puedas hacer para quedarte con direcciones. He militado en muchos
lados y en general, no pasa eso.
En
el MPP se veían como distintas fracciones adentro. Se hablaba de la línea
Marenales, de los institucionales y los del Interior. Pero diferencias de fondo
ideológicas, no se notan.
No,
porque tampoco hay mucha discusión ideológica.
¿El
MPP dejó de elaborar línea?
Es
parte del problema. Se nota un problema de formación en mucha gente que hoy
está militando en política. Un problema de formación que se nota en algunos
hechos (públicos y otros no tanto), que denotan que no hay una discusión de
fondo. Un ejemplo, lo que está pasando con el tema de la Suprema Corte de
Justicia donde todos sabemos que el juicio no es posible. Soy médico, no
jurista pero sin embargo sé que si uno no comete un delito nadie le puede hacer
un juicio.
Por
un lado están las fuerzas de izquierda y por otro lado aparecieron los partidos
tradicionales, el Partido Independiente más la Asociación Rural. Falta la
Asociación de Bancos y era como en el 71. La gente balconea y eso es lo peor. Eso
pasa cuando uno no discute estrategias. Esto es un embate de la derecha y lo
último que a una fuerza de izquierda le puede pasar (mucho más si está en el
gobierno), es que la población balconee y no participe. Eso es una estrategia
que no se construye en la medida en que no se discute.
¿No
se discute internamente?
Y
falta formación. La gota que desbordó el vaso con el MPP fue lo que pasó en
Florida con el frigorífico. Me parece que el objetivo debería ser la
socialización de los medios de producción. La estrategia puede ser la empresa
recuperada, cooperativas, la asociación de cooperativas con privados, etc. Y la
táctica, elegir a aquellas que no vayan a fracasar. Si en una organización que
no discute cae esa idea y la usan para todo, desde una aerolínea hasta un
frigorífico sin considerar las características particulares de cada uno en los
lugares. En una aerolínea donde la seguridad es fundamental, no subo a un lugar
donde después van a discutir quién debió de haber apretar el tornillo y por no
apretarlo, se cayó el avión. En la industria frigorífica hay cuatro empresas
que manejan el precio interno, el precio de los productores, gastan 10 millones
de dólares para comprar un frigorífico y cerrarlo, tenés que ir a pedirles a
tus enemigos de clase (la Asociación Rural), que te vendan ganado… difícil,
¿no? Cuando esa idea cae en una organización que no discute, se aplica como
receta de cocina y eso es falta de formación.
Y
eso para vos era una carta al fracaso.
Más
en Florida, donde el frigorífico es un ícono que está en la puerta, vacío.
Todos lloramos todos los días que pasamos por ahí porque significa 300 puestos
de empleo en un lugar donde no abunda. Ese fracaso sería tremendo y nos
hipotecaría a largo plazo. Esas aventuras no se pueden correr cuando uno quiere
cambiar algunas reglas de la sociedad o del mundo.
Cuando
planteaste esta discusión, ¿qué te respondieron?
Nada,
no se discutió. Me enteré por la prensa que estaban manejando el tema de la
cooperativa.
¿Ahí
fue tu reacción… la gota que desbordó el vaso?
Claro,
porque con lealtad puedo tener discrepancias, pero en general cuando no hay
lealtad es muy difícil. En una radio de Florida me preguntaron si había
diferencia ideológica entre el MPP y Asamblea Uruguay… no sé cuáles son, porque
no son notorias, si es que las hay.
A
partir de lo que pasó, ¿tuviste contacto con Mujica o con su entorno?
De
mi salida del MPP me enteré por la prensa. Mis compañeros deben de haber
perdido mi teléfono porque no me avisaron.
¿Tus
compañeros de bancada del MPP se acercaron a este ámbito legislativo?
No,
ninguno. De otros sectores sí.
¿Sentís
que te dieron la espalda y ya es un tema cerrado?
Creo
que estoy contaminado.
¿Vas
a ser un paria?
Algo así. El
que se acerque a mí, puede tener alguna dificultad. Hubo compañeros que me
llamaron.
¿Tuviste
algún acercamiento político con algún otro sector del Frente?
Mi
futuro es el Frente Amplio, siempre lo fue. Considero que el Frente Amplio es
mucho más que la suma de los sectores.
¿No
mantendrías la banca del MPP?
Eso
fue lo que pensé toda mi vida y no me voy a traicionar. No estoy atornillado a
ningún sillón. Además, la banca de diputados es bastante incómoda. No creo que uno
tenga que tener un cargo para dar una batalla por cambiar el mundo, por
mejorarlo y porque sea más justo. El que piensa eso está equivocado. El MPP se
ha venido transformando en una organización de políticos profesionales que creo
que está mal.
¿Gente
que ha hecho de la política su fuente de ingreso?
Exacto…
y que después tiene el natural y humano intento de mantenerse en donde está y
no perder posiciones y eso termina en estas guerras internas.
Eso
se entiende en gente que puede ser “recién llegada” a la política, pero en el
caso de Marenales…
No
hablo de Marenales… con él teníamos una serie de discrepancias, pero es el loco
que todos precisamos porque dos por tres nos hacía acordar para qué estábamos
ahí. No se me ocurre hablar del viejo porque me parece que no estaba en estas
cosas. No estoy seguro, pero era el que decía lo inesperado y refrescaba
algunos temas de historia y del presente que todos estábamos precisando. Lo
respeto mucho.
¿Vinieron
a hablar contigo Baráibar y otros compañeros?
Vinieron.
Julio Baráibar creo que es un poco ingenuo porque en realidad, está fuera de la
interna. Le ha dedicado su tarea a otra cosa. Por ejemplo, no sabía que el que
me va a suplir en la banca está en la dirección, es un detalle no menor. En
realidad, me plantearon que la dirección nacional había resuelto esa
conversación. Sin embargo, hubo gente que se adelantó y salió a decir que ahora
van a decir lo que siempre pasa: “En realidad, el periodista transcribió cosas
que no dije”. Ahora están los grabadores que siempre pueden sacar la versión
pero en principio si una versión de prensa no ha sido desmentida, creo que es
verdad.
¿Tu
reacción fue por el tema viajes? Diste este tema como un ejemplo de lo que es
la razón de la tarea política para muchos.
El
poder tiene esa cosa de acomodo a una situación muy cómoda. Acá sos tu patrón y
tampoco nadie te pide que trabajes mucho. Si mirás lo que pasa en cada una de
las sesiones, ves que la gente no trabaja gran cosa y todavía tenés la chance
de irte de viaje. Me parece que los viajes en algunas circunstancias están
justificados. Denuncié el viaje que hizo la presidenta que era de mi sector,
porque me parecía que tenía que tener la autoridad moral de decirle a los demás.
Pero si oculto lo que pasa en mi sector y denuncio a los demás, soy flor de macanudo.
Ese viaje le salió 100.000 dólares al país.
¿Adónde
fueron?
A
Irán y algún otro lado más, supuestamente para abrir el mercado. Nunca vi cuál
fue la ventaja que obtuvimos de eso. Tiempo atrás, cuando a los uruguayos los
detenían en Barajas y los metían en una pieza, por no decir un calabozo, planteé
que no viajáramos para Europa, que los diputados no podían ir a reunirse con
los parlamentarios europeos que estaban sancionando ese tipo de leyes. ¡Casi me
matan! Me parecía que uno no debería tener los privilegios que la mayoría de
los compatriotas que iban a España no tenían y que, además, se vinculaban a un
tinte racistoide porque si eras rubio y de ojos azules no había lío, pero si
eras morochongo ibas para el calabozo y después veían. Esas eran cosas que
esperaba de la izquierda y mucho más del MPP.
¿Se
está generando una casta de gente atada a los cargos?
No
sé, espero que no.
En
el discurso histórico de izquierda una de las críticas que siempre se hizo a
los partidos tradicionales era esa, que se aferraban a los cargos y estaban
acomodados.
Hay
algunos trasnochados que plantean que el viejo Frente Amplio es la reforma
agraria o la nacionalización de la banca (que de hecho, se dio porque se
fundieron todos), era el programa del 71 que no se puede aplicar 40 años
después en un mundo que no tiene nada que ver con aquello que vivíamos. Los que
plantean eso, deberían plantear que hay valores ideológicos que no se pueden
eludir y esos sí son permanentes 40 años después. Hoy es mucho más valioso
porque la tentación que ofrecen el mundo y el poder hoy es mucho mayor que la
que podía ofrecer en el 71. Hoy no nos compramos colachatas, pero nos vamos de viaje sin justificar
los gastos. Esa ha sido mi lucha permanente por no caer en ese tipo de cosas, y
por eso también me voy, y por eso también creo que hay que dejar la banca
porque es de los grupos políticos y quedarme allí sería negar todo lo que he
sido durante todo ese tiempo.
¿Los
valores ideológicos básicos siguen teniendo vigencia?
Cuando
Marenales lo planteaba y cuando lo planteaba Jorge Manera, yo decía: “Estos
viejos pelotudos”, y tenían toda la razón del mundo porque ellos veían lo que
yo en ese momento no veía.
La
ida del Ñato del MPP ¿no le quitó discusión estratégica? ¿No jugaba un rol muy
importante en ese aspecto?
Sí,
el Ñato es un referente porque tiene cuestiones muy brillantes, es un teórico
muy importante y pesó en el tema de que no
haya discusiones. Es un compañero con el cual se podrán tener discrepancias,
pero yo lo quiero a mi lado porque genera eso de “vamos a mirar más lejos”.
Marcás
la ida del Ñato ¿pero esto no había empezado antes con la ida de Sarthou o
Zabalza?
No
viví dentro del MPP esa etapa porque tenía una militancia social, así que no
puedo hablar de qué fue lo que pasó en esa etapa. Si se mira al árbol por los
frutos que dio en realidad, la ida de Sarthou tenía otras características. De
Sarthou respeté mucho su coherencia (igual siguió con la banca), en cuanto a
que era defensor del trabajador. Pero me parece que tenía algunas ideas que de
alguna manera había que acompasar a un mundo que había cambiado. Zabalza no sé
muy bien a qué obedece. Milité un tiempo con él en el MLN pero no llegué a
tener una profundidad como para poder evaluarlo. Lo del Ñato lo viví y sé que
le cerraron los caminos. Es más, en ese congreso me excluí de la participación
y mandé una carta diciendo que este era un triunfo a lo Pirro. Los que hoy iban
a ganar, se iban a quedar sin un montón de gente valiosa.
No
sos el único que se va del MPP, también Esteban Pérez lo hace.
Sí,
no he hablado con Esteban, no sé si hubiera hecho lo que él hizo en la
votación. Era un compañero con sus particularidades, muy cuadrado
ideológicamente, pero muy derecho. No hablé con él y no quiero ni asociarlo. No
sé por qué pasó esto ni cuál fue el motivo de su decisión.
En
una nota del 27 de noviembre de El Observador, Lucía Topolansky pide la banca
de Esteban Pérez por lo de Haití.
Esteban
le contestó correctamente: “Acá no hay dueño, que me la pida la organización”. A
mí me hicieron un juicio sumario pero a él lo pasaron al Tribunal de conducta.
Lo
tuyo fue muy rápido.
Les
pedí a los compañeros que no hablen más del artículo del reglamento que se
refiere a las declaraciones públicas fuera de la organización, porque parece
que eso es lo importante. En algún lado del reglamento debería decir que se
debe ser leal y no se pueden hacer gastos desmedidos en cuestiones públicas. Que
no lo usen porque queda peor. Más vale no decir qué dice ese reglamento porque,
al final, al que matan es al mensajero y el hacer no puede ser menos importante
que el decir. Si se dice lo que está pasando (no estoy diciendo que le emboqué,
ni que fue bárbaro lo que hice), pero no puede ser más grave eso que hacer
algunas cosas que no están bien.
¿Qué
perspectiva le ves al MPP?
Se
los planteé incluso por escrito, el MPP se desliza a un revolcón histórico si
sigue en estos términos y si medimos las cosas en resultados electorales,
costumbre que nos hemos agarrado en el Frente.
Todo
se mide por los votos.
Sí.
Cuando termina el gobierno de Tabaré yo prefería perder con el voto de la gente
más humilde a ganar con el voto de los ricos, porque eso significa que se hizo
un gobierno que tenía determinadas características y si le tocó perder, le tocó
perder. Ahora parece que perder es el colmo de la desgracia. Yo perdí toda mi
vida y no lo veo con nada de dramatismo. Si uno pierde intentando hacer
determinadas cosas…, y bueno, la gente no te habrá entendido. Tampoco aquello
que nos pasaba en el 71 cuando despreciábamos a la gente y decíamos que no nos
entendía…, no, no te hiciste entender. Son dos cosas distintas. No tomaste los
caminos correctos para poder llegar a lo que la gente piensa. La gente no es
revolucionaria, quiere cosas comunes. Es uno de los problemas que veo en el
gobierno de Mujica, si el 80% de los uruguayos no paga el IRPF, el problema que
tienen es llegar a fin de mes, no estar complicándose la cabeza con algunos
temas que son interesantes, pero lo primero es comer. Si no tenés asegurado el
puchero, difícilmente tengas tiempo para evaluaciones intelectuales de muchas
cosas.
¿Esperabas
un giro a la izquierda con Mujica con respecto al gobierno de Tabaré?
No
me gusta el término porque el gobierno de Tabaré fue de izquierda. Esperaba
mayor profundización de algunos cambios.
¿Y
no la ves?
En
el tema que más trabajo, que es el de la reforma de la salud, en la cual
participé durante el período de Tabaré, hemos dado marcha atrás. Acá votamos
una ley que discutí (en realidad, no discutí porque no me dieron tiempo), hablé
en contra en el Parlamento a pesar de que por la disciplina terminé votándola,
que genera que los aportes al Fonasa que se les devuelven a algunos que ganan
mucho, genera que quienes más tienen, menos pagan y que quienes menos hijos
tienen, menos pagan. A los diputados, se nos devolvió a todos. A mí, que tengo
dos botijas, se me devolvió 59.000 pesos y si no tenés gurises, es mucho más. Revertimos
todo lo que veníamos diciendo sobre que el que más tiene es el que va a pagar
más. No es así. Eso sumado a que la reforma está estancada y, en realidad, está
en riesgo de fractura. Advertencia que hemos hecho por todos lados: tiene un
déficit que esto lo aumenta. Que el esfuerzo por meter a los jubilados dentro
del Fonasa está equivocado porque se confunde Sistema con Fonasa. Fonasa es
plata y el Sistema es salud y vamos a hacer un esfuerzo de 2.500 pesos por cada
jubilado cuando, en realidad, lo que deberíamos hacer es brindarle asistencia
correcta en ASSE, sin hacer ese esfuerzo fiscal que va a aumentar al doble o al
triple el déficit en la salud. Todos los sistemas son deficitarios, pero hay
déficits soportables y otros que no. Si eso se suma a tres puntos de descenso
del empleo, el Sistema de Salud tiene riesgos y si se fractura, ¿quién te parece
que va a pagar el pato? Los que tienen plata se van a seguir atendiendo. Estas
son las alertas que hemos estado distribuyendo y en ese sentido creo que no se
profundizaron estos cambios que se iniciaron durante el gobierno de Tabaré.
Olesker
plantea el Sistema Nacional de Salud como protosocialista.
Las
palabras con prefijos adelante me complican un poco. Sos o no sos. En realidad,
en la concepción sí, pero después lo fuimos abandonando. En la concepción de la
universalidad, atención de la salud y no de la enfermedad, asistencia universal
y pago según tu poder adquisitivo o tu poder de ganancia. Ya dije por qué,
porque echamos para atrás.
¿No
devino en una especie de privatización el hecho de que un montón de gente dejó
de asistirse en Salud Pública y pasó a las mutualistas?
En
2008, cuando estábamos discutiendo la reforma de la salud, le planteé a María
Julia Muñoz (y Fernando Lorenzo que era director de Macroeconomía del MEF en ese momento estuvo de acuerdo), de
empezar la reforma un año después, en el 2009. Y usar esos 400 millones que se
iban a utilizar para largar la reforma, en fortalecer ASSE a los efectos de
hacerlo competitivo. En Florida, cuando los niños entran al Fonasa, no había
pediatra en el hospital. ¿Cuántos te parece que nos quedaron? Y la fiesta -que
es la otra cosa que les decía- a la gente le va a durar hasta que vaya a pagar
el ticket y la orden. Ahí va a empezar un calvario de nunca acabar. En un
sistema con asimetrías, tenés que tener un sistema público fuerte porque eso
genera la posibilidad de competir. A los uruguayos no nos gusta pagar nada y es
inentendible cómo eligen un lugar donde tienen que pagar ticket, orden, etc.,
teniendo uno donde no tienen que pagar nada de eso. Es que el servicio que da
es muy deficitario. Sin embargo, ¿quién es la cabeza de la reforma? ASSE,
porque está en todo el país. No le puedo pedir a La Española, al Casmu o a la
Mutualista de Florida que guíen una reforma porque tienen una cuestión
territorial.
Con
esa ventaja de no tener que pagar tickets u órdenes se sigue dando el traslado
al sector privado, ¿no es una privatización de los recursos de la salud?
Sí,
las transferencias que hemos hecho hacia el sistema mutual son grandes. Hubo
una etapa en que era inevitable porque Salud Pública tenía servicios que
estaban desbordados e iban a estar aún más desbordados una vez instalado el
Fonasa. Hubo un efecto que nosotros no previmos (no en toda su dimensión), y
era que en Uruguay había un millón de personas que no se atendían.En 2007
pedías horas para un oftalmólogo y la conseguías al mes, ¡ahora andá a pedir
hora! Si te toca para mayo del 2015, considérate feliz. Son los mismos
profesionales que había, solo que aumentó terriblemente la demanda. Esa es otra
cosa que no pudimos o no vimos como efecto de la reforma. En realidad, esa
salida de gente de Salud Pública era parte de lo previsto dentro del plan pero
tenía una etapa corta. Después, preveíamos el reflujo donde ASSE siguiera
siendo el principal órgano de atención de Uruguay. Era un traslado de gente al
privado pero con la intención de formar un sistema público fuerte y que guiara
al sistema. Si ASSE no cobra ni tickets, ni órdenes y da buena asistencia,
¿cuántos van a quedar del otro lado? Ese es un extremo que no ha pasado y es
una de las preocupaciones que tengo con el Sistema de Salud y que me la voy a
llevar para casa.
¿Además
de esta preocupación, qué opinas de la educación?
En
la educación (más como habitante de Uruguay que tiene hijos en el sistema
educativo), esperaba mucho más. Cuando los anestesistas reclamaban antes de
2004 o 2005, siempre pensé que ese no era solo un problema de plata. Y acá hay
otros problemas de fondo que no se arreglan solo con plata. La enseñanza
siempre reclamó mayor presupuesto y hoy lo tiene. Quizás no sea suficiente, no
puedo evaluar eso. Esperaba un sistema de enseñanza fuera de los muros de la
escuela y del liceo. Les planteo a mis compañeros docentes, maestros,
profesores que tienen que saber a quién le están metiendo cosas adentro y eso
no lo sé por docente, lo sé por médico porque viví la etapa de mi internado en
el Clínicas, en el cual a alguien que no podía comer le mandaban una dieta
gástrica, y el señor, en realidad, si podía comer, se podía considerar feliz
ese día. Comía lo que conseguía con suerte. Estabas tratando a un ser que no
existía, que imaginabas en el libro. En la enseñanza pasa lo mismo, tenés que
considerar a qué gurí le estás enseñando. No es lo mismo que el gurí se vaya y
tenga resuelto que lo esperen en la casa y le den de comer a que se vaya a un
cantegril. No podés no tener en cuenta eso. La escuela (sobre todo en el interior)
es aglutinadora y tenés que aprovechar esa etapa para poder hablar y trabajar
con los padres. Veía una enseñanza mucho más extramuros que intramuros. No solo
meterles conocimientos a los chiquilines sino también saber qué envase
manejabas. Tengo claro que las oportunidades se te brindan en la escuela,
después estás liquidado. Yo esperaba eso.
¿Sobre
la seguridad, la gestión de Bonomi, por ejemplo?
Tengo
una buena visión de la gestión de Bonomi. Es una cuestión muy difícil porque no
se puede hablar de inseguridad sin hablar de los cambios que estamos viviendo.
La primera vez que fui al estadio estaba sentado en el medio de los hinchas de
Peñarol y Nacional. A nadie se le ocurría reventarte la cabeza y mucho menos
matarte a la salida porque tuvieras un gorro de Cerro, eso no existía. El mundo
cambió. Jamás nadie te iba a matar por un par de championes, te podrían pegar
un par de sopapos, pero matarte jamás. Es lo que uno paga cuando se vivió el
famoso modelo neoliberal de exclusión y de tirar gente para afuera todo el
tiempo. Es un sistema que nosotros no hemos revertido. Habremos hecho esfuerzos
y alguno de ellos habrá sido bueno. La respuesta no está en la seguridad sino en
la educación. La otra es que seamos mitad policías y mitad civiles y haya un
policía para cada uno. La solución no es enrejarse ni llenar de milicos. No
funciona de esa manera y si fuera tan sencillo como la fórmula que plantea la oposición,
no habría problemas en el mundo, bajamos la edad a 16 y se acababan los
problemas. Pero no pasa. Uruguay, comparativamente con el resto del mundo, es
seguro. Con todos los problemas que tenemos. El mundo cambió y el problema es
que nosotros no cambiamos y no dimos los instrumentos necesarios y reitero,
(viene enrabado con lo que decía de la enseñanza), la respuesta a la
inseguridad es la educación.
¿Esto
lo venías planteando en la interna del MPP, en la bancada?
Lo
planteaba públicamente. Hay reportajes donde digo todo esto. Llego a diputado
por una casualidad de la historia y por responsabilidad con lo que decía. Nunca
pedí un cargo y no me parece que sea lo fundamental. Iba a trabajar al hospital
escuchando la radio y el ministro de Salud Pública decía que todo estaba
espectacular y cuando llegaba no había Novemina para calmar a los pacientes. Me
quedaba con la sensación de que el ministro vivía en otro mundo, porque donde
yo estaba no había calmantes para dale a la gente. Uno de los compromisos
conmigo mismo fue no venderle espejitos de colores a la gente. Me comprometí
primero a que iban a conocer su destino antes. La reforma tributaria, la de la
salud, etc. tendrán mil problemas pero el que quiso la conoció y el que pudo
aportar capaz que alguna cosa pudo aportar. Discutí un año la reforma de la
salud y todo el mundo sabía lo que estábamos discutiendo. No puedo decirle a la
gente que no le va bien que todo está fantástico. Aquel político que nunca se
equivocaba se tiene que terminar.
¿No
tenemos ministros hoy que viven en otro mundo?
A
veces, tengo esa sensación.
La
gente tiene problemas con la canasta familiar y le dicen que todo está bárbaro.
Hay
dos o tres cosas que me fastidian mucho. Una, son los índices. Para mí el
índice que bajó la pobreza o bajó la indigencia me parecen bárbaro para vos,
pero salir a festejar eso me parece terrible sobre todo para los que están en
la pobreza porque es como si festejaran…
¿La
venta de los 0 kilómetro?
Les
advertí a mis compañeros que donde saquen la venta de los 0 kilómetros los mato,
porque eso no puede ser un indicador cuando hay gente que tiene dificultades
para comer. Por ejemplo, la gestión de UTE es buena, para mí la tarifa de la
UTE es un afane. La gestión es buena cuando las tarifas son las necesarias para
poder manejarte bien y llega a todo el mundo y nadie tiene dificultades para
pagarla. Si a vos te cobran dos mil mangos, como lo que le cobran a cualquier
casa, qué me hablás de gestión buena, así la hago yo. Una gestión de izquierda
debería de ser la luz y el agua al alcance de todo el mundo. Esa sería una
buena gestión mirado desde la izquierda. Tenemos a veces esa cosa de estar
fuera del mundo.
¿Por
qué no se buscan políticas para atacar la cadena que hace crecer los precios en
la distribución de la canasta básica?
No
soy economista y no me voy a meter en eso. No sé si es fácil, es deseable. A
mis compañeros en la Intendencia cuando el Frente Amplio ganó, les digo que
tienen que levantar la cabeza y mirar dónde estás parado porque la gestión te
chupa tanto que terminás olvidándote para qué habías venido ahí. Las gestiones
hasta que no cambiemos la cabeza, se miden por resultados económicos. Pongo de
ejemplo a ALUR que da pérdida, hasta que no haga alcohol. Pero dejamos de
hablar de Las Láminas, entonces ¿perdimos? No, yo creo que ganamos.
Esa es una visión que hay que empezar a tener pero por ahora no sé si es muy
extendida.
¿Te
vas decepcionado?
No,
me voy pensando que toda empresa humana tiene sus problemas. Me voy pensando
que los cargos no son imprescindibles y de alguna manera decepcionado con
algunas cosas del MPP porque siempre voté a este sector -aún estando en una
militancia social y no política- con la idea de que era la reserva moral del
Frente Amplio. Creí que el día que el poder le hiciera al Frente el canto de
sirena, era el que iba a decir que no. Después me di cuenta que no era así.
¿Cuándo
empezaste con la militancia política?
Milité
en el 71 en el 26 de Marzo, después tuve el paréntesis que todos tuvimos, pero
ahí me reuní un poco con los anarcos y la pasé muy bien. Me quedaron algunas
cosas y Lucía cuando me ve me dice: “Ahí va el anarco del MPP”. Después en la
reorganización 26 de Marzo en el Uruguay, MLN, y después me fui a Florida y
durante mi primera etapa allí tuve una militancia social. Fui presidente del
Sindicato Médico, gestionamos un club de jóvenes, etc. hasta que un día fueron
a plantearme esta posibilidad. No era un militante orgánico desde el punto de
vista político. Pensaba que tenía que hacer otras cosas.
¿Qué
vas a hacer políticamente?
Pienso
postularme para barrer la sede central del Frente Amplio en Florida.
Frenteamplista independiente, no me desvelan los cargos, no me preocupan. No
quiero ser candidato a nada, si lo tengo que hacer por responsabilidad, lo voy
a hacer. Cuando me preguntaban si había soñado estar en este lugar allá en
Florida, les respondía que lo que soñaba era ser cirujano y que ya lo soy.
¿Tiene
futuro el Frente Amplio?
El
Frente es la única esperanza que tiene este país de que haya cambios, con toda
la miseria humana que pueda tener.
Mucho
de lo que planteabas en relación al MPP es trasladable al Frente Amplio.
Hay
una cosa que a mí me interesa destacar, es cierto lo que decís. Es más, estoy
seguro que muchos compañeros que piensan que hacer este tipo de declaraciones
lleva agua para el molino de la derecha. Yo creo que no decirlo es lo que lleva
agua para el molino de la derecha. Tenemos la obligación de decirle a la gente
que no somos perfectos y que queremos cambiar y, además, viendo la reacción de
la gente de Florida con esta etapa que me ha tocado vivir para darse cuenta que
valoran la coherencia y que tenga cosas que no me banco y me voy.
Si
la reserva moral está afuera…
La
gente es la reserva moral, yo me equivoqué. Es la gente porque el Frente Amplio
no se ha dado cuenta, pero es mucho más que la suma de sus sectores. Todos, el
día de la verdad, votamos a un grupo, pero eso no quiere decir que seas de ese
grupo. Votás esa vez. Cuando Batalla se fue tenía amplia mayoría y no se llevó
a nadie, terminó sin votos. Otra cosa que el Frente no toma en cuenta y
debería, es que los que van a votar por primera vez en estas elecciones
nacionales nunca vieron un gobierno blanco ni colorado, tenían ocho años cuando
empezó este negocio. Va a ser muy difícil explicarles que somos distintos y
enamorarlos de una causa si no tenemos actitudes éticas.
¿Pensás
que cuando llegó al poder, el MPP agarró las mañas de los partidos de derecha
cuando estaban en el gobierno?
Hay
lugares donde no puedo hablar porque no conozco. Acá en el Parlamento, sí. Todas.
Sin
embargo, el MPP con el tema de topes de sueldos que ha implementado…
Esto
no es cuestión de plata. Hay una canción de Sabina que me encanta que dice: “Era
tan pobre que no tenía más que dinero”. El problema está en la cabeza, no en la
plata que tengas. Con los topes estaba de acuerdo, pero no alcanza cuando no
profundizás en otra cosa porque los topes también se pueden eludir. Me parece
que la actitud moral no es cobrar poco para decir que somos iguales que los
demás, es tener una actitud de no gastar ni usar privilegios que los uruguayos
eventualmente no tienen. Ese es el tema, no es cuestión de plata. Como la
enseñanza no es cuestión de plata y como la salud no es cuestión de plata.
¿Con qué conclusión te vas?
El
mensaje es a los frenteamplistas: que sigan peleándola desde donde sea. Los
hormigueros son muy importantes, pero sin hormigas no funcionan.
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Matías Rótulo.