ESA CAJA BOBA QUE NOS TRATA COMO IDIOTAS
El
gobierno realiza una infame campaña encubierta en avisos televisivos
y radiales. Son publicidades de empresas públicas, muchas de ellas
no tienen competencia. La derecha tiene razón al denunciarlo. Fue la
derecha la que hasta ahora tuvo el patrimonio exclusivo de la
publicidad ideológica encubierta, sutil y altamente peligrosa.
Por Matías Rótulo (Publicado en Voces 447)
En la
Dictadura, algunos medios de comunicación todavía existentes y
otros que ya no existen, fueron los voceros del gobierno militar y
después gritaron bien alto “¡Viva la Democracia!” cuando les
convenía hacerlo.
Pero lo que
la derecha hizo después de la Dictadura fue mucho más sutil. Los
gobiernos de derecha (y la derecha en sí) han bastardeado tanto a la
cultura, haciéndola inaccesible e innecesaria para los simples
mortales, que esos simples mortales hoy disfrutan y no cuestionan los
productos televisivos que amenazan constantemente su opción de
pensar. Son consumidores glotones de placer inmediato y efímero. Las
nalgas, los senos, y la sangre, la comen en una bandejita de
McDonalds mientras toman Coca Cola y bailan una canción de un
coreano de moda.
La
televisión uruguaya muestra todo el tiempo los logros de las
políticas culturales y económicas de la década del noventa, porque
en la televisión se concretaron efectivamente.
La derecha
desvirtuó el discurso “cultural – social” y lo transformó en
un “yo individual y egoísta”… porque es mejor tenernos
divididos, que juntos y movilizados. Ese “yo” es un posible
comprador y no un sujeto pensante. No se debe pensar en la desgracia,
sino vivir el momento, reírse de todo, no se puede cuestionar,
porque eso de cuestionar nos hace pesimistas (pesimista como los de
izquierda).
La derecha
impuso –paradójicamente- un mundo cultural donde primó la
demonización de la cultura, siendo la cultura, el patrimonio para
quienes gozan del poder. Que los trabajadores usen las manos y no
lean tanto, pues es mejor un pobre que obedezca a un pobre que piense
por sí mismo: “ese pensamiento es de comunista” (¡Qué horror!,
nos enseñaron en la televisión).
La
televisión actual quiere seres solidarios que justifiquen sus
ganancias limpiando sus conciencias (lo que hacen los millonarios de
derecha y con eso podemos acercarnos nosotros mismos a ese ideal).
Vemos por televisión a los ricos divirtiéndose, jugando al fútbol
y ganando millones o paseando en Punta, pero también donando en
eventos solidarios.
La derecha
nos muestra sus logros cada vez que personajes con voz en televisión
nos imponen que la televisión es “un negocio” y nada más.
Porque fue la derecha la que propuso y llevó adelante esa idea de
“negocio” en todo lo que pasaba por sus manos. Aquello de una
televisión que ayude a educar fue y es puesto en tela de juicio por
los voceros conscientes o inconscientes de la derecha: Vilar,
Carballo, Tinelli, Susana Giménez, Legrand, Ríal…
Vemos a la
derecha funcionar con su maquinaria cuando se imponen sus discursos
en televisión: inseguridad, menores infractores, miedo, crisis,
crisis y más crisis.
Cuando
notamos cómo se aplica la Libertad de Culto en nuestra pantalla, con
mensajeros de Dios que son más ricos que el mismo Dios, pensamos en
la Libertad de Culto que en Uruguay se transformó en un vergonzoso
aparato de enriquecimiento lícito; y la televisión es cómplice
vendedora de espacios de ese tipo. Batlle y Ordóñez así no lo
hubiera querido.
Vemos a la
derecha imponiéndose en la televisión cada vez que la izquierda
mira para el costado en la adjudicación de medios a operadores
privados y no hace nada para cambiar la realidad de lo contado más
arriba. La “contraseñal” es aquella que la derecha se encargó
de hundir cada vez más con el correr de los años: Canal 5 (hoy
TNU). La izquierda la recuperó a pesar de los gritos desesperados de
la derecha.
Hay una
campaña, es cierto. La de la izquierda es bastante simplona porque
es electoralista y directa. La de la derecha es histórica y se
impone a pesar de los años con la cómoda complicidad de los dueños
de los Medios.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por su comentario.
Matías Rótulo.