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¿A dónde van las 800 mil toneladas de basura que tiramos?


La Intendencia intenta que no existan más recicladores en carritos, y que la gente separe su propia basura según el tipo de producción posterior. De nuestros desechos se generará gas, y actualmente se hace fertilizante, pero podrían hacerse más subproductos energéticos y productivos.


Por Matías Rótulo (publicado el 9 de junio de 2012 en La República)

En 1985 llegaban al vertedero municipal unas 200 mil toneladas de basura por año, y en 2011 llegaron 800 mil toneladas. Pero, ¿qué ruta hace nuestra basura? El proceso de la basura no termina cuando la tiramos en nuestra casa, sino que recién ahí es cuando empieza una larga cadena que desemboca en un tratamiento específico según su origen. Los residuos industriales, hospitalarios y los hogareños, generarían un caos ambiental de no ser tratados adecuadamente. En el mundo, la basura es motivo de competencia. Competencia económica por la generación de energía, y por los subproductos que de ella se pueden obtener. El reciclaje puede ser a nivel del hogar, pero también desde los municipios y el propio Estado se podría lograr obtener beneficios económicos, energía, y cuidar el medio ambiente.

En Uruguay el tema no está lejano a la expectativas, particularmente en Montevideo, donde si bien existe un proceso constante de tratamiento, clasificación y control de la basura, “lo que se ve es la basura alrededor del contenedor lleno”, tal como dijo ayer un funcionario municipal. La Intendencia de Montevideo (IM) organizó una visita guiada por tres puntos de tratamiento de la basura. Los visitantes fueron periodistas, camarógrafos y fotógrafos de una decena de medios. María del Lourdes Gadea explicó que la IM “si bien en su ley orgánica establece que se debe hacer cargo solo de los residuos domiciliarios”, no puede “desconocer otro tipo de residuos”. Gadea, asesora legal del Departamento de Desarrollo Ambiental de la IM, añadió que “el próximo Plan Director de Limpieza” tendrá en cuenta el origen de la basura, y se le dará la posibilidad (en primera instancia, antes de hacerlo obligatorio) a las familias de reciclar su basura. En tal sentido, la IM lanzó “Mi barrio clasifica”, cuya primera etapa es en Pocitos, donde se entregará a los edificios contenedores especiales para que se puedan separar los residuos orgánicos de los inorgánicos. En ese barrio (tal vez el más poblado, junto a Euskal Erría, de la ciudad), por día hay unos 53 clasificadores trabajando, y la IM pretende que de a poco la ciudad vaya dejando de tenerlos en las calles.
Pero ese es el inicio del proceso de la basura, desde el hogar a las actuales volquetas, algunas de ellas destrozadas por el vandalismo, por los propios clasificadores, vecinos o que no dan abasto. Terminando por el final del viaje de ayer, que es el final del viaje que hace la basura de nuestros hogares, Leonardo Puey, director del Servicio de Disposición Final de Residuos (las usinas de Felipe Cardoso), dijo que entran allí por día unos 600 camiones que transportan 2.600 toneladas de basura en total. Encima de la basura sobrevuelan distintas aves que revolotean entre las máquinas. Gaviotas, chimangos, palomas, que en otros lugares son enemigas, allí son pacíficas, al tener todas, siempre, algo para comer. Allí, si bien los hurgadores tienen prohibido el ingreso, “a veces es difícil controlarlos”, explicó Puey. En el lugar “se generan unas montañas de basura que son cubiertas mientras se concretan los procesos de descomposición” y “en un futuro esperamos poder sacar gas para energía” explicó. Según el responsable “lo ideal es que aquí venga todo aquello que no puede ser reciclado desde los hogares, y que tampoco vengan los residuos de obras civiles”. Para estos, se proyecta un centro especial para volcarlos.
Renovando
En Tresor, el producto final es un fertilizante realizado a base de residuos. Tresor está rodeado de viveros, casi no hay aves como en Felipe Cardoso, y el espacio parece más un paisaje de campo que un lugar de depósitos y transformación de residuos. Hay pequeñas montañas de desechos orgánicos que son procesados para ser reutilizados. Ayer, unas 70 toneladas de bananas que a alguien se le ocurrió no cuidar en su temperatura de 14 grados (viajó de Brasil a 20 grados y se echaron a perder) estaban siendo depositadas en el predio. Daniel Basile, encargado de Tresor, explicó que “se procesan los residuos industriales y se realizan constantemente investigaciones para ver qué productos se pueden mejorar con el fin de utilizarlos como fertilizantes”. Allí se procesan una 6 mil toneladas de basura orgánica industrial. Tiempo atrás, esta planta ubicada en Toledo Chico “tuvo que dejar de recibir residuos orgánicos de las ferias vecinales porque tenían un alto contenido en plomo, producto de los combustibles, explicó el responsable.
Desechos hospitalarios
Así como la basura industrial puede ser convertida en fertilizante, la basura altamente contaminante, es decir la hospitalaria, recibe un proceso para que se convierta en basura al nivel de la domiciliaria. En Aborgama, los residuos hospitalarios se reciben para ser procesados y que se conviertan en residuos que sean tratados como “no hospitalarios”. A 150 grados, la empresa controlada por la Dirección Nacional de Medio Ambiente y la IM debe procesar sus productos “con tecnología uruguaya”, explicó Pablo Zamonsky gerente de la empresa. Allí, los funcionarios trabajan debidamente protegidos para no respirar los elementos contaminantes, que se perciben en un fuerte olor a alcohol una vez abiertos los tanques de tratamiento que deja tratados los desechos.
Puntos verdes
Durante la recorrida realizada, la IM llevó a los periodistas a visitar el lugar donde había dos volquetas en la zona de Piedras Blancas. Los vecinos, aprovechando la presencia de periodistas advirtieron que “las volquetas están en nuestras puertas y se nos llena de basura”. Los puntos verdes fueron ubicados para que los clasificadores depositaran lo que no utilizarán para la comercialización, pero “se ha desvirtuado su uso” por lo que “esta experiencia está en vías de estudio”, dijo Gadea.

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