Carlos Moreira: "Mi líder es Jorge Larrañaga. Yo sigo pensando que Jorge es el hombre que el Partido necesita"
Político de fuste, veterano de mil batallas, fue el azote del gobierno
desde el parlamento en los últimos cinco años y ahora vuelve por la revancha en
la intendencia en su departamento. Charlamos
sin limitaciones en el despacho de
diputado que supone es transitorio porque se tiene fe para volver a dirigir
Colonia.
Por Matías Rótulo y Alfredo García / Fotos: Rodrigo López
publicado en Semanario Voces el 16 de abril de 2015
¿Su familia es de origen blanco?
Sí señor,
blancaza. Mi viejo fue edil departamental, fue presidente de la Junta
Departamental. Era herrerista. Yo era wilsonista.
Lindas peleas se armarían.
Sí, sí,
papá era herrerista.
Y, hay una
larga tradición ahí. Sin perjuicio de lo cual los colorados también ganaron allá
por 1952. Pero de 1954 para adelante, salvo la interrupción de la dictadura,
siempre ganamos los blancos.
¿Cuándo empezó en la política?
Yo tenía
alguna militancia en la Juventud Nacionalista, cuando estaba en la universidad,
pero después me agarró el golpe de Estado, así que en realidad empecé en el
plebiscito del 80, en la interna del 82, donde ganamos la Intendencia y ganamos
la diputación.
¿Con Wilson, relación directa?
Lo traté,
claro. Toda esa campaña de 1983 y en 1984 Wilson estaba preso, y antes en el
exilio, así que no pudimos verlo. Pero fue el guía espiritual e intelectual del
Partido desde 1986 para adelante.
El último caudillo blanco.
A mi juicio,
sí. El más grande que yo conocí. Prácticamente no conocí a Luis Alberto de
Herrera, que murió en 1959. Y después con los que siguieron, con Luis Alberto
Lacalle, con Jorge Larrañaga tengo una muy buena relación. Incluso participé en
el gobierno de Lacalle; fui candidato a diputado en 1989, por el herrerismo,
porque después que se murió Wilson me fui con Lacalle, y perdí por catorce
votos la banca.
¿Quién entró?
Edison
Sedarri y yo me fui al Ministerio del Interior, como subsecretario de Juan
Andrés Ramírez.
Se comió la huelga policial y el caso Berríos.
Exacto. El
otro día me encontré con Macarena Gelman, y me acuerdo que uno de los que
negoció la huelga policial por el lado de los funcionarios fue el padre
adoptivo de Macarena Gelman, que fue jefe de Policía de San José. No me acuerdo
ahora del apellido.
¡Qué increíble!
Sí, esas
cosas de la vida, ¿no? Creo que en ese momento era comisario. Era un oficial,
porque los otros eran todos subalternos. Una larga negociación, y dura. Duró
cuatro días la huelga total. En este Uruguay de hoy, una huelga de cuatro días
sería… Era otro Uruguay.
¿Qué cambió en el Uruguay?
Me parece
que hay un fenómeno de exclusión social que antes no existía, a pesar de todas
las políticas sociales que se han desarrollado. Hay un grupo fuertemente
aislado, excluido, que tiene un fenómeno de desintegración familiar muy importante
y si la familia no participa, no hay educación posible. Hay zonas donde la
policía parece no puede entrar; que salgan cien vecinos con armas de fuego a
decir: “Acá no entran” y a tirotear, es un fenómeno que va más allá de todo
concepto del orden, ¿no? Me parece que la educación ha debilitado algunos
principios morales que antes estaban muy afirmados; había un concepto de la
autoridad-autoridad, y de la autoridad paterna y materna. Lo hogares
monoparentales con mujeres con muchos hijos, a veces de distintos padres, y con
los chicos en la calle todo el día, eso es una invitación al delito. Y la
aparición de la droga y de la pasta base en particular; eso juega un papel, con
el narcotráfico que viene atrás. El rey del barrio. Casi todos los homicidios
que ha habido son ajustes de cuentas. “Mataron a fulano”, y como fulano era
narcotraficante, parece que su vida no importa. Eso nos lleva a relativizar
todas las cosas, y me parece muy malo. Hay que recuperar algunas cosas del
pasado. Se dice que a veces era muy rígido, y puede ser, pero era mejor que
esto, mejor que esta laxitud total de valores que hay hoy.
¿Hay diferencia entre Montevideo y el interior?
Se da, las
cifras lo marcan. Si te ponés a analizar el número de rapiñas que hay en
Uruguay, el 99% son en Montevideo y Canelones, una cosa así. Una barbaridad.
¿Por qué en Colonia no se da?
Porque ese
fenómeno de exclusión no está casi presente en Colonia y en el interior. En
Colonia tenés algunos asentamientos, pero no está eso de que la policía no entra,
entra cualquiera, vamos a hacer política, dialogamos. Es gente que tendría que
vivir en condiciones más dignas, pero que no tiene ese fenómeno de la
marginación, que tiene códigos de conducta diferentes. Si ves a los menores
infractores, a algunos chicos ni se les entiende lo que hablan,
tienen un lenguaje que no tiene nada que ver con el español que nosotros
hablamos. No hay duda que hoy manejar el tema de la seguridad pública es una
tarea muy compleja.
¿Qué hizo mal la
izquierda en el Ministerio de Interior?
Pienso que los primeros años de Tabaré fueron malos,
porque arrancó con un discurso indulgente con la delincuencia. José Díaz, que
es un caballerazo y nadie lo duda, tiene los folletines atrasados, con esto de
que los culpables somos nosotros y no ellos, y que, como los delincuentes
provienen de hogares muy pobres, hay que justificarlos. Comenzó con una medida
de liberación de reclusos inspirada en esa misma filosofía, que creo que es
equivocada. No digo que hay que ir al autoritarismo, pero hay que exhibir una
mayor firmeza que la que han exhibido los sucesivos ministros. Daisy anduvo más
o menos en la misma onda. Bonomi es mucho más pragmático, con un discurso
diferente.
Mucho más duro
también.
Mucho más duro, sí, pero no eficiente. Es decir, la
dureza que exhibe y el lenguaje y la forma en que describe la situación para mí
no se complementan con poner a un cuerpo policial más eficiente. Se lo he dicho
varias veces a Bonomi y a veces se irrita: tiene buenas ideas pero es lento
para ejecutarlas. Hoy tenemos una Policía mucho mejor remunerada, mejor
equipada, con mejores patrulleros, con una tecnología moderna, y sin embargo no
hay resultados. ¿Qué es lo que falla? El que falla es el que manda, porque no
sabe armar los cuadros y articular las acciones. Basta mirar las cifras. No
dudo de su buena inspiración, pero me parece que no logra motivar al cuerpo
policial, organizarlo y estructurarlo de modo que obtenga mejores resultados.
No dudo de la complejidad de la tarea, pero la obligación de él es actuar sobre
esa realidad, y las rapiñas y los homicidios no paran de subir. Hay un nuevo
fenómeno que es el narcotráfico, con esa violencia desatada, con el dominio de
las zonas rojas, y eso es intolerable. Yo actuaría con mayor rigor.
Ha tenido mucha
resistencia interna. La corrupción policial siempre existió.
Siempre existió, porque los cuerpos policiales están
en contacto con el delincuente. No digo que la corrupción sea generalizada,
porque en términos generales el funcionario policial es honesto, pero hoy tenemos
el tema del narcotráfico que maneja muchísimo dinero, y que siempre tiende a
estar comprando.
Acá no compran a los
jueces, como en otros países.
Seguro, acá tenemos una Justicia muy proba y es una
enorme ventaja frente a toda América. No creo que haya nada igual a un sistema
judicial como este, que se mantiene incorruptible, y además independiente,
porque ha dado sobradas muestras de que mantiene su independencia. Es una
bendición que tengamos ese sistema, por eso no se puede tocar. Es bueno que Tabaré
haya desandado el camino, y mandado un proyecto para hacer un servicio
descentralizado, que es lo que corresponde.
No tenía sentido
que estuviera en el MEC, tampoco.
Ninguna de las dos cosas, pero era peor en Presidencia
que en el MEC, porque quedaba todavía más cerca del poder. Eso lo vamos a
acompañar, ni qué hablar.
Más allá de lo
incorruptible, en el ámbito judicial se están pidiendo ciertos cambios, a nivel
de aceleración de procesos y demás.
Hoy tenemos un Código del Proceso Penal que ya está
aprobado de la legislatura anterior, y que hay que implementarlo, lo cual va a
requerir más juzgados, jueces, fiscales, más medios económicos, y yendo a un
sistema mucho más moderno. Eso requiere un plazo, creo que no se va a poder
implementar en menos de dos años, de acuerdo a lo que dicen los ministros de la
Corte. Y además va a requerir un apoyo presupuestal importante, porque creo que
cuesta ochenta millones de dólares por año.
Y además los
funcionarios, que ganaron el reclamo de aumento.
Está ese tema, que hoy el Poder Judicial está casi
parado. No hay huelga, pero no se hacen las audiencias. Está complicadísimo, yo
espero que lo puedan resolver, porque no es un tema menor.
¿Es justo el
reclamo que hacen los funcionarios?
Yo creo que legalmente tienen derecho. Creo que tienen
razón. Claro, la Justicia también está fallando sobre sus propios intereses.
Eso es verdad. Espero que se pueda resolver, porque no se cerró el camino del
diálogo.
¿Cómo combatimos
la exclusión social? Porque trasciende a los partidos ese tema.
Sí, por supuesto. Se crea el MIDES para implementar
políticas sociales, ¿no? Pero yo creo que hay que buscar que el sistema
educativo se apoye ahí arriba, y hay algunos ejemplos de gestión privada que
han tenido resultados espléndidos. En esos lugares no funciona simplemente la
acción social de: “vení, te regalo, te doy”, porque hay que pedir cosas a
cambio, y tiene que haber una tarea de concientización del núcleo familiar. El
Estado tiene que estar ahí metido y hacer participar a todo el mundo. Escuché
al director nacional de Policía, que hicieron una encuesta en esos barrios y la
inmensa mayoría de los chicos quiere ser narcotraficantes. Con un fenómeno de
esos, si habrá que trabajar en cambiarles la mente, porque si alguien en su
tierna infancia comienza así, ¿qué podemos esperar del futuro? No sé, ahí habrá
que meter todo tipo de especialistas, asistentes sociales, psicólogos, y ahí la
educación tiene que jugar un rol fundamental. No solo regalar, sino pedir cosas
a cambio. Esa es la mentalidad que hay que cambiar, que se está imponiendo en
algunos uruguayos, el “tengo derechos” y no obligaciones. Eso es muy malo, hay
que buscar el equilibrio. Es lo que a mí me enseñaron de chico: tenés que
laburar, tenés que esforzarte, tenés que estudiar. Si no, los condenás a esa
vida, y terminan en el COMCAR, en Libertad. Hay que ver los centros de
reclusión, la extrema juventud que tienen, el 70% tiene entre diecinueve y
veintiocho. Son todos jóvenes. Y no saben hacer nada, nunca trabajaron.
¿La izquierda hizo
clientelismo con esta gente?
Quizás no fuera la intención, pero que terminó siendo,
sí, y que pesa en la intención de voto, no tengo duda. Hay encuestas hechas,
que muestran que la gente que recibe apoyo del MIDES tiene una clara
inclinación a votar al Frente Amplio. Hay trabajos científicos hechos en ese
sentido.
La diferencia de
puntos que hubo con el Partido Nacional, no es solo por eso.
Incide, pero no es determinante para que el Frente
Amplio sea gobierno, porque hay otras condiciones que llevaron a que el Frente
ganara la elección.
¿Cuáles son?
Una de ellas es la situación de bonanza que ha vivido
el país, que ha determinado que hubiera mucha más ocupación, con empleo de
calidad relativa pero que ha permitido aumentos salariales con los que mucha
gente puede acceder a un estatus de vida al que antes no podía acceder. Me
parece que ese fue un factor determinante. Discuto que es mérito del Frente
Amplio, creo que es por el contexto internacional.
Se manejó bien la
economía.
En términos generales, se manejó bastante bien, pero
deberíamos haber ahorrado mucho más. Porque se advierten ahora las luces
amarillas y nuestros principales mercados están tambaleantes. ¿Y ahora de qué
hablan? De que hay que apretar, que no se puede gastar, con una especie de ajuste
fiscal encubierto a través de las tarifas de las empresas públicas. Empezó con
las empresas públicas, que han dilapidado dinero a lo loco, porque ha habido
una política de inversión y gastos inmensa. Yo fui administrador y fui un tipo
muy austero, lo fui cuando fui intendente, porque además me tocó enfrentar la
crisis del 2002. En esa época muchas intendencias no pagaban los sueldos, había
cuatro, cinco o seis meses de atraso en los sueldos, y ni qué hablar que no
hacían absolutamente nada. A ese punto se llegó. Yo tenía un colchoncito que
había ahorrado, porque eso lo aprendí de chiquito…
Eso es de gallego.
Gallego y austríaco, las dos cosas. Ahora no hay
ninguna duda que la situación cambió. La construcción viene en retroceso; en
turismo dicen que las cifras son mejores, pero en Colonia yo no lo noto; la agropecuaria hoy está…
Los commodities están bajando.
Están empatando. La soja bajó ciento ochenta dólares.
Bajó todo, bajó el trigo. Lo único que se mantiene es la carne. De los lácteos
ni hablemos, están con gravísimos problemas. La agropecuaria fue el motor de
todos estos años, porque somos exportadores de materias primas, y ahora se está
enfrentando una situación totalmente distinta. Por suerte hay mucho menos
endeudamiento del que hubo en aquellos años de la crisis bancaria, y además hay
un sistema bancario que está sólido, y eso da tranquilidad.
Eso es mérito del
Banco República, ¿no?
Mmm… De toda la banca, de todo el sistema bancario.
No saque la pata
al lazo.
(Risas) ¿Ustedes lo dicen por Porteiro?
El gestor del actual
Banco República no fue Porteiro. Ya vamos a ir a ese tema.
No, pero todo el sistema bancario está sólido. Se
tomaron medidas de previsión y reserva muy grandes.
Incluso la deuda
externa se encaró de otra forma.
Ahí el manejo fue correcto.
Y Astori ha sido
bastante conservador en sus políticas.
Menos en lo de PLUNA.
Ahora, hablando
del gobierno de Mujica, hay inversiones que no son gastos.
Sí, pero, por ejemplo, en ANCAP eso se vio
notoriamente, y están muy cuestionados los montos. En la situación en ALUR
hasta hay un proceso penal, siendo que lo que se invirtió ahí debería haber
sido muchísimo menos. Inversiones de alto porte, en cemento, biodiesel. No digo
en la refinería, que se gastaron como cuatrocientos de millones de dólares,
porque era para mejorar la calidad de los combustibles. Ahora, se tiene que ver
en qué momento se endeuda a una empresa pública al nivel de lo que se endeudó
ANCAP. Tienen un endeudamiento de más de dos mil millones de dólares. Es
muchísimo dinero. Creo que la situación de UTE es mucho más equilibrada. En
ANCAP hubo excesos. No toda inversión es buena, a veces es innecesaria.
Es un tema a
discutir, porque Bella Unión sin ALUR no sé cómo estaría.
Sí, no estaría. Pero hay que equilibrar el costo
social con el costo económico. Otras plantas que se han hecho, en otros
lugares, han costado mucho más de lo que debieron haber costado, según se dice.
Hoy el tema biocombustibles en el mundo está cuestionado porque tiene un costo
muy alto y ahora con la caída de los precios del petróleo todo ese panorama
cambió. Las ecuaciones que manejábamos hace dos años no son las de hoy. Es
cierto, las cosas cambian.
¿Pero teniendo en
cuenta los beneficios que trae el biocombustible?
Se decía de procesar granos, convertirlos en
biocombustibles, incluso se votó una ley en ese sentido, que la votamos todos
los partidos políticos. Pero creo que se excedieron en la inversión. El
endeudamiento de ANCAP es demasiado importante. Ahora seguramente lo irán
enjugando con los precios de los combustibles: bajó el petróleo a la mitad y
nos rebajaron un 5%. Hoy ANCAP debe estar embolsando una fortuna, como
consecuencia de esa diferencia, ¿no? Lo mismo UTE, que produce mucho más barato
por las energías alternativas, pero subieron la energía. Ahí hay un claro
intento de recaudar, es un ajuste fiscal encubierto, no por la vía de los
impuestos, sino por las tarifas públicas.
Hablando de impuestos,
¿ya se le quejó algún productor rural por el tema del impuesto de Primaria?
Nadie ha sacado la cuenta de cuánto va a pagar. Da la
impresión que ahora le fijaron un monto en dinero, no en hectáreas. Han dicho
que no es un importe demasiado elevado; seguramente lo será para aquellos que
tienen grandes extensiones, con el claro ejemplo de Montes del Plata, que tiene
doscientas mil hectáreas.
Y está exento.
Pero este impuesto es para todos. Ahora el gobierno
firmó un documento reservado en el cual decía que no le podía aumentar la carga
impositiva. Yo no sé cómo sale el gobierno de eso.
Por la vía de
excepciones.
Pero hay una ley. La ley no reconoce que Montes
del Plata esté afuera. La ley es general
y abstracta. Vamos a ver cómo hacen para exonerar, vamos a seguir esa historia.
El acuerdo no está
por encima de la ley.
No puede haber un acuerdo por encima de la ley. Vamos
a ver cómo se cumplen. Los acuerdos confidenciales tienen ese problema, que
congelan la realidad respecto de una empresa.
No se meta con
Montes del Plata, que está en su territorio, se le va un contribuyente.
Pero ahí tiene exoneración.
Pero tiene un
montón de gente que vive en Colonia trabajando.
Sin duda. No me meto, pero las cosas tienen que ser
parejas para todos. Montes del Plata es la inversión de riesgo más grande de la
historia del Uruguay, no voy a criticar eso. Creo que hay cosas que tienen que
ser generales. Si usted tiene una ley de promoción de inversiones que le
permite deducir, no pagar impuesto a la renta, no pagar impuesto a la
importación, y tiene una serie de ventajas comparativas como zonas francas y
puertos, eso usted lo da para promover la inversión, pero eso de decir: “Pongo
un impuesto nuevo y lo compenso”, no es fácil. Ahí no la veo tan clara. En la ley
de promoción de inversiones, bien, pero cuando usted ya pacta por acuerdos
confidenciales… Se dio a conocer porque se insistió, pero no querían. Es como
lo de Aratirí, más o menos. Es un terreno donde hay que moverse con mucha
prudencia, yo no discuto la importancia de la inversión, y la solidez de
quienes la hicieron, porque meter dos mil millones de dólares no es changa,
pero también en eso tenemos que ser prudentes, en cuanto a que lo jurídico
tiene que estar siempre…
¿Por encima de lo
político?
Como bien lo han dicho Tabaré Vázquez y Nin Novoa.
¿Lo convence más
este gobierno que el anterior?
¿Qué quieren que les diga? A mí me gusta cómo se viste
Tabaré Vázquez, no como se viste el Pepe Mujica. Rodolfo me parece que arrancó
muy bien.
Es de origen
blanco, es eso.
Yo lo conozco hace muchos años, fue intendente de
Cerro Largo dos períodos, en el Movimiento de Rocha. Arrancó bien, el estilo me
conforma más, tiene buena disposición al diálogo y me parece que tiene
actitudes inteligentes de corregir rumbos y no insistir con algo que está mal.
¿Cambió el estilo
de Tabaré?
Yo lo veo mejor ahora, porque recuerdo que tuvimos aquel
arranque donde en las empresas públicas se cerró en banda. Había menos
disposición al diálogo de la que hay hoy.
¿Está más viejo y
más sabio?
Y generalmente sucede. Usted a veces reflexiona y
puede llegar a la conclusión de que en algunas cosas acertó y en otras se
equivocó, y corrige en lo que puede haberse equivocado.
¿No será que tiene
más ajustadas las mayorías?
Lo que se observa en primera instancia no es un
quiebre, pero sí un distanciamiento en cuanto a visiones de lo que tiene que
ser el gobierno, entre el MPP y sus aliados y Tabaré Vázquez y su grupo. Usted
ve el FONDES, el Plan Juntos, los sirios y Guantánamo, la prudencia en el gasto. Creo que ahí se observan visiones
diferentes. El ANTEL Arena. Es una suma de cosas. Pero no conozco la interna,
lo miro de afuera, lo observo. Del FONDES ya mandaron un proyecto de ley,
previendo que no es solo para empresas autogestionadas sino para micro y
pequeñas empresas, para subsidiar financiamientos por parte de la banca
privada. Digo, me parece una visión mucho más amplia, en una experiencia que,
si usted mira los resultados económicos, no ha resultado exitosa. Lo pagamos
todos. Todo deficitario. Vamos a ver Alas U en qué termina.
Usted jugó un rol
de oposición muy fuerte en el gobierno pasado, y con PLUNA se volvió experto.
Con PLUNA sí, porque arranqué en el 2007, soy veterano
de guerra en eso. No sé, no me gustó de entrada cómo venía la cosa, y Campiani
ya había estado en mi pueblo de Colonia Suiza manejando Parmalat.
Ya le conocía el
pedigrí.
Bueno, me resultaba un hombre para observarlo.
Así que todo lo
que toca termina como PLUNA, Ecolat…
Parmalat no terminó mal.
¿Ecolat no fue su continuidad?
Fue pero después lo vendió a un grupo venezolano, y
después los venezolanos se lo vendieron a estos peruanos. Creo que él manejó el
pasivo de la empresa, con importantes quitas cuando Parmalat entró en concurso
en todo el mundo, y negoció con los bancos y sacó un muy buen resultado, y
después lo vendió muy bien. Hizo un buen negocio. Era un poco lo que él quería
hacer con PLUNA, comprar y vender, pero ahí no le resultó, porque es muy
difícil cuando está el Estado, muy difícil, porque hay unos controles que no
hay en las empresas privadas. Capaz que todavía antes de irme, si gano la
Intendencia, voy a llamar a los ministros, porque tenemos los mismos que cuando
arrancó ese desastre, Víctor Rossi y Danilo Astori, por lo menos para hacer un
balance, para ver cuánta plata perdimos.
Rossi dijo ahora
que él no hubiera cerrado PLUNA.
Pudo haber sido un camino a tomar. El cierre fue
lamentable, todo lo que se procesó después fue una novela de mal gusto.
Y los juicios
brasileros que estamos esperando, todavía.
Eso fue un invento, siete mil juicios, quinientos
millones de dólares. Yo fui al Ministerio cuando Enrique Pintado y Fernando
Lorenzo nos dijeron que cerraban por los juicios de Brasil, y después no vino
ninguno, y después todo lo demás con esa historia truculenta.
El caballero de la
derecha. La derecha nunca ha sido buena en este país. Si hubiera sido el de la
izquierda hubiera sido diferente.
(Risas) Yo creo que ese caballero no era ni de la
izquierda ni de la derecha.
Usted tuvo un rol
determinante en lo que pasó después con Lorenzo y con Calloia.
A mi juicio es un error nominar a Calloia para la
Corporación para el Desarrollo. Yo dije que no sentía ninguna disposición a
votarlo.
Pero igual es
formal, porque dejan pasar el plazo y queda por mayoría simple.
Sí, ya lo dijo Sendic ayer. Creo que Calloia estuvo
fuera de norma totalmente, que fue el peor aval de la historia, y que violó
todas las normas del Banco Central, cosa que no puede hacer un tipo de esa
investidura. Incluso de la parte del directorio que lo apoyó, se fueron todos. En
esa situación procesal, me parece que no debería ser nominado para un cargo de
tanta representatividad. No sé cómo termina la historia, pero ese es un delito
de abuso de funciones que puede culminar con la suspensión de la ciudadanía. Además
porque él ha tenido expresiones muy duras con el Partido Nacional. No imagino
el relacionamiento que podemos tener después.
Pero las
expresiones duras son el pan de todos los días a nivel político.
Sí, pero yo no califico a los frenteamplistas de
determinada manera. Puedo ser muy duro en la oposición, pero no entro en la
calificación institucional o personal, porque después uno genera una
resistencia que dificulta las relaciones armónicas con actores fundamentales de
la vida nacional. Piense en los intendentes.
Está bien, vamos a
ver si llega.
(Risas). Llego, llego.
Está difícil, ahí
el Frente le está haciendo mella.
El Frente tiene dos candidatos: Bruckman, un muchacho
que es alcalde de Juan Lacaze, y Jorge Motta, un médico que ya fue candidato en
la elección pasada. El Frente votó muy bien, como en todo el país.
¿Cuánto juega la
administración actual de Colonia a la hora de votar?
No he tenido una muy buena relación con el intendente
actual y no participo del gobierno. Pongo como ejemplo cuando me fui de la
Intendencia, hace diez años, los ingresos andaban por los dieciséis millones de
dólares, y hoy son sesenta y cinco. Entonces, creo que con sesenta y cinco vaya
si se pueden hacer cosas.
¿Subió mucho la
población de Colonia?
No, casi nada. Lo que subió fueron los ingresos,
primero por el tema patentes. Eso primero, y segundo porque las transferencias
del gobierno nacional aumentaron notoriamente, lo cual hace que las
intendencias tengan hoy un margen de maniobra mucho mayor al que teníamos
nosotros. Además en Uruguay se venden cincuenta mil vehículos por año, y la patente
cada vez rinde más. Fíjense que las morosidades en materia de contribución
siempre fueron muy elevadas, y al mejorar la situación económica los índices
también bajan, y todo eso se traduce en una recaudación mucho mayor.
¿Cuánto influye la
población argentina?
Influye en algunas zonas del departamento y también en
la agropecuaria. En Colonia de Sacramento hay un paisaje diferente, porque la
rambla se llenó de edificios bajos, con valores puntaesteños. Colonia tiene una
enorme ventaja, al estar a cuarenta minutos de Buenos Aires y eso no lo tiene
nadie. A Carmelo se puede ir desde el Tigre en moto de agua o en un velero. Y
eso ha hecho que muchos argentinos vengan el fin de semana. Se calcula una
inversión de doscientos millones de dólares como consecuencia del turismo, pero
en inversión inmobiliaria me parece que es mucho más. Ha habido inversión en
hotelería; hace veinte años no había ningún cinco estrellas en Colonia, y ahora
hay cuatro. Colonia también participó del boom de la soja, y tiene una
inversión cada vez más creciente en el puerto de Nueva Palmira, que es un
centro de desarrollo extraordinario y la segunda zona franca del país, y ahora
hay una inversión prevista de ciento cincuenta millones de dólares para un
nuevo puerto para mineral de hierro de Bolivia.
Ontur fue muy
importante.
Sí, sí, claro, Corporación Navíos, Ontur, Frigofrut.
Cuando viene la zafra de la soja, hay seiscientos camiones dando vuelta, por
día. Es impresionante.
Va a estar lindo
para hacer la vialidad, ¿no?
Pero que la haga el Toto Rossi (risas).
Claro, porque son
rutas nacionales. ¡Qué fácil!, ¿eh?
Nueva Palmira ha tenido tal crecimiento que el paisaje
le cambia cada año. Tiene un crecimiento bestial, pero todo eso genera
problemas urbanísticos también. Hay que desarrollar políticas ambientales, y
también de desarrollo humano y de protección de las costumbres, porque ha
habido casos de prostitución infantil. Claro, hay seiscientos camioneros que
son buena gente, pero hay gente que…
Es como con los
puertos.
Hay gente que viene de afuera, ojo, la inmensa mayoría
trabajadores. Pero no es lo mismo que un pueblo que vive su siesta tranquila,
donde todo el mundo se conoce. Nueva Palmira tiene eso, y hay que trabajarlo.
Para esos camiones tiene que estar el Ministerio de Transporte; vi que está
colaborando con Bulevar Artigas, por la teoría de que por ahí pasan todos los
camiones, y me parece correcto. Hay cosas que los gobiernos departamentales no
están en condiciones de hacer solos.
Existe la
percepción de que Colonia es rico. ¿Es un departamento fácil de gobernar?
Yo le diría que es lindo de gobernar. Nada es fácil en
la vida. Creo que hay que tener la precaución de tener un proyecto a
desarrollar, y la gente que lo pueda implementar. La constitución de los
equipos de gobierno es fundamental.
¿Tiene armados los
suyos?
En parte. Todavía vamos a ver. Colonia plantea
desafíos que otros departamentos no plantean, porque tiene una trama urbana
completamente distinta, con catorce centros poblados.
Y algunos
importantísimos.
Algunos importantes, y con características diferentes,
y hasta con identidades algo diferentes. Usted compara Juan Lacaze, que es un
pueblo de origen industrial y muy frenteamplista…
Ni un voto tiene.
Algunos tengo… Si lo compara con Colonia Suiza o
Colonia Valdense, no tiene nada que ver. Si compara Carmelo con Colonia, no
tiene nada que ver. A Colonia se ha ido a vivir mucha gente, porque trabajan en
el puerto, en el turismo, como funcionarios públicos, y porque hay
oportunidades laborales importantes, y mucha gente no se ha integrado como se
integran en Colonia Suiza o en Rosario. Y tiene turistas. Es un lindísimo
desafío, porque hay pueblos donde por ejemplo la cultura y la música son muy
fuertes, y en otros no tanto, porque son pueblos más ligados a la producción
agropecuaria. Lo patrimonial en la Colonia del Sacramento es un valor
extraordinario, y este año se cumplen veinte años de la declaratoria de la
UNESCO del barrio histórico como patrimonio de la humanidad. Y es una
distinción que no la tiene nadie en el Uruguay, y ha sido fundamental para
vender Colonia en el exterior. Usted va cualquier día a las tres de la tarde y
está lleno de americanos, de alemanes, de franceses, de gente que va a Buenos
Aires y les arman la excursión a Colonia y a veces se quedan una noche.
Para extranjeros
son los puntos de visita natural, Punta del Este y Colonia.
Punta del Este y Colonia. De los cruceros de
Montevideo también los llevan a pasar el día. Es un turismo que deja.
¿Va a reparar el
Real de San Carlos?
La Plaza de Toros la voy a reciclar. Hay que hacer un
centro de espectáculos ahí, tiene una magia que no la tiene nada en el Uruguay.
Yo tenía un proyecto de cuando Pedro Bordaberry era ministro de Turismo, para
poner cada uno una parte, la Intendencia, el Ministerio y los privados, y
formar un lugar para hacer todo tipo de espectáculos, conciertos, obras de
teatro, hacerle boliches debajo de las tribunas. Es espectacular, es un lugar
mágico. No quiero morirme antes de hacer eso.
¿Conoce alguna
encuesta de cómo viene Colonia?
No, todavía no. ¿Pero saben una cosa? Yo creo que hay
encuestas, y como no las revelan, es que voy ganando (risas).
¿Cuáles son los
otros candidatos blancos?
Manito y Ricardo Planchón, que fue diputado en el
período pasado. Está bien abierto el abanico.
Usted juega con el
caballo del comisario.
No, yo no sé si juego con el caballo del comisario,
pero juego.
Ahora, usted va
por Larrañaga.
En realidad ahora se han borrado las fronteras
partidarias. Ahora tengo gente que está conmigo que votó al herrerismo. Por
supuesto que mis agrupaciones son de Alianza Nacional, pero tengo varias listas
que me están acompañando, y no solo blancos, me están acompañando las listas
del Partido Colorado, que es el diputado Bianchi.
Es una
concertación.
Sí, es un acuerdo político, porque los dos tenemos una
visión similar de lo que se puede hacer por Colonia, nos conocemos hace como
veinte años. Cuando yo fui intendente por primera vez, lo eligieron a él por
primera vez diputado, así que tenemos una larguísima relación. Él dio un paso
muy corajudo, muy valeroso y muy racional.
Los colorados lo
están matando.
Él dice que el único instrumento idóneo para llegar al
gobierno es Carlos Moreira, porque con el Partido Colorado no tiene ninguna
chanche, es testimonial. Y bueno, es eso, sin pedir nada a cambio, simplemente
porque tiene el mismo amor por Colonia y porque quiere hacer cosas por el
departamento.
¿Si usted es
ganador, va a haber lugar para el diálogo con el Frente Amplio también?
Puede ser, sí, cómo no. Yo tuve un director de
Cultura, Omar Moreira, que fue profesor mío, socialista, amigo de José Díaz,
que creo que fueron a la escuela juntos. Ha escrito muchos libros, es muy
conocido.
Además en el
interior se conoce mucho más la gente.
Claro. Yo no tengo nada personal con los candidatos
del Frente Amplio, y hay gente del Frente que vale mucho. En este país, entre
la gente política, en general nos respetamos mucho. Yo he sido parlamentario
diez años, he sido bastante duro, pero con la inmensa mayoría de los senadores
del Frente Amplio tengo una muy buena relación. El Uruguay es así.
Ahora, no tiene
buena relación con su correligionario Zimmer.
No, no, tenemos discrepancias.
Que usted diga
eso, ¿no piensa que puede debilitar la campaña para el Partido?
No, ¿por qué? Hemos tenido discrepancias, él entiende
que las cosas son de determinada manera, y yo entiendo que son de otra. Nada
más que eso. No entro en lo personal. Yo tengo una forma diferente de
administrar, soy mucho más ordenado, y él tiene su estilo personal. La gente
sabe cómo somos cada uno, que la gente juzgue. Ahora va mucho más allá de los
partidos, o si se es herrerista o alianzacista; la gente dice: “Me gusta este
candidato”.
Y lo de Zimmer
también incluye el episodio aquel de la acusación.
No, yo no tuve nada que ver.
Era el mismo caso
que el de Calloia y Lorenzo.
La diferencia es que Zimmer es electo, y ellos son
designados. Esa es la gran diferencia. Zimmer tiene detrás suyo una
representatividad popular que no tiene ni Calloia ni Lorenzo.
Fernando Lorenzo
fue electo diputado.
Pero no tenía esa representatividad en el momento de
su procesamiento.
¿Le pareció digno
lo de Lorenzo, de renunciar a la banca?
No me parece bien que lo hayan incluido en una lista,
en esas condiciones. Pero después renuncia, bueno. No sé las razones.
¿Cómo cayó en la
interna que ganara Lacalle Pou? ¿Lo esperaban eso?
No. Yo no lo esperaba, ni las encuestas lo esperaban.
Yo soy hincha de Jorge, me considero amigo de él, fuimos compañeros intendentes
y lo conozco mucho, y pensé que el resultado iba a ser otro, sinceramente. Pero
bueno, es lo que la gente entendió, y está. Hay que someterse al veredicto
popular.
¿Y cómo ve el
futuro del Partido con Lacalle Pou como líder?
El líder de un sector, no del partido. Mi líder es
Jorge Larrañaga. Yo sigo pensando que Jorge es el hombre que el Partido
necesita.
Marchó tres veces.
Y bueno, ¿Jorge Batlle cuántas veces marchó? Y llegó a
presidente.
¡Pobre Larrañaga,
no lo compare!
Tabaré Vázquez, ¿cuántas veces marchó?
Sí, sí, eso es
cierto.
No digamos eso. Lo que hay que tener es espíritu de
redoblar.
Redoblar es de
izquierda, no me juegue con las palabras.
(Risas.) El redoblante se usa en el ejército. Puede
ser hasta cuasi militar eso.
¿Bordaberry tiene
esperanzas entonces?
Todo el que no se entrega puede llegar. En la vida hay
que seguir luchando, yo soy de esa mentalidad, de no dar nada por perdido. Si
no se te da por una coyuntura, de repente después se te da. Yo he perdido y he
ganado, y sigo en la lucha con fe, lo que hay que mantener es siempre el ánimo,
y seguir perfeccionándose y mejorando las capacidades. Siempre es posible, yo
creo que sí. Nunca hay que dar nada por perdido. Y Jorge es así. Mirá que
levantarse de la derrota e ir segundo…
Hizo el amague
aquella noche.
Esa noche estaba muy tocado. Hay que entender su
estado de ánimo de esa noche, de algo que no esperaba y resultó muy duro. Pero
después reaccionó y a la semana estaba otra vez arriba del pingo metiendo,
porque él es un tipo de esos, con esa característica de combatiente. Y
blancazo, además.
La definición
ideológica de “blancazo” no me dice nada.
Es una expresión.
O “blanco”. No me
dice nada. Cuando preguntás cómo se define ideológicamente y te dicen:
“Blanco”. ¿Qué significa?
Como hueso de bagual (risas). No, digo, es una
expresión que viene del nacionalismo, de lo que es nuestra propia historia, de
la divisa blanca.
El único blanco
que se me definió ideológicamente fue su antiguo jefe Juan Andrés Ramírez,
cuando empezó a hablar del liberalismo de John Rawls; después, todos los otros
dicen: “Yo soy blanco, ni de izquierda ni de derecha, blanco”. No dicen nada.
Tomemos de cada uno de los más destacados dirigentes
del Partido lo que ellos proclamaban. Desde Aparicio Saravia y su lucha por las
libertades; Luis Alberto de Herrera y su defensa de la autodeterminación de los
pueblos y contra el imperialismo, y la legislación social que propició; lo que
fue Wilson con Nuestro compromiso con usted; todo eso forma parte de lo que es
ser blanco, porque toda esa historia y todos esos ejemplos individuales y esas ideas
forman parte de lo que nosotros los nacionalistas entendemos como una verdadera
pasión. Es lo que constituye ese legado que hace que nosotros digamos: “Soy
blanco”. Soy blanco porque creo en la libertad, porque creo en el orden
jurídico, porque creo en una sociedad más justa, porque creo en la soberanía
nacional, porque rechazo el imperialismo, porque rechazamos toda forma de
opresión, porque queremos la igualación social y el desarrollo productivo que
quería Wilson. No sé, sería larguísimo.
Casi tupa. Le
preguntás a Mujica y te dice más o menos lo mismo.
Pero si Mujica era herrerista (risas).
Ustedes han
servido para todo: Nin Novoa, Mujica, todos salieron de ahí.
El Ñato también era, ¿no? Dicen.
¿Desaparece el
Partido Colorado?
No creo.
Está en una crisis
como nunca en su historia.
No creo que desaparezca. De ninguna manera, con una
historia tan rica atrás. Ahora está pasando por un momento difícil, por dos
sucesivos resultados electorales. Pero pienso que se va a reconstruir.
¿Hay familias
ideológicas dentro de los blancos y los colorados, como dice alguno?
Creo que tenemos cosas en común en cuanto al
pensamiento político y económico, en cuanto a las consideraciones de ver el
país en su funcionamiento democrático.
¿Hay hegemonía
cultural de izquierda en el Uruguay?
Creo que han cooptado casi todos los centros de difusión
cultural del Uruguay, hay una predominancia y una presencia muy fuerte en todo
lo que es el mundo de la cultura, como lo hay en el ámbito de la educación y la
salud públicas, y eso no siempre resulta bueno. Creo que esa presencia tan
dominante en la educación pública —que además se tradujo en una ley de
educación que para mí es mala— porque han primado los intereses corporativos
sobre una visión mucho más a amplia e inteligente. Tabaré Vázquez dice que le
preocupa mucho la situación de ASSE, que ha funcionado muy mal. Y lo peor es
que pasa lo mismo que en la seguridad pública, que no basta con los recursos,
porque nunca ha habido tantos recursos disponibles para el sistema educativo,
para la salud pública y para la seguridad pública, y sin embargo los resultados
son malos. Muchas veces, en lugar de los dirigentes políticos que la gente
elige para gobernar, gobiernan los dirigentes sindicales, que no están elegidos
para eso. Ahí se comete un error terrible, estoy convencido de eso, y creo que
ahí hay que luchar.
Tercer gobierno
con mayoría parlamentaria. En ciencia política dicen “partido dominante”. ¿Cómo
la oposición logra revertir esa situación?
Hay muchas formas. Estoy convencido de que el factor
fundamental de esos tres triunfos sucesivos fue la bonanza económica. Está
bien, en el primero quizás era la necesidad de un cambio después de una crisis,
pero después vino la bonanza económica, y es muy difícil luchar contra ese
fenómeno, porque si usted desarrolla políticas sociales, y puede pagar mejores
sueldos a los funcionarios, y puede hacer un montón de cosas, y la gente mejora
su condición de vida, es muy difícil que usted los aparte. “¿Para qué voy a
cambiar si estoy mejor que antes?” Eso es muy humano. Y en una sociedad cada
vez más consumista —porque, a pesar de que Mujica lo ha criticado mucho, el
consumo se ha impuesto— y con una especie de estilo de vida que busca acceder a
mayores niveles de consumo, y es lógico que así sea, porque a todos nos gusta
tener un auto nuevo, una moto nueva…
Una camisa Polo.
Pero esta es vieja, es de una campaña de hace seis
años. Yo cuido las pilchas, es por eso (risas). Creo que eso explica gran parte
de ese predominio sucesivo. Quiero ver, y ojalá no suceda, cuando tengamos que
enfrentar tiempos más difíciles. Nosotros nos hemos apartado de eso que usted
decía: no estamos en la cultura, no estamos en el movimiento sindical, tenemos
que meternos en las organizaciones sociales y volver a esa participación. Y
será fundamental mantener los gobiernos departamentales que tenemos hoy, porque
hoy son reductos donde uno puede hacer cosas por la gente. Eso es fundamental.
Yo desde la oposición grito, clamo, me levantan las manos y ahí quedo, en la
protesta simbólica. Pero cuando usted puede hacer un buen gobierno, y dar un
buen ejemplo, eso lleva a que la gente lo vote. Y reitero, la presencia mucho
más fuerte en donde antes estábamos y hoy no.
La campaña por las
elecciones departamentales es fundamental. Peligran perder varios lugares, incluso
que el Frente recupere algunos que perdió.
Es difícil predecir. Yo lo que veo es que hay una
diferencia de escenarios total. Ahora votan al candidato y no a la bandera,
votan al tipo al que le tienen confianza y conocen.
Algo que no pasa
en Montevideo.
Claro, Montevideo es mucho más distante. Pregunten en
Montevideo si alguien habló alguna vez con Ana Olivera. Yo nunca hablé con Ana
Olivera, solo me la encontré en una fiesta una vez. Y soy senador. ¿Pero un
vecino de un barrio? No habló nunca, ese contacto no existe. En el interior yo
vivía al lado de la Intendencia, me levantaba, iba a trabajar y tenía una fila
de diez que me estaban esperando, uno para hablar de la vereda, otro del camino,
otro del hijo, otro de la escuela, del centro CAIF o lo que fuere. Iba al
supermercado a comprar fideos y viene uno a decirme: “Mirá, tengo tal
problema”. Eso marca una diferencia cualitativa muy importante, y por eso los
resultados no tienen nada que ver con los resultados nacionales. Eso es así.
¿Anda de recorrido
usted?
Yo ahora me voy, cuando ustedes me larguen.
Se dice de los
políticos que lo hacen solo cada cinco años. ¿Usted lo hizo los cinco años?
Siempre
lo hice. Nadie me puede decir que voy ahora. Como diez años estuve laburando
muchísimo y en todos lados, nadie me puede acusar y decir: “Este cajetilla
viene ahora, que se baja del hemiciclo del Senado”. No, no. Yo siempre fui.
Usted es senador
electo. ¿Qué atractivo tiene ser intendente, frente a ser senador?
Son cosas muy diferentes. Yo asumí ese compromiso, yo
dije antes de la campaña que iba a ser candidato a intendente de Colonia. ¿Se
acuerdan que de mí se decía que yo iba a ser el candidato a vicepresidente, a ministro
del Interior, yo qué sé? Pero siempre dije no, dije que iba a ser candidato a
intendente y es la palabra que estoy cumpliendo. Y aparte me gusta. Es otra
cosa, no tiene nada que ver, y como yo ya viví diez años acá…
Extraña el pago.
En Colonia se vive muy bien, es un muy lindo lugar
para vivir.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por su comentario.
Matías Rótulo.