¿Quién no tiene un libro de Jorge Luis Borges en su
biblioteca?
Por Matías Rótulo
Por Matías Rótulo
En la literatura hay que evitar
las curiosidades y paradojas psicológicas: homicidas por benevolencia, suicidas
por contento: ¿Quién ignora que psicológicamente todo es posible? También hay
que evitar las interpretaciones muy sorprendentes de obras y de personajes. La
misoginia de Don Juan, etc. La lista de consejos de Borges y Bioy Casares,
publicados en 1978 en la revista Quimera
de Barcelona sigue. Son dieciséis en total. Es una lista de consejos llamada “Dieciséis
consejos para quien quiera escribir libros. En literatura es preciso evitar”.
Un manual de uso y
destrucción. El listado tiene
recomendaciones que uno se pregunta si no son en realidad alguna broma de mal
gusto: “novelas que en la trama guarda algún paralelismo con la de otro libro; Ulysses de Joyce”. O “la vanidad, la
modestia, la pederastia, la falta de pederastia, el suicidio”.
Bioy Casares en Museo, donde también recojo el texto de
las recomendaciones (1) cuenta como narrador que “los pocos amigos a quienes
leímos este catálogo, inconfundiblemente manifestaron disgusto”.
Entonces busco a Borges en mi
biblioteca. Hay ahí algunos libros: El
Aleph, El libro de Arena, El informe de Brodie, El Compadrito (escrito con Silvina Bullrich), una
traducción de La Divina Comedia, un
estudio sobre la literatura inglesa, una sobre la literatura romance, por ahí
anda Museo, al lado, como sin poder
despegarse de Borges Una muñeca rusa de
Adolfo Bioy Casares…
Más tarde me doy cuenta que todas
esas recomendaciones que ambos hacen, no son más que un juego ficcional.
Contradictorio y cuestionado, Borges ha hecho de su obra una vida ficcional o
de su vida una ficción obrada.
Cuando leo las dieciséis
recomendaciones, vuelvo a mi biblioteca y busco qué libro no cumple con ninguna
de ellas. Descarto los de Borges y Bioy Casares por cumplirlas contradictoriamente.
Debo tirar a la basura a Homero, Dostoievski, Arlt, Voltaire, Galeano,
Cervantes, Valle Inclán, Mella, y todo lo demás.
En una de las recomendaciones
figura: “en las críticas, toda referencia histórica o bibliográfica. La
personalidad de los autores. El psicoanálisis”. Y pienso que Borges nació un 24
de agosto. Escribió una gran cantidad de libros críticos, poemas y cuentos. Su
personalidad plasmó un sinfín de dudas, y nos mintió. Salvajemente nos mintió.
Lea a Borges
Borges ha sido cuestionado por Alejandro Dolina que entrevistado en un canal de televisión
argentino le preguntaron cómo él podía ser peronista de izquierda, pro
Democracia, cuando Borges dudó de todo lo anterior. “Soy peronista pero no
estúpido” dijo Dolina.
La vigencia de la obra de Borges
está (esta nota se publica un día antes del aniversario del nacimiento de
Borges, porque para los que escriben de literatura en los medios de
comunicación es aceptado hacerlo, y no quiero quedar desplazado por mis colegas),
en que no importa cuando nació, su ideal político, su madre, o su ceguera.
Borges escribió desafiando las
recomendaciones que preparó con Bioy Casares. Porque las recomendaciones son
producto de un narrador ficcional, y Borges, sus narradores, desafiaron y
anunciaron un nuevo mundo, ficcional también, en uno real, donde sin la obra de
Borges la miseria nos tendría preparada además de dolor, menos belleza.
En Borges está Homero, Horacio,
Eurípides, Dante, Foucault y todos los que vienen después de Borges. No es un
Dios, es un simple escritor que cumple años mañana. Es un mito que vive. Es una
obra completa donde Borges muere, tal como lo plantea el propio Borges, cuando
pide que no se haga referencia a aspectos bibliográficos. Así será.
(1) Borges,
J.L – Bioy Casares, A. Museo. Buenos
Aires: Emecé, 2002. Impreso.
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Matías Rótulo.