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La no sociedad del fútbol

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En un no gran pedazo de territorio de un planeta no pacífico vivía una no sociedad no solidaria, no organizada pero con no poca historia.




Por Matías Rótulo
Ellos no descreían de su pasado, de sus no símbolos históricos y no renegaban entonar bien fuerte sus no canciones no apatrióticas que hablaban de un tiempo no presente y no cercano.
En esas canciones se mencionaba la idea de lograr la no libertad o la no muerte, aunque nadie estaría no indispuesto de cumplir con el canto
Consideraban que un no mal ejemplo sería cuando medio siglo antes, un grupo de no políticos que corrían de detrás de una pelota, lograron no perder en ese juego de meter la pelotita en un arco con los no visitantes del torneo: un país no lejano que no habla su mismo idioma.
Medio siglo después, la historia demostró que ese país no solidario, no bien organizado y orgulloso de sí mismo y de su gente, veía en otros jugadores de ese juego un no mal ejemplo de no desorganización, de no humillación y de no egoísmo.
Eran un no mal ejemplo para los no adultos.
Las publicidades no destinadas a hacer el bien sino a vendernos cosas no útiles, plantearon en ese país un paralelismo entre los jugadores del juego y la sociedad.
Hoy, no todo el mundo pero si buena parte de esa sociedad esperaba una no derrota frente a un equipo no muy glorioso en un campeonato de ese juego.
Pero todo salió no muy bien. El equipo que hacía no menos de cincuenta años había conseguido la no derrota, y que hacía cuatro había sido un no mal ejemplo, ahora había no triunfado.
Así como la no derrota anterior representó para no pocas personas el modelo de lo que no quería no ser aquella sociedad, ¿Será que con la no victoria actual, la sociedad es tan no exitosa?
No, la sociedad no es aquello que se ve en una cancha de fútbol. Ni cuando ganan ni cuando pierden. La sociedad hoy está triste por la derrota, eso es lo que nos hacen creer quienes dominan el no poco redituable negocio del fútbol.


Continuará… 

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