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Primero el gol, después el dolor




Vaz Ferreira escribió Moral para intelectuales una obra filosófica pero también una declaración de principios. Hoy, ya no hay ni moralidad ni intelectuales. Todo ha cambiado desde Vaz Ferreira y eso se vio el día que hubo un muerto en Salto. 



Por Matías Rótulo
Un típico inmoral telectual uruguayo es el hincha de fútbol. Su pasión va más allá de cualquier intento lógico por analizar algo lógicamente. Ojo, el inmoral telectual futbolero a veces es contradictorio. Intenta, mediante estadísticas científicas, descubrir si tal o cual equipo ganará el partido del domingo. Entonces, evalúa las estadísticas desde el año 1865 a la fecha. Después se llena la boca hablando de la pasión, la sin razón del sentimiento. Cuando alguien intenta analizar dicha pasión, es tratado como loco, como enfermo, como alguien falto de corazón. 

Pero no es sobre la falsa ciencia utilizada para la falsa pasión que termina siendo un negocio real de lo que hablo. Me refiero a la no concientización. No lo digo por los disturbios y hechos de violencia que son el colmo de la estupidez cada semana. Estupidez que pasa ya casi sin reflexión en un Uruguay que lo acepta, de vez en cuando se lamenta, pero que prefiere que la pelota siga girando. 
No. Hay algo que se llama "prioridades". Una de ellas es la Selección Uruguaya: un emprendimiento privado al cual le atribuimos una representación diplomática pública casi sagrada. 
La Selección Uruguaya: un conjunto de trabajadores que ganan como exitosos empresarios, y a los cuales se los felicita por su trabajo en equipo y esfuerzo. Muchos ganan -en la sociedad nuestra- menos dineros, y se esfuerzan igual y trabajan muy bien en equipo pero nadie los felicita. 

Pero la Selección Uruguaya es una prioridad. Fíjese que  el padre de un futbolista mató en un accidente de tránsito a un ciclista en Salto, hace algún tiempo. La espirometría dio positiva. El Inmoral pero Telectual que trabaja en los medios de comunicación dio la noticia pero relacionada a la preocupación social surgida por la noticia. ¿Que siguen habiendo accidentes de tránsito mortales en Uruguay todos los días y de una manera degenerada? ¿Que el conductor había bebido alcohol y que esta sigue siendo una de las causas más frecuentes de accidentes de tránsito? ¿Qué el alcohol es la droga que más perjudica a los uruguayos actualmente? No. La preocupación de casi todo el día fue si el futbolista iba o no a jugar contra Chile el martes. 
Casi de manera automática, cuando el jugador decidió jugar, los inmorales telectuales respiraron tranquilos. Pero la noticia no se centró en el fallecido y su familia, sino en el jugador y su familia. 
Alguien llegó a decir "hubo un accidente, una persona muerta, pero hay que pensar en el mal momento de la familia del jugador". ¿Eso no es sumamente grosero?

¿De dónde vino la moralidad? Increíblemente, por suerte, del seno de la familia del jugador. La madre del deportista salió de lo deportivo y habló a los medios ya no de partido sino de lo lamentable de la familia al perder a un hijo. Pidió -lógicamente- que no agredan al jugador, a su hijo. Si, porque muchos aprovecharon para vincular al jugador que en Chile estuvo ajeno al hecho, con este hecho*. 

La madre, para tranquilizar a los inmorales pero telectuales, igual aclaró que no su iba no iba a dejar de cumplir con su trabajo y  romper con la ilusión de los uruguayos y se iba a bancar el dolor desde Chile. Si lo dijo, será porque el inmoral pero telectual uruguayo está presionando para que el jugador no abandone, porque primero la patria de celeste, primero el gol, después el dolor.
Ojo, alguno hasta llegó a decir que el jugador mostraba una gran valentía al quedarse y jugar y no acompañar a su familia. Otros, llegaron a felicitarlo. Algunos, plantearon que eso es lo que tiene que hacer un buen uruguayo. Porque somos así, porque ante la adversidad, primero el fútbol. Después el fútbol. Más tarde el fútbol.


(*) En esta nota no se cuestiona la decisión del futbolista, tampoco se lo culpabiliza. No se pretende cuestionar al futbolista por dedicarse a esta profesión, sino a aquellos que desde los medios de comunicación son irresponsables al comunicar, ocultando lo verdaderamente importante de este hecho: Educar para que no se mueran más personas en accidentes de tránsito. 

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