Te plancho la túnica y luego te lavás los dientes –lo dijo protestando, la hoy abuela por entonces madre, diez años dos, antes que naciera Ana-. - - Sí, estoy pronta –murmuró sonriendo, escapándose bandida, la hermana más grande, veinte meses dos, antes que naciera Ana-. - - Aquella es la luna más lin… me besaste –sonrió la madre por entonces hija después del beso, miles de segundos millones, antes que naciera Ana-. - - Se enjuagan las manos –imperando en el apartamento, dieciocho escalones mil seiscientos noventa, antes que naciera Ana. - - Tengo que mover mis pies después de aquel compás. Un dos tres, un dos tres –pensó la madre por entonces hija y hermana, tres compases cuatro, antes que naciera Ana. - - Y baila, da un paso hacia adelante y abre los dos brazos. Justo adelante –pensó el hermano, treinta metros tres y madrugada y media cuatro, antes que naciera Ana-. - - Ya estoy lista abuela –aseguró a medio vestir, l