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La ventaja de los ahorcados

Los ahorcados son la decoración del mundo. En los cielos, invisibles, goteando sangre de la punta del pies, los ahorcados se mueven al ritmo del viento.  Desde abajo les miramos los huecos de los ojos, picoteados por aves que se chocan contra ellos en el vuelo crepuscular.  Si Jesús hubiera sido ahorcado, en cada Iglesia habría una cuerda para besar. Porque los ahorcados son distintos a los ahogados, a los degollados. Los ahorcados tienen la ventaja de la altura, mientras los ahogados se hunden y los degollados dejan salir de su garganta un poco de espesa sangre.  Los estrangulados pierden la libertad momentos antes de morir. Pero los ahorcados tienen panorama, miran por encima. Vuelan un poco antes de conocer el punto final de su salto al vacío.  Balal se perdió esa oportunidad cuando la madre de  Abdollah llegó minutos antes de su ejecución pública. Llegó para perdonarlo. Esa noticia fue motivo de debate en todo Irán. "¿Cómo lo va a perdonar?" "Balal mató

Profesores de literatura enseñando a batir huevos

¿Qué evaluamos los profesores de literatura cuando estamos en una mesa de examen?  Por Matías Rótulo A un estudiante de repostería se le enseña a hacer el merengue batiendo los huevos de dos formas: a mano y con batidora. El profesor evalúa cómo queda la mezcla, la textura y el sabor. El estudiante se va contento de la clase, y llama a su madre para contarle del exitoso y dulce preparado.  En la otra clase, el profesor le enseña a hacer la mezcla para una torta. En el horno, la torta no sube y le queda dura. El profesor penaliza al estudiante con una calificación insuficiente. En la clase siguiente, el profesor les enseña a sus estudiantes cómo cortar frutas para realizar distintos preparados dulces. La evaluación es que deben lograr cortes ideales de acuerdo al postre. Pero el estudiante encuentra otro fracaso. Así van pasando las clases, y salvo algún magro éxito remoto, el estudiante se ve condenado a rendir un examen final por no aprobar el año lectivo. El

Cuando llega alguien a iluminar tu casa

Una canción de Spinetta para escuchar en el momento preciso que aparece alguien para iluminar la casa. Lo dantesco de la esperanza se traduce en un imperativo "serás feliz". En Apuntes Spinetteanos analizamos "vas a iluminar la casa".  Texto Matías Rótulo Ilustración:  Gabi Rubi  En abril de 2015 nació mi hijo y una de esas noches de exploración musical con un niño de pocos meses que ya estaba acostumbrado a dormirse con música como la de Spinetta, apareció "Vas a iluminar la casa" en el ambiente sonoro. Entonces pensé en esas llegadas cruciales: un niño, o la persona amada o la amistad naciente.  No sé si llegan todos los días esas personas a nuestras vidas, pero llegan. Llega alguien a iluminar nuestra casa. Esa casa es el espacio que habitamos, no solamente el hogar, también el cuerpo o el espíritu.  Vas a iluminar la casa, del disco Bajo Belgrano (Spinetta Jade, 1983)  no es una canción de amor, es una canción cuyo tema e

Madres, padres, soldados e inocentes

El soldado miró a su víctima a los ojos, aunque la víctima, sin saber que lo iba a ser dentro de poco, los mantenía tranquilamente cerrados. Una mujer lloraba, allá en el rincón, apuntada con un hacha por el otro soldado. El esposo de la mujer seguía rogándole a otro soldado, afuera de la choza, que no cumpliera con la orden del rey. El soldado, uno de los más fieles al rey lo miró sin odio, pero fijamente. "Os voy a dejar entrar", le prometió, aunque no lo hizo. En el fondo de su alma, el soldado disfrutó del dolor del otro, de sus esperanzas, de su mentira. De la esperanza, ya no de la salvación, pero sí del estar de cuerpo presente, cuando el cuerpo sangre. El padre supo de la mentira, supo que el hijo del vientre de su esposa, la carne de su carne, era un inocente. Miró al cielo y pensó "eternamente seremos culpables". Afuera de la choza, otros gritos y murmullos se repetían. Entraba a aquella, la casita donde estaban los dos soldados, la madre y

Voto cantado

Hoy son las elecciones. Como buen empleado público debo cumplir con mi deber de asistir en una de las mesas de votación.  Para la estudiante de politología, que nos estudia. Me asignaron el circuito 46 de la Escuela 120 “ Manuel Belgrano” . Una pequeña escuela de dos pisos que está cerca del límite entre Parque Batlle y Buceo, más en este último que en el primero. Para evitar líos de nomenclatura y pertenencia se optó por decir que la Escuela 120 está en el barrio Belgrano. Pensar que en Buenos Aires, Belgrano es toda una gran localidad, un barrio enorme del cual hablan en la tele y acá, en Montevideo, son unas poquitas cuadras entre un gran barrio y otro. Creo que mis compañeros de mesa no tienen mucha voluntad de estar acá. La gorda que trajo los bizcochos dormita entre votante y votante. El presidente de mesa me mira con algo de recelo. Creo que es profesor. Tiene barba de profesor, cara de profesor, voz de profesor, manos de profesor. La gorda me mira y se sonr