Esa caja boba que nos trata como idiotas
Por Matías Rótulo (publicado el 16/04/09 en Voces)
Que orgullosos nos pone ver a los uruguayos llevar su talento por el mundo. También está Natalia Oreiro, que llevó algo pero no sé qué. Eunice tuvo el talento de elegir un esposo que luego se iría con Susana y eso la llevó al éxito. ¡Qué orgullosos estamos! Mario Uberti veía de refilón a Esteban Batista sentadito en el banco de suplentes en un partido de la NBA y gritaba en la transmisión como un loco “ahí está, ahí está”. Ni hablar cuando los medios extranjeros levantan las piñas en la Cámara o en el Estadio y los informativos lo muestran como un logro digno de un “maracanazo”. Ahora, de eso a decir que todo un país “late” por Maite... Ella es una chica que participó en “O.T.” Una versión a lo “Gran Hermano” donde Canal 4 rellena buena parte de su programación ofreciendo no sólo el producto original, sino también una inmensa gama de programas que hablan de él. Mencionemos por ejemplo “Buen Día Uruguay”. El chusmerío barrial en el cual se ha convertido desde hace algunos años, habla casi únicamente de la vida de estos quince muchachos. No podemos desconocer que su hermano gemelo, en lo que al chusmerío barrial hablamos (pero con más glamour), es decir “Bien Despiertos”, también explotó la vez que Eunice participó en “Bailando por un Sueño”. Si fuera poco chusmerío el de Buen Día Uruguay, ahora tenemos “AM” en Canal 4, una producción de Telefe (bendito seas para que Canal 4 tenga programas para emitir) ¿De qué hablan allí? Por supuesto de O.T.
Sin monos
Se supone que es un concurso de talentos, o un concurso donde se intenta descubrir a los nuevos artistas. A cambio, O.T. nos deja una manga de llorones, perdón, de cantantes, rodeados de “profesores”: buenos artistas devenidos en maestras jardineras de pendejos mal criados, que encima cantan mal. También se somete a estas personas adultas que eligieron por su propia voluntad estar ahí, a una deformación de su imagen, convenciendo al público que en el arte todo vale. Las peleas, los insultos, las confabulaciones… La televisión, es una macabra buscadora de talentos para programas consagrados de verdadero chusmerío tales como “Intrusos”. Hago la salvedad ya que Buen Día Uruguay, Bien Despiertos y ahora “Buenas y Santas”, se dedican al chusmerío solapado con la excusa de una “revista” de variedades. Y ahí está Maite, que en la primera semana se volvió a Uruguay. Claro que se le dedicó un programa entero en Buen Día Uruguay, en una entrevista donde, por lo menos la chica demostró que no estaba para más que eso. Maite tampoco estuvo tanto tiempo en el programa para que su imagen sea para el público, tal cual un editor procura. Para Canal 4, tuvo más repercusión Maite que Drexler cuando ganó el Oscar. No, perdón. Me olvidé que cuando lo ganó, Artur Martin empezó a gritar al aire como una señorita, a las cuatro de la mañana “¡sí, sí, lo ganó!”. Canal 4, -y volviendo a Maite-, decía en su promoción del programa que la artista (no dudamos de su condición y ojalá que el programa le abra puertas) estaba nominada y que todo un país “latía” con ella. Sí, desde esa noche, cuando fue eliminada, nada fue igual: ahora se escucha llorar a una mujer en el Cementerio Central. No, perdón, es una grabación de una de las cantantes de O.T. cantando una canción de Shakira. Maite perdió y dejó escapar en sus manos la victoria preciada. Perdió el Uruguay toda esperanza. Esperanza que ahora depositamos en que llegue la fiebre amarilla para ser noticia en el mundo. Pero somos tan desgraciados que ni monos tenemos para que se transmita. Claro que nos queda un concursante en O.T. Se llama Martín: un cantante que es fácil de identificar por su voz arrastrada desde los dientes que parece cuando habla y canta que no puede abrir demasiado su mandíbula, y también por su baja estatura. Él es un típico uruguayo metido en un programa de televisión haciéndose notar. Si canta bien o mal no importa, pues la televisión nos muestra un pibe divertido que deja la sensación de ser un tipo que no sabe más que andar revoloteando por toda la academia, trayendo y llevando chismes. Obvio que de música y del talento de los participantes no hablamos, y es lo que menos parece importar en el programa, y en los programas que hablan de O.T. Igual, mejor dejemos el arte de lado, no sea cosa que a la chusma se le ocurra mencionarlo.
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Matías Rótulo.