Por Matías Rótulo (publicado el 20/12/2012 en Semanario Voces)
Todos los fines de semana en
los bailes y boliches nocturnos suceden hechos de violencia, abusos,
discriminación por parte de propietarios, funcionarios y clientes. Se reciben
decenas de denuncias por casos de violencia en la policía, y por problemas de
convivencia entre los boliches y los vecinos. El caso de una joven militante
social, afro descendiente ella, atacada por una barra de mujeres el fin de
semana generó un fuerte impacto social y mediático, pero poco se sabe de otros
casos que suceden de igual forma cada fin de semana.
Hay peleas callejeras o dentro de
los boliches. No son infrecuentes las agresiones por parte de guardias de
seguridad y a esto se suma que hay patotas que se identifican con un boliche y
se enfrentan con los de otros boliches. Hay fiesta el fin de semana y por cada
fin de semana queda uno de cada tres jóvenes adolescentes con coma etílico, y
otro tanto con lesiones a causa de alguna pelea o agresión. También hay vecinos
que amenazan de muerte a dueños de boliches por los ruidos y dueños de boliches
que no respetan las normas que protegen a los vecinos. La Policía dice que casi
no tiene marco de acción y se le reclama a la Intendencia más control.
Las noches de “fiesta”, en
Montevideo son el preludio de una catástrofe. Entre las risas, la música y el
alcohol, algunos “clientes” se la rebuscan para atender su negocio: venta de
drogas, ajustes de cuentas y demás. Hablar del tema con los actores involucrados
(guardias de seguridad y dueños de boliches) es fácil, pero es muy difícil que
se identifiquen, aunque todos confirman las versiones que se conocen ni bien
ocurre algo desgraciado. Pues la idea de “mafia” nocturna no es exclusiva de
películas históricas estadounidenses y convive con nosotros ni bien comienza a
girar la bola de espejos.
Las situaciones de violencia se
conocen una vez ocurrido un hecho como
el del fin de semana pasado, o en 2005 cuando una pelea multitudinaria dentro
de un baile de la zona de la Unión se llevó la vida de Fernando Costas de 23
años. Esa noche, la pelea (según informó en 2005 La República), fue por
un problema de gustos musicales, pero en el fondo se venía gestando desde mucho
antes entre grupos de personas enfrentadas. Esa noche de 2005 hubo un ajuste de
cuentas según informaron fuentes policiales en aquel momento y la indiferencia
de algunos presentes determinó que una persona muriera al no ser asistida, tras
como fue denunciado a la Justicia.
Violencia presente
La violencia en la noche,
particularmente en la movida montevideana, no es generada por un grupo social
determinado, ni dirigido a un grupo social específico. Varios tipos de
discriminación, violencia simbólica, violencia física, daños al Medio Ambiente
y la convivencia son algunas de las formas de violencia que no generan marchas
ni manifestaciones públicas.
Según supo Voces, se llegó
a plantear la preocupación por parte de choferes de ómnibus capitalino o sub
urbano por los hechos de violencia que comienzan en “las previas” a los bailes
cuando las personas se dirigen a los centros nocturnos. En octubre, la Policía
de Montevideo tuvo que intervenir ante una pelea arriba del ómnibus de José.
Todos iban a un baile de la zona de Pocitos.
Es allí, en las previas, donde
los comercios cercanos a los boliches -según datos proporcionados por el INAU-
venden bebidas alcohólicas tanto a menores como a mayores de edad. En todo el país, las autoridades del INAU
(Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay) registran varios hechos de
violencia que incluye como marco, la venta de bebidas alcohólicas a menos de 18
años, algo que está expresamente prohibido por ley.
José, un chofer experimentado de
una empresa privada de transporte colectivo
contó que “se suben de noche para ir al baile, y ya suben borrachos. Si
vomitaran sería lo de menos, pero se pelean entre ellos, saltan, prefiero
llevar a una barra brava de fútbol que a los de los bailes nocturnos”. La
comparación de José es identificable con una de las preocupaciones sociales
actuales: la violencia en el deporte que el fin de semana se llevó otra vida,
la de una mujer de 28 años, pero que además dejó varios heridos. Sin embargo, a
nivel legislativo si bien se planteó una comisión especial para atender la
violencia en el deporte, no existe un ámbito de trabajo expreso sobre la
violencia social, a pesar del reclamo de varias instituciones públicas y
sociales al respecto.
Este año por lo menos cuatro
hechos de violencia en centros bailables generaron atención mediática. Ayer
mismo se conoció la noticia de que las cinco personas identificadas en Salto
como los agresores de tres jóvenes de Montevideo que habían ido a un baile de
aquel departamento quedaron en libertad por un error administrativo de la
Justicia salteña.
Uno de los jóvenes agredidos tuvo
serias consecuencias físicas a causa del ataque con cadenas de moto por el
simple hecho de ser montevideano.
Violencia y más violencia
Así como la violencia surge
dentro de los boliches y muchas veces es controlada o generada por los guardias
de seguridad, la policía se encuentra inactiva frente a estas y otras
situaciones que implican distintos tipos de violencia.
Fernando Rodríguez, defensor del
vecino de Montevideo explicó a Voces que la violencia no se vive solo
dentro de los boliches. Hay otro tipo de violencia “contra el Medio Ambiente,
contaminación sonora y demás”. La Intendencia de Montevideo viene estudiando la
contaminación sonora, y la Junta Departamental tiene en carpeta varias
propuestas para regular la ubicación de los boliches. Expresó que “la policía
debería actuar pero muchas veces dicen que no actúan siendo que hay un marco
legal que regula el tema de los ruidos molestos”.
Según Rodríguez, “antes de
instalarse un boliche debería revisarse si tiene las condiciones necesarias
para que no moleste a los vecinos” dijo Rodríguez que aseguró que se reciben
varias denuncias por daños a la propiedad privada, contaminación acústica,
ambiental, y demás”.
En algunos casos, la falta de
previsión por parte de los propietarios de los centros bailables determinó que
“muchos vecinos se enfrentaran a ellos, inclusive con armas de fuego, ya que
tras mucho pedir que se bajar el volumen
y no hacerse caso a las normas vigentes, generó este tipo de problemas”.
Sin acción
Por noche de fin de semana, en el
centro de Montevideo, la policía realiza entre veinte y veinticinco
intervenciones por disturbios fuera y dentro de boliches. “Vamos por
disturbios, llevamos gente pero nadie hace la denuncia, los dejamos libres”
explicó uno de los policías consultados y que trabaja en la zona céntrica.
Algunos códigos internos
determinan que “si una persona es agredida por otra no la denuncie porque la
semana próxima se ven en el baile, y
arreglan las cosas a su modo” indicó el funcionario policial.
Según supo Voces, la
violencia llega extremos de formarse grupos o barras entre personas que
concurren a un baile de la zona de Arroyo Seco que se enfrentan con personas de
otros bailes céntricos. La causa “es que unos son chetos y los otros son
planchas” explicó a Voces un guardia de seguridad privado que trabaja en
uno de los centros nocturnos.
De la misma forma, el año pasado
un joven fue herido de muerte en los alrededores del Montevideo Shopping tras
un disturbio entre barras. Según el Defensor del Vecino “esa zona se ha vuelto
muy complicada y violenta”. De acuerdo a datos proporcionados por el INAU, allí
se realizan controles constantes por la venta ilegal de alcohol a menores.
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Matías Rótulo.