Por Matías Rótulo La mayoría de las gotas de transpiración tienen el mismo sabor. Beso, trabajo seca, al sol, hiriente, me parto los labios al intentar que la lengua me bese, me contamino de líquido, me alimento, te beso. Mi cuerpo, el cuerpo que me contiene está preso, pero yo estoy libre flotando en el cuerpo encerrado. Soy libre cuando sonrío, libre cuando mastico, libre cuando me hacen hacer silencio. La arena huele a mar, aunque. La pared está agujereada, como intentando abrirse en dos para conseguir la libertad que si fuera por mí, consistiría en oler flores, agua podrida, el pasto mojado por las mañanas: esa es la libertad que yo añoro: sentir tu perfume, las flores del velorio que he descubierto, las descubro cuando vienen a mí. En primavera se conmueven con el sol las violetas. Tenía los ojos que yo quisiera tener. Ese color celeste que en el centro dibuja un círculo negro: bien negro. Las pestañas eran largas, armadas como si fuera una luminaria, una ara