Como la consigna actual es tener éxito, quiero que me trague un cocodrilo. Así ocurrió aquel 13 de enero de 1865 cuando a las doce y media en punto, Iván Matvieyich, “sintió la comezón súbita de ver el cocodrilo que exhibían…”. Por Matías Rótulo El cuento “El Cocodrilo” del ruso Fiodor Dostoievski (1821-1881), a pesar de la distancia histórica y geográfica plantea el debate sobre el individualismo, el capitalismo, la sociedad del entretenimiento y hoy agregaríamos el por entonces desconocido posmodernismo (o por lo menos sirve como aporte al estudio de estos fenómenos o modelos vigentes en la actualidad). El capitalista, es decir el dueño del cocodrilo, no quiere que maten al animal para que se salve un hombre que fue literalmente tragado por la bestia. El hombre, desde adentro del cocodrilo insiste que si el espectáculo de ver a un cocodrilo con un hombre adentro (el hombre no se ve desde afuera), genera ganancias, no debe desperdiciarse dichas ganancias salvándolo de
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