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La selección uruguaya es un cuento

Los amantes del fútbol, tal vez sin saberlo, sienten la misma emoción que el lector de alguna novela donde el héroe debe atravesar por distintas circunstancias penosas hasta alcanzar su éxito. En muchos casos, los héroes no llegan a concretar su victoria y mueren o abandonan antes su lucha y es allí donde la tragedia se concreta como tal. Por Matías Rótulo No se amargue tanto con la Selección Uruguaya. Sienta la situación actual dede la selección casi afuera de un Mundial como si fuera una ficción donde el héroe está en una situación límite entre la vida y la muerte y a último momento logra zafarse. ¿Algunos no ven al fútbol como un arte? Piense en las veces que Batman, atado de pies y manos y a punto de ser asesinado por el Pingüino podía salirse de esa situación y terminar victorioso. En la ficción es posible, y en la vida también. Vladímir Propp, teórico de la literatura que vivió entre la Rusia zarista y la URSS (nació en 1895 y murió en 1970) analizó los elementos q

Plantación circular

Esta historia es de una planta que fue arrancada y arrancada  volvió a ser plantada en una nueva historia. Por Matías Rótulo  La raíz que arrancó del fondo de la tierra, desgarrando el corazón de la maceta, arrastró la vida de la planta.   La raíz que arrancó del fondo de la tierra, desgarrando el corazón de la maceta, arrastró la vida de la planta. Los dedos de ella tuvieron las marcas del asesinato por un buen rato. Porque del ojo más próximo al viento noroeste se le plantó una lágrima en la mejilla. Y la lágrima fue secada con el despojo del cuerpo verde al cual todavía le tiritaban las piernitas flacas, peludas, desparejas, amarillas. No tuve más que respirar profundo entre su duelo y el mío. Mientras ella lloraba, yo me hería de un silencio constante, suspirando un rezo por el dolor de los años, el olor de los daños, la consecuencia de los actos, la frutalidad de la bruta. La brutalidad de la fruta. Entonces entró en juego la ternura del abrazo, le pedí perdón y

Murgas injustas, poco ecuánimes y subjetivas

Se acusa a las murgas uruguayas de no criticar al gobierno del Frente Amplio y de darle palo al futuro gobierno. El arte ¿Debería ser ecuánime, objetivo y justo? Por Matías Rótulo "Objetividad" grita para recalcar aquella señora cuando escucha a la murga Queso Magro .  "Ecuanimidad", dice el señor del otro lado, levantando el dedo acusador para señalar después a Agarrate Catalina.   "Sean más justos" reclama a Metele que son pasteles,   otra persona desde más lejos. Mientras tanto, un político se refiere en redes sociales a este tipo de murgas como "totalitarias", haciendo una afirmación totalizadora y condenando como un fiscal justo, ecuánime y objetivo el enojo que su subjetividad le dicta. Es que en este Carnaval, las murgas se vinieron con todo y a ninguna parece gustarle el gobierno que asumirá el 1° de marzo, fecha en la cual ellas, seguramente, seguirán haciendo tablados.  ¿Se imaginan un arte ecuánime, obetivo y jus

Seremos putas asesinas

Putas Asesinas (2001)  puede alterar algunos ánimos deseosos de moralejas en tiempos de crisis. Pero Bolaño se para desde la crisis (moral, económica y social), y nos dice qué odiamos de la realidad.  Por Matías Rótulo Los cuentos de Roberto Bolaño parecen desprendidos de toda sensibilidad, pero en realidad se aferran a la sensibilidad desprendida de esta época. Eso que odiamos es lo que desearíamos no ser para no odiarnos. Los niños son castrados como parte de un ritual ancestral. ¿Quién salva a un niño? Un homosexual. Salva a uno y condena a los otros porque no los salva. No salva a los que estaban con el niño en ese momento en el que lo miró con ternura, pero tampoco salvó a los anteriores y no se queda para salvar a los futuros. Es egoísta porque el “héroe” no es tal. Son niños pequeños, de unos siete años, que serán castrados con permiso de sus padres. La castración va más allá de lo literal. Es lo descarnado de nuestra sensibilidad sobre lo ajeno. Si soy un macho

Que me trague un cocodrilo

Como la consigna actual es tener éxito, quiero que me trague un cocodrilo. Así ocurrió aquel 13 de enero de 1865 cuando a las doce y media en punto, Iván Matvieyich, “sintió la comezón súbita de ver el cocodrilo que exhibían…”. Por Matías Rótulo  El cuento “El Cocodrilo” del ruso Fiodor Dostoievski (1821-1881), a pesar de la distancia histórica y geográfica plantea el debate sobre el individualismo, el capitalismo, la sociedad del entretenimiento y hoy agregaríamos el por entonces desconocido posmodernismo (o por lo menos sirve como aporte al estudio de estos fenómenos o modelos vigentes en la actualidad). El capitalista, es decir el dueño del cocodrilo, no quiere que maten al animal para que se salve un hombre que fue literalmente tragado por la bestia. El hombre, desde adentro del cocodrilo insiste que si el espectáculo de ver a un cocodrilo con un hombre adentro (el hombre no se ve desde afuera), genera ganancias, no debe desperdiciarse dichas ganancias salvándolo de