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Paul y yo

Por Matías Rótulo (publicado el año pasado con motivo de la visita de Paul a Montevideo, publicado en este blog originalmente en 2013) Todos están contando su historia de acercamiento con Paul; la pedicura, la camarera, el cocinero, los niños que se subieron al escenario, los periodistas que lo entrevistaron. A mí me ocurrió algo asombroso. El sábado yo estaba algo cansado. Un poco triste porque no sabía si me iban a dar la acreditación para el show. "Matías, está medio complicado para acreditarte" me comentó la encargada de prensa. Llamé a mi hermana y mencionó que su hija Lucía bailaba al ritmo de Paul. Pensé "a mí de chico me ocurría lo mismo" y me contó que su sueño era que su hija cantara con Paul una canción. Fue así que me quedé pensando y llegó el domingo. Fui a la feria de Tristán Narvaja y como una señal, vi un poster de Paul al lado del libro "Las puertas de la Misericordia" en un puesto de venta de libros. Mi hermana me ha

¡Qué simpáticos los Charrúas! Quiero una foto para subir a Facebook

Las lecturas no pasan solamente por los libros abiertos. Nuestros monumentos hablan de nosotros, de nuestra historia y hasta de los seres queridos (en los cementerios hay obras de arte de gran valor artístico, histórico y económico). En el Prado hay un memorial que también nos cuenta una historia: la de los charrúas. ¿Cómo se lee ese monumento? Por Matías Rótulo (publicado en Voces el 14/03/12) F urest Muñoz, Edmundo Pratti y Enrique Lussich pensaron en una obra artística que reprodujera la esencia misma de la vida de una raza que al decir de Juan Zorrilla de San Martín en su Tabaré años después, parecía imposible en la idea de Dios. Lo imposible estaba en la mixtura de sangre española e indígena de aquel charrúa de la literatura del gran poeta oriental. Ese pensamiento decimonónico persiste en la obra de algunos políticos e historiadores actuales, y de varios uruguayos que miran para un costado. Se prefiere no hablar demasiado de la acción de quienes mataron a los

No discrimino, tengo un amigo gaucho

Por Matías Rótulo (publicado el 26/6/12 en Voces) El canto VII del Martín Fierro cuenta una historia donde “el otro” se enfrenta a “el otro”. El primer “otro” es el gaucho, el segundo “otro” es “El negro”, y hay una tercera “otra”, la mujer de “El Negro”. Fue en un baile de campaña donde ocurrió la pelea. De “decir” se trata la cosa. El gaucho fue desplazado, utilizado para las guerras (1), desplazado nuevamente (en el proceso de civilización) aunque integrado a la sociedad “culta”, canonizado, idealizado (hasta hoy). El gaucho dijo en la poesía gauchesca lo que el ciudadano culto quiso que dijera y cómo él quiso hacerlo decir (2). Lo hicieron decir. Uno de esos casos es “Martín Fierro” de José Hernández. Hernández, quien no gustaba de la música (3) realizó un poema (musicalmente perfecto) sobre un gaucho al cual le dio voz para cantar, una guitarra para acompañar, y una historia para sufrir. Darle voz a alguien, es permitirle hablar, y “permite” quien tiene poder para

Yamandú Orsi: "Faltan mecanismos para que la gente se movilice en un sistema de transporte público"

Por Matías Rótulo y Alfredo García / Fotos Rodrigo López Publicado el jueves 9 de abril de 2014 en Semanario Voces  Conoce a la comuna canaria  como a la palma de su mano, luego de ocupar durante diez años el cargo de secretario general y de ser el  primer suplente del intendente Carámbula. De hablar franco y sencillo, nos contó lo realizado en la década pasada y de sus proyectos para el futuro de Canelones. Viene con toda la energía de la imprescindible renovación generacional en la izquierda. Diez años hace que estás en la Intendencia de Canelones, siendo secretario general. Y primer suplente del intendente, de Carámbula. No necesariamente coinciden los dos cargos. Diez años en Canelones. Si mirás para atrás, ¿qué fue lo más importante que hicieron? Posicionar a la institución Intendencia de Canelones como una institución sólida y creíble. Que no lo era. No. Venía de un déficit… Déficit de todo tipo, también en los servicios, en las obras y en la

Senadora colorada Cecilia Eguiluz: “Si sos vago en la vida privada lo serás en la política”

Nombre y apellido completo María Cecilia Eguiluz Laxague. ¿Cómo se compone tu familia? Mi esposo y mis dos hijas: María Victoria de siete años y Sofía de dos años y medio. Además mi papá, mi mamá y mi hermana. Mi papá tiene noventa años, y en estos momentos estamos muy emocionados porque los llamé para avisarles que asumía en el senado. No puede venir, pero sé que me acompaña. ¿Por qué decidiste dedicarte a la política? Por una vocación social. Desde muy joven me gustó hacer cosas por los otros, involucrarme en comisiones y afiliarme a un montón de principios. Encontré en la política una herramienta para cambiar las cosas. Soy rebelde y para eso debía buscar los mejores espacios para canalizar las cosas que yo quería, porque a veces no estaba de acuerdo con el sistema o con los que decidían por mí. Entré a los 14 años con una militancia poco seria, repartiendo folletos y haciendo carteles, cosas que extraño y lo hago cuando puedo, porque esa es la militanc