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Decisiones adolescentes: la literatura de Cecilia Curbelo

En la dualidad autor-lector, cuando tenemos que determinar qué es la nueva literatura, nos quedamos pensando casi siempre en el autor. Los críticos se manifiestan conmovidos por el nuevo escritor, el joven escritor, el original escritor. Pero casi nunca pensamos en que la nueva literatura también se construye con los nuevos lectores. Por Matías Rótulo (Publicado en Voces 438) S e escuchan discusiones sobre los gustos adolescentes. “¡Qué mal gusto que tienen!” Gritan como jueces algunos, salpicando con consideraciones totalitarias, absolutas y repetitivas el debate sobre qué es el buen gusto, el mal gusto y la belleza. El debate todavía no está cerrado ni por la crítica cultural, ni por la filosofía y mucho menos por los periodistas. Decir que tienen mal gusto es igual a la siguiente afirmación: “se pasan todo el día en Internet” tal como me dijo en tono de crítica un señor de cuarenta años hace pocos días. Internet reveló que este señor ent

Una fiesta de niños

Hay una fiesta de voces endiabladas en el jardín de niños. Uno recoge arcos invisibles de color violeta. Las penas tienen el mismo color de ojos que la maestra. De uno a uno se pasan de mano en mano el reloj que marca de tres a cuatro la hora de la siesta. Se muere el día cuando nace la noche. Yo estaba envejeciendo mientras en silencio ella me susurraba al oído la canción de Pedro. La casa es violeta, con tridimensionales pinturitas de plantas en las paredes horizontales por donde pisamos los sueños. Abajo sale el sol, y arriba vuelan las gotas del mar. Las fotografías son grises. Las caras marrones. Los abuelos en blanco y negro. Los abuelos están muertos. Hay un lecho de piedad donde duermen los gatos mancos que le roban los bigotes a los perros. Hay en el Buceo un acuerdo de brujas. Hay en el Buceo un cementerio de cunas. Yo sé que te he perdido, en la fiesta de voces encendidas en el jardín de niños. La maestra tenía tus mismo ojos lindos. Teñidos de blanco. Tendidos de o

Siete goles, siete muertos

Graffitis y fútbol: clima de guerra en los muros de la ciudad

PAPELES SALVAJES En la madrugada de un fin de semana de diciembre se encontraron cuatro muchachos. Dos eran hinchas de Peñarol y dos eran hinchas de Nacional. Estaban en Bulevar Artigas y Agraciada. Los de Nacional pintaron “Bolso decano” y los de Peñarol fueron atrás, minutos después, y pintaron encima de “decano”, la palabra “puto”. A los de Nacional se les ocurrió dar la vuelta y ahí comenzó la pelea. Por Matías Rótulo (publicado el 7/3/13 en Voces) L os muros de la ciudad son la carta de presentación para el visitante turista (amigo, según lo que propone el gobierno). Se los ve por el Prado y la rambla arriba de un ómnibus de dos pisos, de colores chillones que todavía es una novedad en la gris Montevideo. No se bajan, miran las fachadas de casas y edificios, dan algunas vueltas, los guías de turismo les dicen lo hermoso que es este lugar y los visitantes pagan chucherías que tienen plasmado en algún lugar la palabra “Uruguay”. En el camino ven estos adinerados ami

Fuego en la Escuela 120

E l piano retumbó de golpe y con fúnebre temblor la entrada de la bandera... un paso, otro paso, un paso, otro paso. Se detuvo el mejor estudiante del curso. En lo alto, la tela del sol radiante era el orgullo del niño elegido por tener los ojos en los libros, y ahora, gozando con los ojos al cielo mirando lo elevado del zigzagueante emblema, el pecho se le inflaba de aire frío. Junio nunca había estado tan helado. Silencioso zumbar del viento pampero, colorido movimiento del dulce y suave sentir, nada iguala a su lucir su lucir. El piano afinaba su solemnidad, eran las tres de la tarde, do jamás se pone el sol, se pone el sol.  Cuando las filas de niños vestidos de blanco con moña azul fue planchado por las maestras hasta que quedaron almidonados a su puesto, manoteando por lo bajo al compañero, al amigo, al compinche, un niño descubrió la herida de la mirada, el perfume, la inviolable inocencia, son canciones de victoria, las que entona el tremolar... La mirada pertenecía

De la cárcel al trabajo

Por  Matías Rótulo (Publicado en Voces 435)  Mauricio. Uruguayo, nacido en Salto. Ocho años preso, cuarenta años de edad. Secundaria incompleta. Tres hijos (veinte, doce, y diez años). Antecedentes laborales: changador en una herrería de los doce a los veinte años. Después trabajó en Buenos Aires, en una remisería hasta que cometió una rapiña y se volvió a Uruguay. En el año 2004 tuvo un trabajo en la construcción que duró hasta que comenzó a delinquir. Seis años después, salió de la cárcel, sin trabajo, profesión, experiencia y un legajo que “me preocupa porque tengo que mantener a mi familia”. H istorias así podrían tener otro final. El  Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados (PNEL), dependiente del Ministerio del Interior, es una institución de más de medio siglo de existencia que facilita la capacitación laboral para quienes cumplieron condena o tienen buen comportamiento. Quienes están privados de libertad asumen un compromiso laboral tanto en la cárcel co